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Crónica 9. 12 de agosto de 2013
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SEGUNDO VIAJE AL EXTREMO ESTE DE EUROPA CONTINENTAL

Crónica 9. 12 de agosto de 2013

CRUZANDO ALEMANIA Y POLONIAHe dormido bien. Hoy también me he levantado a las 5:30 y he desayunado a las 6:00 horas. Como casi cada día he

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CRUZANDO ALEMANIA Y POLONIA

He dormido bien. Hoy también me he levantado a las 5:30 y he desayunado a las 6:00 horas. Como casi cada día he salido a las 7.00 horas, después de revisar el coche y las motos.

He hecho unos 1.000 kilómetros de Hannover hasta Lomza en Polonia.

Todo es autopista hasta Varsovia. La autopista polaca es realmente espectacular. Tiene pocos años y se ha hecho a lo grande. Hasta los parques del material de mantenimiento son de carta a los reyes magos. Las gasolineras son todas muy occidentales. No hay marca rusas. Todo es Aral, BP, Shell y siempre con un McDonalds. Impolutas.

La temperatura es cómoda para viajar unos 23 grados y buen tiempo.

Al llegar a Varsovia vi un letrero con algo que me ofende especialmente: las verdades a medias. Creo que no hay peor mentira. El letrero decía: “ Berlín-Varsovia por 29 euros”. Ese es el coste de los peajes. Es absolutamente cierto, pero es que los peajes son todos polacos. Así que debería decir “…desde la frontera con Alemania hasta Varsovia”, para ser más justos. Antes de llegar a Varsovia debía de haber una gasolinera que estaba así indicada desde la anterior, pero en realidad había sido reconvertida en aparcamiento para camiones a la entrada de la ciudad. Ya llevaba la luz de la reserva encendida y he empezado a preocuparme. No se veía indicación de gasolinera alguna, el tráfico era caótico, yo estaba circulando por unos túneles donde quedarse parado, además con el remolque, hubiera sido un pequeño desastre. En previsión de situaciones como esta, salí de casa con un bidón con 20 litros de diesel, pero es que conseguía encontrar un lugar en que detenerme y rellenar, con un mínimo de seguridad. Al fín, saliendo ya de la ciudad, me detuve en un arcén y rellené algo del bidón. Hice bien, porque tardé varios kilómetros en encontrar una gasolinera y no hubiera llegado.

Varsovia, como todas esas ciudades y países, mira a Centroeuropa. La entrada desde Alemania es espectacular, la salida hacia Lituania es penosa. La carretera es de un solo carril y con pasos a nivel sin barrera. Hay un simple stop. Haces lo que todo el mundo que te precede: te paras, miras a ambos lados y si no ves ningún tren, cruzas…

Tras dejar atrás Varsovia, he tratado de llegar lo más cerca posible de la frontera con Lituania, buscando un lugar en el que dormí, ya de regreso, en mi anterior viaje y lo he encontrado. En aquella ocasión intenté dormir en un motel que tenía muy buena pinta, pero estaba lleno. Lo hice en otro a pocos kilómetros. Hoy he probado de nuevo en el primero y he conseguido habitación. Además he podido aparcar el coche en la parte trasera del motel, que parecía muy segura. Sé que tanta precaución con el coche debe parecer obsesiva, pero es que va lleno de cachivaches indisimulables y las dos motos son muy golosas. Estas motos raramente van por carretera, así que te las roban, les quitan las placas y a disfrutar, que nadie va a pedirle al ladrón los papeles de la moto jamás.

Esta parte del viaje, que ya se está acabando es la pesada. Echo mucho de mi moto y el viaje que hice con ella el año pasado por estas mismas carreteras. Aquello era genial, esto es muy aburrido. Este año con el coche y el remolque, esto es un pequeño calvario, pero he de llegar a la zona de operaciones de algún modo y con estas motos era absolutamente imposible haber el viaje. La opción de haber venido con las motos de carretera y haber enviado las otras por avión, queda para las películas de James Bond.

Me quedan hasta Moscú 1240 kilómetros, pasando por la frontera de Rezekne en Letonia, para evitar Bielorrusia. Pero según la Guía Michelin son casi 19 horas. Es decir, medias de 65 km/h. Hasta entrar en Rusia, me faltan unos 600 kilómetros, que son los más lentos, pero lo más preocupante hoy es que he de cruzar tres fronteras. El año anterior, encima de mi moto, esto llevaba su tiempo, pero fueron muy amables en todas las fronteras y no perdí casi tiempo. Esta vez vamos a ver qué ocurre. Voy en coche, llevo dos motos y una de ellas no es mía… A pesar de llevar todos los documentos, seguros, visados, autorizaciones y un montón de frases escritas ya en ruso, explicando de qué va esto, preveo problemas. Creo que hubiera debido fabricarme unas pegatinas en plan “Expedición en moto al extremo Este de Europa. Urales Polares” o cosa parecida, en inglés y en ruso. A los funcionarios de las fronteras estas cosas les impone un poco más.

Si todo sale bien, el miércoles recogeré a Tarek en Moscú y ya saldremos para Ukhta…

Hasta mañana.

CRUZANDO ALEMANIA Y POLONIA

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