La tendencia maximalista revive con Sarah Jessica Parker y el elenco de 'And Just Like That': un festín de teatralidad y nostalgia
No se trataba solo de lucir bien, sino de reivindicar la identidad, de mostrarse sin miedo, de apostar por la expresividad en un mundo que exige mesura
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En el estreno de la tercera temporada de 'And Just Like That'..., el universo de 'Sex and the City' volvió a reescribir las reglas de estilo con una pasarela tan exuberante como nostálgica. Esta vez, el elenco femenino no solo deslumbró por su carisma, sino por una clara declaración de intenciones: el regreso del maximalismo.
Plumas, brillos, siluetas dramáticas y detalles couture marcaron una noche en la que la moda fue más que un acompañamiento visual: se convirtió en discurso, en carácter y en memoria.
La presencia de estos looks recargados no es accidental ni decorativa. Vivimos una época donde la sobriedad visual –representada por el “quiet luxury” y la estética ‘clean girl’– ha dominado el discurso estilístico en respuesta a la incertidumbre global. Pero como todo ciclo, el péndulo de la moda vuelve a oscilar. Y el maximalismo ha regresado con fuerza, impulsado por las pasarelas de Prada, Bottega Veneta o Alaïa, pero sobre todo, por una necesidad cultural: recuperar la alegría, el artificio y la personalidad.
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Sarah Jessica Parker: drama y romanticismo con Wiederhoeft
La eterna Carrie Bradshaw, interpretada por Sarah Jessica Parker, llegó con un vestido azul noche firmado por Wiederhoeft, marca emergente neoyorquina conocida por su teatralidad barroca y espíritu casi operístico. La pieza, con corsé estructurado, volúmenes asimétricos y una textura rica en tafetán, evocaba los vestidos de época con un twist contemporáneo. La elección fue todo menos casual: es una forma de reivindicar la fantasía en un mundo saturado de estética neutra y funcional.
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Parker acompañó el look con unas sandalias abiertas de glitter plateado y un bolso tipo minaudière de cristal, reforzando su apuesta por el exceso elegante. En su melena suelta con ondas definidas y su maquillaje ligeramente glow encontramos también esa mezcla de clasicismo reinventado que ella domina como nadie.
Kristin Davis: brillo y estructura con Oscar de la Renta
En su papel de Charlotte York, fue la encarnación literal de un adorno floral maximalista. Lució un vestido columna bordado hasta el último milímetro con flores, lentejuelas y pedrería de Oscar de la Renta, marca de la que ha sido musa constante. El vestido, de silueta ajustada y escote cuadrado, resultó un homenaje al glamour neoyorquino de los años dorados de la alta costura americana.
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La pieza no solo destacaba por su complejidad artesanal, sino por cómo equilibraba dulzura y sofisticación, algo que Davis ha perfeccionado a lo largo de su carrera. El peinado suelto, de ondas suaves, añadió un contraste moderno al conjunto más estructurado.
Cynthia Nixon: drama etéreo con Valentino Haute Couture
La más radical en términos visuales fue Cynthia Nixon, enfundada en un look verde agua pálido con gran lazo, capa de gasa y bordes de plumas firmado por Valentino Haute Couture. Este vestido, cuya cola acariciaba la moqueta granate como una nube etérea, dialogaba con los códigos del cuento de hadas y la ópera, sin pedir disculpas por su teatralidad. Aquí no hay espacio para la discreción ni la funcionalidad: es moda como escapismo puro.
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El vestido de Nixon simboliza perfectamente la esencia del maximalismo contemporáneo: no se trata solo de acumular elementos, sino de construir una narrativa visual que trascienda las tendencias pasajeras. En un tiempo donde la “quiet luxury” domina los feeds de Instagram, ella propone una visión opuesta: la de la opulencia consciente.
Nicole Ari Parker y Sarita Choudhury: diversidad de texturas y volúmenes
Nicole apostó por un mini vestido dorado drapeado con bordados metálicos, ceñido pero con una capa fluida, en un homenaje a la diva disco. Su clutch geométrico en forma de esfera remataba un look festivo y art déco.
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Sarita, por otro lado, jugó con la elegancia minimalista dentro del contexto maximalista, enfundada en un vestido negro drapeado con escote halter y tela satinada, actuando como contraste visual entre tanta fantasía.
La alfombra roja de 'And Just Like That...' capturó este espíritu. No se trataba solo de lucir bien, sino de reivindicar la identidad, de mostrarse sin miedo, de apostar por la expresividad en un mundo que exige mesura. Y así como 'Sex and the City' fue en su día un manifiesto sobre el deseo y la libertad femenina, su secuela también habla del presente a través de la moda.
En el estreno de la tercera temporada de 'And Just Like That'..., el universo de 'Sex and the City' volvió a reescribir las reglas de estilo con una pasarela tan exuberante como nostálgica. Esta vez, el elenco femenino no solo deslumbró por su carisma, sino por una clara declaración de intenciones: el regreso del maximalismo.