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Juan Duyos: "El prêt-à-porter me costó la vesícula"
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Juan Duyos: "El prêt-à-porter me costó la vesícula"

El creador madrileño, que apuesta por la costura a medida, está preparando una colección en la que la artesanía tiene un papel fundamental, pero nos habla de mucho más

Foto: Duyos. (Cortesía)
Duyos. (Cortesía)

Juan Duyos (1970) se acaba de cambiar con su equipo de atelier hace tan solo unas semanas a la calle Cervantes, y dice que los cambios siempre le sientan bien, que le ayudan a no estancarse. Mientras nos cede el sofá cómodo de la sala, y se sienta en un taburete duro, este artista de la aguja se abre en canal días previos a su vuelta a la pasarela de la Mercedes-Benz Fashion Week de Madrid, que abandonó hace unos años.

Capítulo nuevo. Espacio nuevo. Barrio nuevo. Cambio de tus rutinas. Y vuelta a la pasarela...

A ver, vuelvo a los desfiles, pero no he dejado de presentar colecciones en formatos diferentes. Probamos un museo, también una fiesta en un hotel, siempre he intentado que las colecciones se presenten de una manera personal y diferente, pero lo que he aprendido a lo largo de estos años es que el formato desfile es ganador. Sigue siendo único y sigue siendo imbatible. Todos los desfiles que vemos del planeta. Nos hay un formato mejor. Es mágico. La adrenalina. Es porque es instantáneo, porque es muy caro, porque solo lo ve la gente que está allí, porque no se vuelve a repetir. Es una experiencia exclusiva, el 'tú sí, tú no' a la gente le pone muchísimo. En seis minutos sucede tanto. Esta es una vuelta pensada, madurada, masticada y con alegría. Porque estoy como con esa sensación de nervio, esa magia...

Foto: Modelo con vestido de satén sobre pantalón en el desfile de Inuñez. (EFE)

Lo que decías de la exclusividad es el objetivo que tenéis todos los diseñadores ahora. El público que compra moda con M mayúscula quiere experiencias únicas o ¿es un mito?

Hay de todo. Las mías ahora mismo lo que están buscando es esa pieza que puedes esperar a tenerla el tiempo que haga falta. Yo siempre digo que es como ir a un restaurante de muchas estrellas. Te dan cita para el 18 de marzo y tú esperas, te concentras y dices: "Ese día lo voy a disfrutar y lo voy a saborear". Y no, no todos los restaurantes son así, pero hay ciertos restaurantes que sí que tienes esa emoción de la espera. En mi caso pasa lo mismo. O sea, la costura y la medida es el tiempo que te dedican a ti y la ilusión por hacerte algo único, personalizado; crear y vivir esa experiencia no tiene precio. Ahora mismo estamos muy en eso.

¿Quiénes son tus clientas?

Las mujeres Duyos. Tengo clientas desde hace 20 años. Empezamos con el prêt-à-porter vendiendo en tiendas multimarca. Ni pagaban, ni vendían, ni compraban nada y desapareció del planeta el formato. Entraron las grandes superficies y nos reinventamos. Pues como los periodistas, como los de aviación y como los de todos los sectores. Entonces pensé: "¿Yo qué sé hacer bien?, ¿qué me gusta a mí?, ¿con qué me siento yo cómodo?". Y es cosiendo costura.

Es como poner un objetivo de tu vida que de verdad sientas que es como tal, que no es mentira, porque yo con lo otro yo me sentía fatal... Me quitaron hasta la vesícula. Vendía 7.000 prendas por temporada, una tienda en cada provincia, o dos o tres, venga precio y así venga, que hay que bajar el precio que cuesta un tejido. Y yo sentía que estaba haciendo moda..., pero es otra manera de hacer moda.

¿Quiénes te han seguido fielmente desde el inicio?

Blanca Zurita, Vanesa..., o sea, la gente que yo elegí al principio. Hasta Nacho el de contabilidad, que me trata como a Amancio Ortega, es un fenómeno, siempre me aconseja bien y lo controla todo perfecto.

placeholder El diseñador Juan Duyos posa durante la presentación de 'Fiesta'. (EFE/Eduardo Oyana)
El diseñador Juan Duyos posa durante la presentación de 'Fiesta'. (EFE/Eduardo Oyana)

¿Estás disfrutando?

Claro, la diferencia es enorme. Porque además nosotros somos un formato híbrido raro y en España somos creativos metidos a empresarios. Es una cosa loquísima que yo cada vez que lo pienso...

No tienes formación de economista, ni empresario, estudiaste Bellas Artes, ¿no?

¿Qué hacía yo enfrentándome a un tío o un empresario? Ni quiero, ni me interesa. La moda de autor al final fuera sucede de otra manera. No es una queja ni es una comparativa. Es que fuera cuando ven talento apuestan por el talento. Están apostando por ese talento que aquí es lo que falta. Los empresarios y la industria deberían apostar por el talento. Yo veo los chavales que salen con un talentazo enorme, pero es que te meten en el ruedo como si nada, pues ahora tú crea tú tu empresa. Talento hay como hay en todos lados, como en París, hay que saber lo que somos y dónde hemos nacido y que nuestro sistema funciona así. O sea, lo malo es estar comparándote constantemente. Tenemos que hacer que suceda de otra forma.

Hay que ser y hay que ser legal, consciente y ya está. Y además yo no conozco a ningún colega mío que no viva de esto, eso es un lujo. Yo hablo con Ana Locking, con Juan Oliva, con un montón de gente, con Jorge, y todos somos unos currantes y unos supervivientes porque nadie nos ha empujado. Pero nada.

Ese empuje del que hablas es el que te hace volver a la pasarela, ¿qué vamos a ver en ella esta temporada?

Pues esta vez es un viaje loco. O sea, porque yo estoy obsesionado con la artesanía, como muchos de mis colegas, pero no quería que fuese algo sin sentido. Venga, vamos a rescatar los oficios artesanos españoles y bla, bla, bla. Así que me propuse rebuscar en Canarias, primero hice una labor de investigación de lo que pasaba allí. Nos fuimos todo el equipo al Hierro y flipé, porque lo que he aprendido es que siempre hay alguien que defiende lo autóctono y lo transforma, y además de una manera preciosa. Entonces fui seleccionando a uno de cada isla, les conté la historia a los de allí y fueron naciendo las oportunidades. En la isla de La Gomera, la piel del Hierro, las ovejas autóctonas, la lana... Y entonces nos hemos encontrado en Lanzarote unas rosetas, que son un trabajo manual que hacen milenario. Y lo que nos fuimos encontrando fue con gente muy joven. Eso fue muy curioso, que habían rescatado sus oficios, pero ya no es por obligación. Ya no es aquello de tengo que hacer la rosita por la noche, porque no puedo. Ellos se lo creen, se creen la historia. Además les apoyan en los cabildos, es otra fórmula. Nada del artesano que tienes en tu imaginario.

Es muy interesante porque realmente todos los diseñadores de moda habláis de la pérdida de los oficios...

Lo que yo estoy viendo es que son artistas en busca de un modo de vida que les llene a nivel personal, no van a hacerse ricos, van a conservar una tradición milenaria. Por disfrute, que es algo superior. Ha sido como una cura de humildad al diseñador allí, y me decían: "Pero entonces esto que yo voy a hacer, ¿lo vas a firmar tú?". Y era como "bueno, sí, pero". Evidentemente un trabajo que tú haces para mi marca... Pero me hizo pensar muchas cosas bonitas.

Formarán parte del vídeo de la presentación de la colección con lo que han hecho, con su nombre, con sus apellidos y con su historia. Porque la mujer que esquila lanas... O sea, mira las túnicas que me ha hecho, o sea, planchando los pelos... Son auténticos artistas. Yo les preguntaba: "¿Cuántas podríais hacer?". Y me contestaba: "Mi niño, yo tardo dos meses, es que mi finalidad no es hacer muchas". Porque es gente de calidad.

Foto: El diseñador Juan Duyos durante la inauguración de una exposición sobre costura femenina (EFE)

Así que además de su arte te has llevado una lección vital...

Mi finalidad, ahora mismo, aquí y desde hace tiempo, yo creo que desde joven, también es disfrutar. Llegar al despacho paseando con mi perro, nunca me voy a hacer rico, pero voy a vivir la vida que quiero y que he elegido para mí.. Y tengo mis problemas y tengo mis momentos malos, pero no hay nada mejor que elegir, que poder decidir.

Y me decía es que es loco porque es loco. Además del tema isleño, tiene una línea, eh.

¿Qué quieren tus clientas cuando vienen aquí? ¿La ropa del desfile?

Nuestro burro de ventas es la bajada del desfile. O sea, si la chaqueta tiene una hombrera así, se adapta. Lo adaptamos todo al cuerpo de las clientas para hacerlo a medida. Hasta que no te quede a ti increíble, no te vas a ir de aquí. Y eso es muy guay. Y luego, cuando me dicen que mi trabajo es su ilusión, "es que yo vengo aquí ilusionada", y se van con subidón guapas porque todo les gusta... Y vuelvo a la cocina.

¿Qué has aprendido en las cocinas de los diseñadores con los que has trabajado, por ejemplo, Manuel Piña?

Lo que aprendí de Manuel es lo que me gusta de la moda. Yo era un chaval de 20 años al que todo le venía enorme. Hasta él. Él entraba y yo pensaba: "Ay, madre mía, es Manuel Piña". Todo el mundo pasaba por Manuel: Rossy de Palma... Yo me pasaba el día absorbiendo cosas. Y luego yo ya empecé con mi marca propia, pero siempre recuerdo lo que él disfrutaba en cada sitio, en las fábricas de punto, en todos los proveedores. Luego empecé con Cecilia Paniagua, que estaba con Sybilla, y éramos unos chavales que quedábamos en el Retiro. Entonces quedamos y organizamos una maleta de moda y la llevamos a Cuca Solana. Nos dijo que sí podíamos desfilar, con tan buena suerte que a Manuel y Sybilla les pareció bien. Fueron muy generosos.

Aquella época era muy loca porque nosotros éramos unos chavales que salíamos por la noche y lo que queríamos era divertirnos, divertirnos en los desfiles, que fue lo que hicimos durante dos o tres años. Y luego ya me embarqué solo. Y me dieron el premio L'Oréal, ese primer premio, no me lo creía al lado de Loewe o Vitorio & Lucchino. Aquella época fue muy bonita, ya empecé yo a darme cuenta de que necesitaba estructura, sujetarme de otras cosas, de un despacho de comunicación. Dije "hay que vender" y de ahí a la vorágine; esa época me costó la vesícula. Al final te das cuenta de lo que ha significado todo este tiempo. Mi madre siempre me dice: "Vas a tener tantas cosas que contar".

placeholder La exposición del diseñador Juan Duyos.  (EFE/Sergio Pérez)
La exposición del diseñador Juan Duyos. (EFE/Sergio Pérez)

¿Y con qué te quedas?

Con lo bueno y con lo malo. Desde haber vestido a Letizia a empezar a hacer costura. O esa actriz que me la jugó cuando en unos premios me hizo repetir el vestido en otro color, pocos días antes de recoger un premio y cuando la vi en la alfombra roja no lo llevaba. Me dijo: "Te elijo a ti. Lo quiero. Lo quiero", con el desfile a las puertas...

¿Y la vestiste de nuevo?

Sí, la he vuelto a vestir. Coincidimos mucho.

Eres buena persona, ¿qué te gusta de los nuevos tiempos y qué detestas?

Pues mira, de los nuevos tiempos me gusta mucho la fluidez que hay en la comunicación. Vosotros habéis tenido también que cambiar el lenguaje y la forma de enseñar las cosas. Y por otro lado, me parece que todo eso es horrible. O sea, tengo una división mental, porque tampoco hay necesidad de saberlo todo tan rápido y creo que no empapa nada. Me cuesta. Entonces eso es lo que más me choca. A mí no me frustra porque lo veo como un espectador y pienso luego que será otra sociedad. Pero a mí ahora mismo me choca porque yo soy de buena conversación o de disfrutar en profundidad de las cosas. Y también luego soy una superficial.

Y en esta nueva sociedad que viene con la inteligencia artificial, ¿cómo crees que te va a afectar en lo profesional?

Esta historia estará y funcionará, y nosotros estaremos y funcionaremos de otra manera. Eso será masivo, supongo. Incluso lo utilizaremos para divertirnos. Y ojalá no sea un peligro, pero yo creo que esto va a ir en paralelo. Nosotros no vamos a desaparecer, aprenderemos a convivir.

He leído que en una entrevista dijiste que siempre tienes una mirada en el pasado y un pie en el futuro...

Me gusta todo lo de antes, pero lo quiero llevar al futuro. Tengo una mirada muy nostálgica, pero en plan bonito. Me gustan mucho los musicales. Las estrellas que ya no hay. A ver, esa es una Davis, una Ava Gardner. Eso no existe. Quedan pocas. Muy pocas. Y eso todavía a mí me sigue fascinando. Como niño que te llevaban al cine tus abuelos, las películas de Fred Astaire... Pero no me intento quedar ahí. Vale, pero entonces eso es de viejuno. Y me gusta la actualidad, saber lo que pasa y estoy megapendiente de todo, de lo que sea.

¿Qué te sigue inspirando?

Pues a mí me impresiona el color muchas veces, el color, los cuadros de Rothko. Luego también las naturalezas muertas, las flores, los bodegones, esos clarooscuros siempre. Eso como que me deja a mí anonadado. Es muy loco.

Como tu colección.

Juan Duyos (1970) se acaba de cambiar con su equipo de atelier hace tan solo unas semanas a la calle Cervantes, y dice que los cambios siempre le sientan bien, que le ayudan a no estancarse. Mientras nos cede el sofá cómodo de la sala, y se sienta en un taburete duro, este artista de la aguja se abre en canal días previos a su vuelta a la pasarela de la Mercedes-Benz Fashion Week de Madrid, que abandonó hace unos años.

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