Bocairent: escápate al pueblo más pintoresco de la otra Valencia (lejos del mar)
Es encantadoramente medieval, de calles empinadas y escalonadas, colecciona fuentes y neveros, y además tiene una cuevas que son de alucinar. Te acordarás de los Picapiedra, ya lo verás
No hay que ir a Mali ni a Etiopía en busca de cuevas abriéndose paso en las montañas o de un pueblo excavado en la roca. Los exotismos, a menudo, los tenemos aquí. Basta con mirar Bocairent, en la Valencia que no da al mar, y mirarlo bien para darse cuenta de hasta qué punto la orografía puede ser caprichosa y de qué manera la geografía, cómo decirlo, derrocha generosidad. Bocairente, castellanizado, se desparrama por la ladera para hacer de su estampa algo realmente espectacular, sin exagerar. Escoltado, además, por la sierra de Mariola y nutrido con un abundante patrimonio histórico-artístico que no es sino el legado musulmán (y más). Tiene tantas fuentes que no se pueden contar. Y no digamos covetes... Por supuesto, va de cabeza a nuestra lista de los pueblos más bonitos de España.
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Barrio, barrio...
Sí, lo hemos puesto a la manera de un viejo tango. Y seguimos: “Perdoná si al evocarte se me pianta un lagrimón...”. El 'beso prolongao' y las nostalgias que canta Gardel son para el núcleo antiguo medieval de esta ciudad que te llegará al corazón, en todo lo alto como está y compuesto por un entramado de calles empinadas, sinuosas y escalonadas, con vueltas, revueltas y plazoletas, de las que nos gustan (el mejor fitness)
Al rico patrimonio monumental...
Aunque el conjunto de Covetes dels Moros, del que hablaremos, es lo más de lo más, no deja de ser la iglesia (de la Asunción) y en especial su torre, como suele suceder, el emblema del casco antiguo del pintoresco Bocairent. Fue levantada en el siglo XVI sobre el castillo árabe, pura historia, y tiene una pila bautismal que fue fuente pública y hasta un Sorolla, que era de aquí (de Valencia). Sin salirse del casco antiguo hay tres ermitas. No hay que perderse el Museo de Oficios y Costumbres: hay un telar antiguo aún en funcionamiento (Felipe II, ojo al dato, le entregó el título de Real Fábrica de Paños).
… y natural
Los Pirineos, los Picos de Europa, Gredos y Sierra Nevada no son las únicas montañas de la península. Bocairent, sin ir más lejos, está situado en la vertiente noroeste de una, la sierra de Mariola, que comparte con Alicante y que llega a alcanzar los 1.158 metros de altitud en el Alto de Mariola, donde está la torre del mismo nombre, de época medieval islámica, y los 1.390 en el Montcabrer, legendaria cumbre alicantina. Más apuntes de naturaleza: en su término nacen los ríos Clariano, con una ribera llena de molinos, y Vinalopó, que luego bañará Elche antes de desembocar en la playera Santa Pola (si tú también desembocas aquí, no dejes de cruzar a la bella isla de Tabarca). Y en su término también están los neveros, los frigoríficos naturales que funcionaron entre los siglos XVII y XIX, y que son especialmente asombrosos en esta zona. En el mismo Bocairent, a espaldas del barrio medieval, está la Cava de Sant Blai. Y hay más.
Un escenario de película (épica)
Las Covetes dels Moros, un conjunto de cuevas artificiales del siglo X con orificios como ventanas, hasta 50, repartidas en tres o cuatro niveles de manera irregular y en medio de la pared vertical de la roca, a solo 300 metros del centro de Bocairent, te dejarán con la boca abierta. Se tienen dudas sobre su uso, pero todo apunta a que sirvieron de granero en época andalusí y están hechas según modelo del Alto Atlas, Marruecos; hoy, sin duda, son un indudable y lógico reclamo turístico. Están en el Barranc de la Fos, en la cabecera del río Clariano, y no son las únicas...
Hasta la plaza de toros es rupestre
Aquí está excavada hasta la plaza de toros, la más antigua de la Comunidad (1843), casi un teatro romano, y con aforo para casi 4.000 localidades. Y por ella ha pasado lo más notable del mundo del toro, que lo sepa el respetable. Hay un monasterio rupestre también, del siglo XV, un antiguo convento de monjas de clausura subterráneo. Bocairent es muy de los Picapiedra, digámoslo así.
Dormir en la masía de un tenista
Este verano volvió a abrir sus puertas el hotel Ferrero -el apellido es el del tenista Juan Carlos Ferrero, su dueño-, así que este alojamiento rural de cinco estrellas (https://hotelferrero.com) con 12 habitaciones que es una histórica y bella masía remodelada en azul y muy mediterránea te espera con las puertas abiertas de par en par . Lo encontrás en la carretera entre Ontinyent y Villena, entre olivos y frutales. Precio: desde 98 euros.
Pero si prefieres quedarte en el mismo pueblo, puedes alojarte en la antigua y romántica estación de tren, o sea, en el hotel L'Estació (http://hotelestacio.com), en medio de un parque lleno de árboles. 14 habitaciones, un patio interior, un restaurante con terraza acristalada, un jardín con palmeras y un salón con chimenea. Precio: desde 75 euros. No le falta encanto (ni historia) tampoco a L'Agora Hotel, una casa señorial de estilo modernista valenciano (1925) con ocho habitaciones con muebles coloniales y antiguos. Precio: desde 70 euros.
Para comer, arroz... pero ¿dónde?
Por ejemplo, en el restaurante El Cancell (www.elcancell.com), en pleno centro (C/ Sant Roc, 2), donde se practica la cocina mediterránea, de mercado y autóctona. Hay que probar el arroz seco de costillas y pericana (salsa típica de la zona), el arroz a banda, el caldero de arroz seco con bogavante, la clásica paella o la cazuela de arroz al horno. Todo muy típico y muy rico. El postre también es de raíz: un helado de turrón -este es su reino- o un helado de herbero, o sea, de las hierbas de la omnipresente sierra de Mariola.
No hay que ir a Mali ni a Etiopía en busca de cuevas abriéndose paso en las montañas o de un pueblo excavado en la roca. Los exotismos, a menudo, los tenemos aquí. Basta con mirar Bocairent, en la Valencia que no da al mar, y mirarlo bien para darse cuenta de hasta qué punto la orografía puede ser caprichosa y de qué manera la geografía, cómo decirlo, derrocha generosidad. Bocairente, castellanizado, se desparrama por la ladera para hacer de su estampa algo realmente espectacular, sin exagerar. Escoltado, además, por la sierra de Mariola y nutrido con un abundante patrimonio histórico-artístico que no es sino el legado musulmán (y más). Tiene tantas fuentes que no se pueden contar. Y no digamos covetes... Por supuesto, va de cabeza a nuestra lista de los pueblos más bonitos de España.