Es noticia
Menú
Crónica 18. 22 de agosto de 2013
  1. Estilo
  2. Ocio
SEGUNDO VIAJE AL EXTREMO ESTE DE EUROPA CONTINENTAL

Crónica 18. 22 de agosto de 2013

REGRESO Fue una noche dura y nos levantamos en cuanto clareó a las 4 horas. Revisamos las motos, recalculamos la gasolina necesaria para llegar a Koznim, cominos

Foto:

REGRESO

Fue una noche dura y nos levantamos en cuanto clareó a las 4 horas. Revisamos las motos, recalculamos la gasolina necesaria para llegar a Koznim, cominos algo y salimos.

Le dije a Tarek que en cuanto encontráramos otra ciénaga nos dábamos la vuelta e intentábamos la pista principal que habíamos abandonado el día anterior. A los pocos kilómetros encontramos una laguna que cruzaba todo el cortafuegos. La verdad es que no veíamos como cruzar aquello. Allí decidimos abandonar este camino, por ahora, e intentar la otra pista, que parecía más principal y habíamos abandonado el día anterior.

Volvimos atrás. Necesitábamos reponer gasolina. Pregunté a un coche que pasó si la pista llevaba a Inta. El hombre de más edad, tendría unos 80 años, de los cuatro que iban en el vehículo y me dijo que sí, pero con el dedo índice de su mano derecha sobre su nariz, en señal universal de advertencia, me soltó aun larga parrafada en ruso, en tono muy serio, que naturalmente no entendí, pero me permitieron suponer que había condiciones para intentar recorrer esa pista.

Volvimos a por gasolina a Pechora con la intención de intentar aquella pista. Deshacer aquellos 35 kilómetros, había sido tan duro como hacerlos y perdimos nuestro tiempo.

Llegamos a la gasolinera de Pechora sobre las 12 de mediodía del jueves 22 de agosto. Repostamos, bebimos mucho, comimos las porquerías de la gasolinera y decidimos salir. Al tratar de arrancar mi moto falló y me quedé sin batería. Tuve que arrancarla a patadas y decidí que aquello ya era suficiente. No íbamos a tener tiempo de llegar a Inta y menos a Vorkuta, Era absurdo forzar las cosas sabiendo que no íbamos a poder llegar y las advertencias del anciano y de mi moto ya eran suficientes. Decidimos dejarlo en aquel momento. Aún debíamos volver a Uhkta, habíamos hecho el 50% del camino y tomado nota de cómo el próximo intento, que sobre todo debería tener menor condicionantes temporales que este.

Volvimos al hotel, descasamos, cenamos y lo prepramos todo para hacer de un tirón los 350 kilómetros que nos separaban desde Pechora a Uhkta.

Las constantes lluvias de los últimos días debían de haber empeorado mucho las pistas y no sería fácil regresar.

Cenamos de nuevo en el café Moka y nos fuimos a dormir, esta vez son perdernos.

REGRESO

El redactor recomienda