Givenchy bucea en los archivos de la marca para su colección de otoño-invierno

Que en la actualidad Givenchy no esté encabezada por un diseñador concreto, un nombre y un rostro al que atribuir sus creaciones, no quita para que la enseña francesa se mantenga en lo alto de la industria. Famosos de la talla de Zendaya o Jared Leto presumen de sus looks en las alfombras rojas, y las redes sociales siguen ardiendo por fenómenos virales como sus botas plegadas. Hay Givenchy para rato.

El último director creativo fue Matthew Williams. Asumió ese cargo en 2020, situando a la marca en lo más alto, hasta que en diciembre de 2023 anunció que se marchaba. Williams llegó a la marca en plena pandemia y se estrenó en octubre de ese mismo año con su primera colección para la firma, presentando una nueva imagen algo más atrevida y oscura del Givenchy de siempre. A medio camino entre la ropa formal y la moda subversiva, una de las señas de identidad del diseñador, lo cierto es que sus colecciones otorgaron una nueva vida a la casa francesa, perpetuando su herencia con fuerza y modernidad.

Aunque la noticia de su marcha saltó a los medios de comunicación a principios del mes de diciembre, Givenchy y Williams mantuvieron su vínculo hasta el 1 de enero de 2024, fecha oficial del fin de su contrato. En este tiempo, el diseñador se ha centrado en su propia marca, 1017 ALYX 9SM, y la firma francesa ha seguido su camino sin un líder, delegando las colecciones en el equipo creativo.

Hoy despliegan su propuesta para el otoño-invierno de 2024/2025 en la Semana de la Moda de París.

Como avance, Givenchy subió a su perfil de Instagram un breve vídeo en el que, a través de un paseo arquitectónico y escultural, terminábamos en la fachada de su tienda ubicada en el número 3 de la avenida George V. En su interior, la firma desplegó un montaje con asientos corridos forrados de terciopelo en azul Klein con los nombres de los asistentes asignados.

"Para el otoño-invierno 2024, la mujer de Givenchy carga su guardarropa de sensualidad y suspense para desafiar las expectativas de los códigos de vestimenta", ha explicado la enseña tras el desfile. El comunicado continúa con esto: "A través de una conversación contemporánea con los archivos de Hubert de Givenchy, la colección ilumina los aspectos coquetos y sugerentes de las musas que inspiraron al fundador y los proyecta en el carácter actual de su perdurable parisina".

Como protagonista de la estampa, el largo mini en faldas y vestidos que perpetúan ese glamour sensual que el fundador de la marca instauró desde sus inicios. Acompañados de abrigos, en especial, de modelos de corte sastre lánguidos y depurados. En el lado extremo, las piezas de abrigo peludas y corpulentas.

Negro, blanco, rojo y pinceladas de verde, azul intenso y acabados metalizados para la gama cromática de Givenchy. En tejidos muy ricos que van desde el punto, el cuero, terciopelo y franela.

Los estampados se presentan en forma de brocados o discretas geometrías y siempre en la misma tonalidad que el look. La casa también apuesta por los tejidos fantasía salpicados de strass y acabados brillantes.

Los drapeados, las asimetrías y los patrones desiguales que, incluso, adornan las prendas con volúmenes dominan la colección. Al final, la alfombra roja se apodera de la colección con vestidos largos cuajados de paillettes, looks bicolores en blanco y negro, y modelos fluidos que apuestan únicamente por el negro. En este apartado festivo, el escote palabra de honor es un denominador común.

Para cerrar, una novia. Una bonita tradición que ya solo ponen en práctica unos pocos, poner el broche de oro a un desfile con un vestido nupcial, eso sí, al más puro estilo de la maison francesa. Con un velo que además de cubrir el rostro tapaba los hombros de la modelo, el traje estaba confeccionado con dos tejidos, una capa superior de gasa semitransparente bordada con pétalos y, debajo, un minivestido de material liso. Un tocado lazo y unos guantes de ópera pusieron el broche al look nupcial.