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Véronique Nichanian, la mujer que vistió al hombre Hermès durante 37 años, se despide
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Véronique Nichanian, la mujer que vistió al hombre Hermès durante 37 años, se despide

La noticia, confirmada por la maison y adelantada en una entrevista con Le Figaro, marca el final de una era para la moda francesa y, sobre todo, para la forma en que entendemos el lujo silencioso

Foto: Veronique Nichanian Spring Summer 2026 para Hermès (EFE)
Veronique Nichanian Spring Summer 2026 para Hermès (EFE)

En tiempos donde los directores creativos rotan a velocidad de vértigo, Nichanian ha sido la excepción. Entró en Hermès en 1988, llamada por Jean-Louis Dumas, entonces presidente de la firma, y durante 37 años ha moldeado una visión masculina alejada del artificio y la ostentación. A los 71 años, la diseñadora se retira tras haber construido un universo de discreción exquisita y elegancia sensorial, ese “lujo tranquilo” que hoy todos intentan imitar.

Su salida, consensuada con Axel Dumas, CEO de Hermès, y Pierre-Alexis Dumas, director artístico de la casa, llevaba tiempo gestándose. “Hermès tuvo la generosidad de dejarme elegir el momento adecuado para marcharme”, explicó la diseñadora. “Ahora siento que es el momento de pasar el testigo”.

placeholder Uno de los diseños de Veronique para Hermès (EFE)
Uno de los diseños de Veronique para Hermès (Reuters)

De Cerruti a la cima del lujo francés

Graduada en la prestigiosa École de la Chambre Syndicale de la Couture Parisienne, Nichanian comenzó su carrera bajo la tutela de Nino Cerruti, un maestro del tejido y del corte italiano. Pero fue en Hermès donde encontró su verdadera voz. Allí, en el silencio casi ritual de los talleres, elevó la artesanía al rango de emoción.En tiempos donde los directores creativos rotan a velocidad de vértigo, Nichanian ha sido la excepción. Entró en Hermès en 1988, llamada por Jean-Louis Dumas, entonces presidente de la firma, y durante 37 años ha moldeado una visión masculina alejada del artificio y la ostentación. A los 71 años, la diseñadora se retira tras haber construido un universo de discreción exquisita y elegancia sensorial, ese “lujo tranquilo” que hoy todos intentan imitar.

Su salida, consensuada con Axel Dumas, CEO de Hermès, y Pierre-Alexis Dumas, director artístico de la casa, llevaba tiempo gestándose. “Hermès tuvo la generosidad de dejarme elegir el momento adecuado para marcharme”, explicó la diseñadora. “Ahora siento que es el momento de pasar el testigo”.

Nichanian nunca necesitó un logo para contar una historia. Su moda hablaba en voz baja, pero con autoridad. Cada temporada, sus colecciones eran una lección de coherencia: piezas que abrazaban la tradición sin renunciar a la modernidad. En su última propuesta, la de primavera 2026, condensó su firma con una maestría poética: camisas de piel calada, pañuelos de seda con bordes deshilachados y punto trabajado con textura escultórica. Un adiós en clave sensorial, casi como un suspiro de piel sobre piel.

A lo largo de 37 años, Véronique Nichanian ha redefinido el ideal del hombre Hermès: culto, sereno, amante de la calidad y enemigo del exceso. No vistió al hombre para impresionar, sino para vivir bien. Su ropa invitaba a tocar, a disfrutar, a ser. Y en ese gesto radica su genialidad.

placeholder Men's Fashion Week in Paris (REUTERS Gonzalo Fuentes)
Men's Fashion Week in Paris (REUTERS Gonzalo Fuentes)

Su marcha deja tras de sí una lección de constancia en una industria que suele olvidar rápido. “He sido feliz aquí”, confesaba en Le Figaro. “Compartimos los mismos valores, especialmente el respeto por la artesanía, que creo que es un valor para el futuro”. Palabras que suenan casi como un manifiesto para las próximas generaciones de diseñadores.

Una maison que no conoce el vértigo

En un panorama en el que Chanel, Dior o Balenciaga viven constantes sacudidas creativas, Hermès sigue fiel a su ritmo pausado. Mientras otros cambian de director artístico cada dos o tres años, la casa del caballo ha sido un bastión de estabilidad. Nadège Vanhee, al frente del prêt-à-porter femenino desde 2014, mantiene la misma filosofía: evolución, nunca revolución.

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Este espíritu de continuidad se refleja también en la gestión del negocio. En 2024, Hermès alcanzó los 15.200 millones de euros en ingresos, con un crecimiento del 6 % en su división de prêt-à-porter y accesorios, que ya representa el 28 % de las ventas. Un logro notable en un contexto de desaceleración global del lujo, donde la discreción se ha convertido, paradójicamente, en el nuevo símbolo de poder.

Un futuro en transición

Aunque aún no se ha confirmado oficialmente su sucesor, todas las miradas apuntan a Benjamin Brett, uno de sus colaboradores más veteranos. Sea quien sea, heredará algo más que un puesto: tomará las riendas de una herencia simbólica, la de una mujer que convirtió la ropa masculina en una forma de poesía silenciosa.

Véronique Nichanian se despide como llegó: sin estridencias, con elegancia y con la certeza de haber dejado su huella en el alma de Hermès. Una huella que, como el aroma del cuero bien trabajado, permanecerá mucho después de que ella haya cerrado la puerta del taller por última vez.

En tiempos donde los directores creativos rotan a velocidad de vértigo, Nichanian ha sido la excepción. Entró en Hermès en 1988, llamada por Jean-Louis Dumas, entonces presidente de la firma, y durante 37 años ha moldeado una visión masculina alejada del artificio y la ostentación. A los 71 años, la diseñadora se retira tras haber construido un universo de discreción exquisita y elegancia sensorial, ese “lujo tranquilo” que hoy todos intentan imitar.

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