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¡Date un capricho! Cuatro restaurantes repartidos por España donde cenar de lujo
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¡Date un capricho! Cuatro restaurantes repartidos por España donde cenar de lujo

Poner el pie en estos restaurantes ya es una fiesta. Hay que preparar los sentidos para vivir la experiencia total, no solo gastronómica. La decoración, como siempre, también ayuda

Foto: El restaurante Roca Moo de Barcelona
El restaurante Roca Moo de Barcelona

Poner el pie en estos restaurantes ya es una fiesta. Hay que preparar los sentidos para vivir la experiencia total, no solo gastronómica. La decoración, como siempre, también ayuda. Hemos viajado a Valencia, Barcelona, Sevilla y Madrid, con ganas de comer bien. Cruzamos este umbral en brazos del placer. Como romanos (o griegos)tumbados en su triclinio, dispuestos a hincar el diente a algún que otro manjar.

Askua, en Valencia

Ahora que el calendario se nos ha vuelto más mediterráneo y primaveral, es el momento de dejarse caer por la ciudad del Turia y las barracas (C/ FelipMaría Garín, 4). Este asador lleva desde 1994 buscando el mejor de los productos hasta debajo de las piedras, cosa de Ricardo Gadea. De esta obsesión por cazar las piezas más exquisitas de los mercados salen sus alabadas cocochas, las gambas de Denia y su carne roja a la brasa. El secreto está no en la masa, sino en el género: las chistorras de Patxi Larrañaga (Lasarte-Oria), los jamones de Joselito (Guijuelo) o las carnes de Luismi Garallar (Oiartzun).

Pídete: mollejas a la brasa con judía verde y mostaza,rabo de toro,angulas al pilpil,chuleta de lomo alto de vacuno mayor,una ventresca de atún a la brasa, y de postre,chocolate caliente, coca de llanda y helado de café.

Roca Moo, en Barcelona

Cocina catalana renovada y con una carta de presentación que no podía ser mejor: la asesoría de El Celler de Can Roca y la dirección del chef Juan Pretel. Este templo culinario se aloja en el Hotel Omm, que ya es de por sí un hotel gastronómico, en pleno Paseo de Gracia (Carrer del Roselló, 265), lujoso, moderno y atrevido. Y tiene una barra informal en la que se puede ver, a la japonesa, cómo se cuece todo. Además de la carta, hay menús de degustación (el Moo, el Joan Roca o Los Clásicos), que es la sal de esta casa. Compartiendo piso, el Roca Bar, con el chef Alberto García a los mandos:sofás, coctelería y tésespeciales. Aquí darás la bienvenida a la creatividad.

Pídete: un carpaccio de pichón ahumado con helado de enebro, un rodaballo salvaje con crema de lentejas amarillas, yogur y curry, y de postre, texturas de horchata, café y limón.

Egaña Santo, en Sevilla

Aquí se cruzan la alabada cocina vasca con la bien nutrida despensa andaluza, nada menos que en el corazón de la Sevilla más barroca, a unos metros de la catedral (C/ Argote de Molina, 29). En los fogones de este espacio rendido al diseño, el chef José Mari Egañapone sobre la mesa su cocina de temporada: carta, menú degustación, y tapas, pintxos y raciones para compartir. Por si fuera poco, el Salón Termas deja ver las termas romanas gracias su suelo acristalado. Tiene también terraza con vistas a la Giralda. Y palcos gourmet para vivir el apoteosis de laSemana Santa

Pídete: para abrir boca, unas anchoas del Cantábrico en roca negra de arroz y salmorejo. Hacen virguerías como un huerto de verduritas con diferentes texturas o loschipirones al estilo Egaña con arroz pilaf, que puede pedirse como tapa.

La Cesta, en Madrid

Es La Cesta por Óscar Velasco, con sus dos estrellas Michelin sobre las espaldas. No veníamos a hablar del último conejo que se ha sacado de su chistera de chef innovador -un almuerzo equilibrado en 50 minutos y por 18,50 euros que varía semanalmente-, sino del conjunto. Se renovó en septiembre y ahora tiene nueva barra, zona de mesas altas en la entrada, como suele suceder, y un aire diferente, además en la antesala del centro artístico de la capital(C/ Recoletos, 10). La cocina del segoviano es de mercado: lo de toda la vida, dicen, pero hecho hoy, y pensado para compartir.

Pídete: cebolla frita para comer con los dedos, mejillones tigre con tomate picante, carpaccio de vieiras con crema de calabaza, tartar de ternera blanca con bouquet de lechugas. ¿De postre? Crema caramelizada al azafrán, por ejemplo.

Poner el pie en estos restaurantes ya es una fiesta. Hay que preparar los sentidos para vivir la experiencia total, no solo gastronómica. La decoración, como siempre, también ayuda. Hemos viajado a Valencia, Barcelona, Sevilla y Madrid, con ganas de comer bien. Cruzamos este umbral en brazos del placer. Como romanos (o griegos)tumbados en su triclinio, dispuestos a hincar el diente a algún que otro manjar.

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