Wintour organiza "la respuesta británica a la Met Gala" para demostrar su poder

La celebración de la que ya se conoce en el mundo de la moda como "la respuesta británica a la Met Gala", Vogue World, dio el jueves su pistoletazo de salida rodeada de controversia, algo que nunca viene mal, por cierto, a la hora de visibilizar encuentros, aunque sin duda el hecho de que su alfombra roja haya sido la elegida por Sienna Miller para anunciar su embarazo se ha encargado de dar publicidad a la velada. En ella, Erdem y Simone Rocha han frenado los preparativos de sus desfiles, que se celebrarán en la Semana de la Moda de Londres este fin de semana, para diseñar el vestuario para el espectáculo.

Sin duda, esta ha sido la apertura más sonada de la historia de la London Fashion Week, y la encargada de lograrlo no ha sido otra que Anna Wintour, que ha demostrado con esta iniciativa tener la agenda de contactos más envidiable del mundo... Con permiso de JLo y Beyoncé, claro, aunque es muy posible que ambas formen a su vez parte de este codiciado listado.

Al ser un proyecto en el que la inglesa se ha volcado completamente, ha hecho que los insiders aseguren que esta celebración es una clara muestra de las tiranteces existentes entre la británica y Edward Enninful, el director de la versión inglesa de ‘Vogue’. Pero ¿por qué se dice que la relación entre estos mandamases de la moda es tensa? ¿Por qué dicen que un evento del que se sabía poco es la mejor prueba de que Wintour y Enninful no se encuentran en su mejor momento? Porque en el mundo de las tendencias, a menudo exento de tranquilidad, ya se habla de Enninful como del relevo de Wintour, por lo que siempre se comenta que él es la única amenaza laboral que la reputada periodista tiene en la industria. En junio, Enninful anunció que su nuevo rol en Condé Nast traía asociado una mayor libertad vinculada a los proyectos creativos, algo que hizo a muchos pensar que se trataba de un evidente jaque mate a Anna Wintour. Sin embargo, finalmente se ha aclarado que el nuevo rol de Edward consiste en estar al frente del contenido editorial del grupo, por lo que el cambio de roles no ha resultado tan alarmante como se esperaba.

Juego de tronos y costuras

Alexandra Shulman, la que fuera directora de 'Vogue UK', no ha dudado en publicar un artículo en el que habla de la guerra de poder existente entre Edward y Anna, un texto en el que señala que, pese a su influencia y poder internacional, él siempre juega en una liga inferior. Auch.

El evento, que tuvo lugar en Londres, es tan importante que incluso Anna Wintour le pidió a Michael Kors que su desfile fuera agendado el lunes, en lugar del jueves, para no coincidir con su celebración y asegurarse así de que modelos como Irina Shayk y Ashley Graham pudieran participar en el desfile que había orquestado dentro de este misterioso encuentro. El final ha sido todo un homenaje a los 90 y una forma en la que presumir de contactos por parte de Wintour, pues el cierre lo han protagonizado Cindy Crawford, Linda Evangelista, Naomi Campbell y Christy Turlington.

En el vídeo promocional de la respuesta inglesa a la Met Gala aparecían figuras de la talla de Victoria Beckham, Sadiq Khan y Naomi Campbell, un plantel que nos hacía augurar una noche mágica. Por más que se intentó hablar de este encuentro como de un show organizado por Anna y por Edward, un tándem creativo que podría ser un huracán de poder y maestría fashionista, muchos aseguran que en realidad es “el bebé de Wintour”. “Es un golpe sobre la mesa y un corte de mangas a los que aseguraban que su poder en la industria ya no existe. Es la forma de demostrar su fuerza”, ha dicho a ‘The Guardian’ una figura del antiguo equipo de Wintour que ha preferido permanecer en el anonimato.

“Los insiders dicen que las tensiones están en su punto más alto. En lugar de ceder el poder, el control de Wintour se está fortaleciendo, con su equipo estadounidense trabajando en estrecha colaboración con el equipo con sede en Londres y programando llamadas de Zoom a todas horas del día y de la noche”, dicen. Aunque el secretismo rodeó en todo momento al encuentro, este se perfila como una nueva fórmula mediante la cual la británica quiere seguir llevando las riendas de la moda y del poder.

Hablamos de un espectáculo artístico filantrópico con el que recaudar fondos para la escena arty londinense, que está en apuros, que contó con un desfile celebrado en el Theatre Royal Drury Lane de Londres y en el que, por supuesto, hubo una poderosa alfombra roja en la que, como dijimos al comenzar, Sienna Miller ha anunciado su embarazo al lucir un dos piezas de Schiaparelli en el que su estado queda al descubierto. Tampoco han faltado las princesas Eugenia y Beatriz de York (unas invitaciones idóneas para atraer a aquellos medios que prefieren a personajes royal que a fashionistas a la hora de dar titulares) e iconos de las tendencias de la talla de Alexa Chung y Victoria Beckham, las royals de la moda. Las actuaciones en vivo fueron supervisadas por Stephen Daldry. Como indica ‘The Guardian’, a diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los desfiles, se han vendido entradas y ha estado abierto al público, destinando las ganancias a organizaciones de artes escénicas de la capital, incluido el Teatro Nacional, la Royal Opera House y la compañía de danza Rambert.

El encuentro no ha hecho más que subrayar las diferencias entre Wintour y Edward Enninful, que, según se comenta, tiene una mentalidad demasiado nicho para ella. Intentar abrazar la diversidad en la moda no es fácil cuando hay tanto dinero en juego y, sobre todo, cuando las luchas de titanes siguen en pie. Lo que queda claro es que los grandes de la moda siguen apoyando a Anna Wintour, quizás por miedo o tal vez por respeto. O quién sabe: puede ser que por ambas razones. Sin duda, la fuerza de la británica sigue inquebrantable, aunque llevemos años especulando acerca del final de su carrera, y al final este encuentro no es más que la forma de la británica de mantenernos calladitos, porque, le pique a quien le pique, hay Wintour para rato. Wintour is coming.