No envidies a Christian Grey: el lujo llega a los juguetes sexuales
Vibradores y bolas chinas bañados en oro revolucionan el mercado más caliente. ¿Quién pudo imaginar, hace unos años, que los juguetes sexuales llegarían a ser tan glamourosos?
El mercado de los objetos destinados al placer ha dado un giro de 180º. Hace unas décadas, estaban confinados en sexshops lóbregos a los que solo acudían aquellos a los que no les importaba que les colgaran la etiqueta de 'pervertidos'. Los productos destilaban sordidez: consoladores venosos y ropa interior más vulgar que procaz. Pero eso es parte del pasado, casi de la prehistoria del sector. Los nuevos vibradores tienen un aspectoque bien se podría confundir con un pisapapeles de diseño. Y todo elloha permitido que 'salieran del armario'y se comercializaran en farmacias y supermercados.Los sexshops también ha evolucionado y muchos de ellos parecen tiendas de la QuintaAvenida neoyorquina.
Todo ello ha posibilitado que hombres y mujeres conversen de vibradores y lubricantes como quien lo hace de zapatos y bolsos. Sí, los juguetes sexuales ya no son oscuros artilugios, sino que han alcanzado el lugar que les es propio: el de objetos deldeseo. Y en esa escaladallega una colección de auténticas joyas lúbricas. Lelo, una marca sueca de juguetes sexuales, se ha propuesto 'el más difícil todavía'y ha sacado una colección de lujoque se ha convertido en una auténtica revolución.
EL VIBRADOR DE BEYONCÉ
Jay Z lo tuvo claro cuando quiso regalarle un vibrador a Beyoncé. Para su chica quería lo mejor… y lo más caro. Así que se decidió por el masajeador Inez, bañado en oro de 24 quilates que cuesta la solera de 12.000 €. Y más allá de la apariencia, el aparatejo presenta cincomodos de vibración, a gusto de la consumidora y tiene una independencia de cuatrohoras, para largas sesiones de placer.
LAS BOLAS (CHINAS) DE '50 SOMBRAS DE GREY'
El multimillonario más morboso del cine y la literatura no es para nada rácano a la hora de procurar placer a su pareja. Por ello, en la famosa película, aparecen las bolas Luna Beads Luxe, que además de deleitar con una estimulante vibración, tienen la particularidad de estar bañadas en oro de 20 quilates. Su precio alcanza los 2.490 € y se pueden encontrar en otra versiónde acero por 1.690 €.
MÁS 'CAPRICHITOS'
Como aquí se aplica más que nunca el 'quien pagamanda',esta colección incorpora juguetes para todos los gustos. Olga es un objeto de diseño que permite estimular las zonas erógenas externas e internas. Más que un heredero de los consoladores del pasado, semeja una escultura contemporánea. Bañado en oro cuesta 2.790 euros y en acero inoxidable 649 €.
Los hombres también pueden disfrutar de exquisitas sensaciones en su punto G, gracias al plug Earl, que viene acompañado de unos gemelos (bañados en oro, 1.990 €, y en acero inoxidable, 1.290). Yprocura un torrente de sensaciones clitorianas con cinco vibraciones (bañado en oro, 2.990 €, y en acero inoxidable,2.290 €).
PLACER SIN CRISIS
Y al ver esta exquisita colección, uno no puede evitar acordarse de eso de que estamos en crisis. Sin embargo, la coyuntura económica parece no haber empañado el mercado del placer.Según Josetxu Gorospe, director de ventas de Lelo en España y Portugal: “En tiempos de austeridad financiera los pequeños placeres adquieren más relevancia y, como resultado, la industria del placer se mantiene resistente a la crisis económica en todo el mundo”. Pues nada, a disfrutar, nunca mejor dicho.
El mercado de los objetos destinados al placer ha dado un giro de 180º. Hace unas décadas, estaban confinados en sexshops lóbregos a los que solo acudían aquellos a los que no les importaba que les colgaran la etiqueta de 'pervertidos'. Los productos destilaban sordidez: consoladores venosos y ropa interior más vulgar que procaz. Pero eso es parte del pasado, casi de la prehistoria del sector. Los nuevos vibradores tienen un aspectoque bien se podría confundir con un pisapapeles de diseño. Y todo elloha permitido que 'salieran del armario'y se comercializaran en farmacias y supermercados.Los sexshops también ha evolucionado y muchos de ellos parecen tiendas de la QuintaAvenida neoyorquina.