Es noticia
Menú
Una máquina del tiempo para viajar hasta 1910 en Asturias
  1. Estilo
  2. Ocio

Una máquina del tiempo para viajar hasta 1910 en Asturias

Los urbanitas vivimos tan obsesionados con nuestros prados de asfalto que nos hemos olvidado de cómo son los de verdad. En Asturias, tierra de tradiciones ancestrales

Foto: Una máquina del tiempo para viajar hasta 1910 en Asturias
Una máquina del tiempo para viajar hasta 1910 en Asturias

Los urbanitas vivimos tan obsesionados con nuestros prados de asfalto que nos hemos olvidado de cómo son los de verdad. En Asturias, tierra de tradiciones ancestrales cultivadas con respeto generación tras generación, no están dispuestos a que esto ocurra. La parroquia de Valdesoto, en Pola de Siero, celebra este fin de semana la sexta edición Valdesoto d’Antañu, una cita imprescindible a la que cada año acuden miles de personas para descubrir (o recordar) cómo era la vida cotidiana para la mayoría del pueblo hace un siglo.

Durante este sábado y el domingo la antigua casona de Leceñes, que data del siglo XVII, acoge todo tipo de actividades, desde representaciones de oficios y escenas costumbristas hasta talleres de artesanía y labores. Al cruzar el arco de entrada al recinto se quedan atrás las complicaciones del siglo XXI. Como si de un vórtice espacio-temporal se tratara, esta puerta separa las el mundo moderno de la apacible vida campestre de antaño. Una vez dentro, sólo hay que aprender, descubrir y disfrutar.

 

placeholder

Este es un evento eminentemente popular en el que todos los organizadores participan de forma desinteresada para ponerlo en marcha. Posiblemente quienes más disfrutan aquí son los niños, que pueden descubrir el auténtico origen de la leche y otros secretos del campo inaccesibles para los habitantes de la ciudad, pero también los mayores. Para ellos Valdesoto d’Antañu resulta además un modo de mantener viva la memoria, de recordar todo aquello que aprendieron siendo pequeños.

Los talleres de artesanía son de las actividades más interesantes, porque permiten descubrir cómo se desarrollaban oficios gremiales ya prácticamente olvidados. La cestería (muy divertida para los más pequeños, que descubren la facilidad de este trabajo), la herrería o la fabricación de madreñas son algunas de los que se ponen en marcha estos días. Las labores del campo como el uncido del ganado, la labranza de la tierra o el limpiado de las cuadras también despiertan gran interés entre los asistentes. Todo acompañado de pequeñas representaciones teatrales que presentan escenas comunes en aquella época (y también en esta), como las riñas por las servidumbres de paso entre fincas.

Por supuesto, la gastronomía es uno de los pilares fundamentales de esta fiesta. Las pitanzas tradicionales llegan a varios puestos en los que se venden los tradicionales tortos, galletas, rosquillas o las dulcísimas casadiellas asturianas.

Los urbanitas vivimos tan obsesionados con nuestros prados de asfalto que nos hemos olvidado de cómo son los de verdad. En Asturias, tierra de tradiciones ancestrales cultivadas con respeto generación tras generación, no están dispuestos a que esto ocurra. La parroquia de Valdesoto, en Pola de Siero, celebra este fin de semana la sexta edición Valdesoto d’Antañu, una cita imprescindible a la que cada año acuden miles de personas para descubrir (o recordar) cómo era la vida cotidiana para la mayoría del pueblo hace un siglo.