La sencillez convertida en artesanía, protagonista de la nueva colección de The Row

En 17 años, las hermanas Olsen con The Row han logrado lo que otras marcas en décadas de recorrido. A diferencia de las firmas capitaneadas por famosas que tienen como costumbre explotar al máximo el nombre de la celebridad y luchan por ser diferentes al resto apostando por diseños llamativos, las Olsen han hecho justo lo contrario, quedarse relegadas a un segundo plano y que sean sus colecciones sobrias y minimalistas las grandes protagonistas.

Sus prendas son sencillas y construyen un buen fondo de armario, de precios altamente prohibitivos y las más perseguidas por las superestrellas. Desde Jennifer Lawrence a Charlène de Mónaco, pasando por Taylor Swift, todas adoran The Row. Premisas que han convertido en sus señas de identidad y en los avales para capitanear la corriente del lujo silencioso. Ahora han vuelto a París para, consolidadas como marca de peso, exhibir su nueva colección para la primavera-verano 2024.

A puerta cerrada y sin una retransmisión en streaming, un modus aislado que se escapa de lo que hacen la mayoría de las firmas en cartel en la semana de la moda, las hermanas, empresarias y diseñadoras, han vuelto a demostrar por qué su marca es la favorita por las amantes del minimalismo y el estilo depurado.

Repiten ubicación: un coqueto apartamento en la Rue Des Capucines que, aunque de dimensiones reducidas para acoger a todos los asistentes, vuelve a ser el lugar elegido por la firma a la que no le ha quedado más remedio que sumar unas cuantas filas más al front row. ¿Entre las celebs? Kaia Gerber, con un traje de chaqueta gris, y Kendall Jenner, con un total look de la firma. La primera modelo en recorrer el pasillo que conecta las habitaciones de la casa parisina lo hizo enfundada en un look fiel a su ADN con una gabardina de silueta relajada, camiseta básica blanca, falda midi en línea A, un gran bolso de mano y unos zapatos planos en naranja vibrante.

Un color que también ha ganado protagonismo en otros accesorios como toallas reconvertidas en bufandas estampadas. Hablemos de los complementos, las piezas que, al margen de la pureza de las prendas, más han llamado la atención. Bailarinas de rejilla, cangrejeras plastificadas, mules de andar por casa, sombreros campana, bolsos XL en amarillo pastel y brazaletes gruesos de acabado dorado.

Calificada por algunos de los críticos allí congregados como "la colección más limpia cuya simplicidad es bastante compleja", las modelos no han dejado de mostrar cómo los básicos de fondo de armario siempre perdurarán en nuestras vidas y, de rebote, justificar por qué invertir en ellos es una brillante idea. La de Ashley y Mary-Kate, como directoras creativas de The Row, es una propuesta 100% comercial para vestir a la mujer en el día a día. No hay más secretos. Bueno, sí, tres: una confección impecable, un patronaje meticuloso y unos tejidos de alta calidad, las armas que llevan repitiendo temporada tras temporada desde el nacimiento de la marca en 2006.

La pareja de diseñadoras ha logrado destilar su visión creativa en una colección que irradia una sensación de pureza en cada detalle. Las prendas y accesorios expuestos son un testimonio de su compromiso inquebrantable con el minimalismo y la precisión. Cada pieza parece haber sido elaborada meticulosamente con una atención casi obsesiva al detalle, lo que da como resultado una combinación perfecta de forma y función.

Las prendas carecen de adornos innecesarios y, en cambio, confían en la calidad de los materiales y la confección impecable para crear su impacto. Esta austeridad en el diseño exige un nivel de perfección que solo puede lograrse mediante un profundo conocimiento de la artesanía y un agudo sentido de la estética. La elección de los tejidos, la precisión de los cortes y los sutiles matices de color (rojo, naranja y amarillo pálido), así como las texturas, contribuyen a la naturaleza multifacética de estas piezas.