Chemena Kamali, la diseñadora que nos ha devuelto el 'boho' y las cuñas de madera

Diez días después de la presentación final de Gabriela Hearst para Chloé en la Semana de la Moda de París del septiembre pasado, la casa de moda francesa confirmó que Chemena Kamali sería su sucesora. Se esperaba esta noticia desde hace tiempo, ya que había rumores sobre su liderazgo en un estudio paralelo en Chloé cuando Hearst anunció su partida en julio. Esto sucedía en un momento en el que la industria se estaba cuestionando por qué hay tan pocas mujeres al frente de marcas de lujo destacadas. Los fichajes de Sabato de Sarno y otros creadores masculinos en grandes firmas no hacían más que confirmar la tendencia. Pero Kamali la rompió.

El nombramiento llegaba en un momento en el que otra casa de moda, Alexander McQueen, también ha anunciado un nuevo director creativo. Esto refleja una tendencia hacia la elección de diseñadores menos conocidos para puestos importantes en la moda. Este cambio también coincidía con un renovado debate sobre la falta de diversidad de género y racial en roles de liderazgo en la moda, a pesar de ser una industria principalmente dirigida a ellas. Aunque marcas como Chanel y Dior tienen mujeres al frente de sus estudios de diseño, la atención estaba puesta en su debut con Chloé en París.

Para Kamali, este trabajo representaba un retorno a casa, puesto que comenzó su carrera en Chloé para dos directores creativos diferentes. Ella expresó su conexión personal con Chloé, diciendo que su corazón siempre ha estado ligado a la marca. El CEO de Chloé la elogió como una elección natural debido a su talento creativo y su experiencia previa en la marca.

Antes de su nombramiento, el nombre de Kamali probablemente no era conocido para la mayoría, pero esta mujer de 41 años originaria de Düsseldorf (Alemania) ha estado trabajando detrás de escena en varias casas de moda de renombre durante más de dos décadas.

El viaje de Kamali por este universo comenzó en Alemania, donde estudió diseño de moda en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Trier. Luego pasó un tiempo formativo en Chloé bajo la dirección de Phoebe Philo, antes de obtener una Maestría en Diseño de Moda de Central Saint Martins en Londres en 2007. Trabajó en marcas como Alberta Ferretti y Strenesse, antes de regresar a Chloé en 2013, esta vez como directora de diseño durante el mandato de Clare Waight Keller.

Kamali también tuvo un papel destacado en Lanvin antes de unirse a Saint Laurent como directora de diseño de Ready to Wear para mujer. A principios de este año, se trasladó a Los Ángeles para apoyar a la marca de moda Frame como consultora creativa.

La tendencia de elegir diseñadores como ella, que han demostrado sus habilidades de manera discreta hasta ahora, está cobrando fuerza en la moda. En los últimos años, las principales marcas de moda de lujo han optado cada vez más por talentos emergentes en lugar de diseñadores establecidos, con excepciones como Pharrell Williams en Louis Vuitton. La estrategia de cultivar talento interno o de atraer a directores de diseño prometedores de otras marcas ha dado buenos resultados, como lo demuestra el ascenso de Matthieu Blazy en Bottega Veneta, Sabato de Sarno en Gucci o Peter Hawkings en Tom Ford, entre otros. Seán McGirr es otro ejemplo reciente de un recién llegado, al igual que Kamali. McGirr fue designado como el sucesor de Sarah Burton como director creativo de Alexander McQueen, y también ha trabajado principalmente en roles detrás de escena.

"Quiero recuperar la sensación que tuve cuando entré por primera vez aquí hace 20 años y me enamoré del espíritu de la mujer Chloé", escribió en la nota de prensa. “Quiero volver a sentir su presencia; su ritmo, su belleza natural, su sensación de libertad. El brillo, el resplandor y la energía de esa chica. Ella es real. Ella es ella misma. Para mí vestirse es parte del autodescubrimiento: cómo evolucionamos como mujeres en las diferentes etapas de nuestra vida; cómo continuamos definiendo y abrazando quiénes somos”. Para decirlo en términos simples, el desfile de invierno fue una colección llevable, fácil, que parecía una versión elevada de lo que se podía ver en las calles, sin pérdida de identidad o personalidad. Más bien, el Chloé de Kamali ofrece una sensación de liberación de espíritu libre que destila la metodología de vestirse únicamente para una misma. La naturalidad estuvo de principio a fin; la imagen de su hijo saliendo a abrazarla remató el cóctel.

Si los cinturones bajos con placas doradas que deletreaban "Chloé" parecían nostálgicos, súmale a la mezcla los pequeños vestidos lenceros y las blusas con volantes que se combinaron con pantalones acampanados para lograr una estética que parecía una renovación de la alta costura de la cultura hípster de mediados del 2000; y no faltaron unas influencers en primera fila, todas con las mismas plataformas que seguro serán virales.

Su regreso a París no es sorprendente, ya que se rumoreaba que Kamali era la primera opción para el puesto de director creativo de Chloé incluso antes de la partida oficial de Hearst.