"Zapatillas deportivas ante las que caer rendida", la directora de Moda dixit

Estos días me he dado cuenta de hasta qué punto afecta la tendencia en todos los aspectos de nuestra vida.

Retomé el esquí, deporte al que hacía casi seis años que no le dedicaba más de dos horas. El profesor, Pablo, que pacientemente nos ha guiado durante estos cuatro días, a mí y a otras ocho compañeras nos hizo una prueba de nivel. Tras el análisis, muchas recibimos el mismo comentario: “Esquías como en los 90, ahora se lleva más el carving”. A lo que yo insistí: “Pero todo vuelve, así que mejor no nos saques de esto, que va a pasar como con los pantalones campana, que favorecían muchísimo más y luego solo fuimos a peor”.

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Pero, vamos, que el estilo afecta hasta en el deporte. Ayer cuando me pasaron las fotos y me vi… ¡Horror! El anorak, además de sentarme fatal, era de los dosmil… Estilo de los 90 esquiando, de los 2000 vistiendo… Yo estaba en ‘modo Paco Martínez Soria’ total. Problemas del primer mundo, lo sé, pero no deja de sorprenderme cuánto ha cambiado todo. De hecho, hasta descubrí en pistas que cuando nieva, ahora la moda es llevar una especie de chubasquero largo para que no te empape la nieve. Yo, que siempre he estado al día de las tendencias, me he quedado a dos décadas… ‘Quizá es que la nieve no es para mí’, como diría el título de la película.

Así que no te voy a hablar de qué llevarte a las pistas. Eso sí, en los sitios en los que estuve descubrí un patrón común: las zapatillas de deporte que se llevan. Ya lo sabía, pero cuando cuentas 30 pares de Samba de Adidas… se confirma la tendencia. Las zapatillas deportivas son un capricho al que no nos resistimos ninguno, caemos en la tentación a menudo. Estas son las que me compraría ahora si no me lo hubiera gastado en ‘forfaits’.

En mi número uno están las zapatillas 2002R de malla y ante, de New Balance. Me gustan por el diseño y su color va con todo (150 euros).

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Las más vistas, no me las compraré porque no, pero me encantan. Son las zapatillas Samba OG con ribetes de piel, de Adidas (110 euros).

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Clásicas, pero fundamentales en cualquier armario que se precie. Zapatillas Air Force 1 Low de piel, de Nike (140 euros).

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Me encanta su estética vintage. Esta diseñadora consigue convertir básicos en modelos excepcionales. Zapatillas Beth de ante, de Isabel Marant (340 euros).

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Tengo debilidad por el ante y por esta marca que ha conseguido que veamos lo utilizado como un valor y que no importe pagar por ello. Son las zapatillas Soul-Star de ante de Golden Goose (395 euros).

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Caería en otro modelo de Isabel Marant, las zapatillas Bilsy de piel blancas. Tienen de todo, sobre todo estilo y además un poco de altura (450 euros).

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