Barcelona se abre al mar: cinco restaurantes que te zambullen en el Mediterráneo

Hubo un tiempo en el que Barcelona vivía de espaldas al mar y los chiringuitos que poblaban las playas de la ciudad quedaban relegados a populares y multitudinarios banquetes para bodas, bautizos y comuniones. Hasta que llegaron los Juegos Olímpicos y los barceloneses descubrieron su costa.

Pero han tenido que pasar varias décadas para que los más gourmets cuenten con una oferta tentadora. Con la última incorporación, la del restaurante Blue Spot, de En Compañía de Lobos, la playa de Barcelona y sus aledaños es un punto de obligada visita para aquellos hedonistas a quienes además de una buena mesa les gustan unas buenas vistas.

Blue Spot

Situado en el piso octavo del Edificio Ocean del paseo Juan de Borbón, este local es uno de los más apetecibles de la zona. Con una carta basada en el producto, especializado además en pescados a la brasa, el Blue Spot es lo más cool del momento. Prueba de ellos son los llenazos que registra, sobre todo los fines de semana. Las vistas de 360º son casi únicas y dan tanto al puerto de Barcelona como a la playa.

Además, por las noches se convierte en el Blue Monkey y la música en directo manda en el lugar, donde se puede rematar la cena con una buena oferta coctelera. De una carta marinera habría que destacar el pulpo a la brasa con tatemada de verduras y la cigala a la robata (grill japonés). Los arroces son muy recomendables, así como las carnes, aunque, si nos lo permiten, aconsejamos dejarse asesorar por el equipo y decantarse por el pescado del día.

Dónde. Passeig Joan de Borbó, 101 Edifici Ocean. Àtic.

Pez Vela

Recuperar el antiguo espíritu de los chiringuitos de playa fue el principal objetivo del Grupo Tragaluz cuando se instaló en la playa de San Sebastián, al final de la Barceloneta. La carta del Pez Vela es sencilla, basada en productos frescos, de la huerta y del mar. Los arroces cobran aquí todo el protagonismo porque toca eso de la paella del domingo. Aunque no sea paella valenciana, claro, no dejen de probarla.

Las vistas son otro de los puntos a favor de este local situado a pie de playa en el que además los niños pueden jugar mientras los adultos disfrutan en la mesa. Por las noches, con la iluminación de los edificios colindantes y los barcos pasando a lo lejos, parece que el verano esté a las puertas de casa. Las carnes y los pescados, por si a alguien le apetece algo más elaborado, se asan a la parrilla natural.

Dónde. Paseo del Mare Nostrum 19/21 (bajos del Hotel W, HotelVela).

Terraza Martínez

Subamos a la montaña para ver el mar de cerca. Esta es la premisa de la Terraza Martínez, que se instaló en Montjuïc hace unos años y se ha convertido en referente de la buena cocina de la ciudad. Liderado por el Grupo Cañete (responsables del Bar Cañete, un must en la zona de las Ramblas), aquí mandan los productos frescos y las tapas de toda la vida elevadas a un buen nivel gourmet.

Prueba de ello son sus croquetas, famosas en la ciudad. Aunque no se quedan atrás los arroces, un plato imprescindible cuando hablamos de restaurantes playeros. Aunque el Martínez está lejos del mar, sus vistas nos zambullen de pleno en el Mediterráneo.

Dónde. Carretera de Miramar, 38.

Marea Alta

Este local entra de lleno en la competición por ver quién tiene la terraza con mejores vistas de Barcelona. Y está en el top 3, sin duda. Inaugurado por Enrique Valentín, mago de los buenos restaurantes en nuevas localizaciones, el Marea Alta está situado en el piso 23 del Edificio Colón. La oferta culinaria es de las mejores de la ciudad, basada en pescado a la brasa y ahumados que fusiona toda la riqueza de las costas en un espacio gastronómico único.

Las almejas al palo cortado, los guisos y la vieira, coliflor y café son platos singulares que bien valen la visita. Si nos apetece picar sin que se alargue, siempre podemos probar el Marea Baja, en el piso de abajo, donde la finger food y las sangrías son los protagonistas.

Dónde. Av. Drassanes 6-8. Edificio Colón Piso 23-24.

Agua

Fue uno de los primeros restaurantes de calidad, con un interiorismo cuidado y una carta potente que apostaron por la zona cercana al Port Olímpic. Y parece que se ha quedado casi solo. También del siempre solvente Grupo Tragaluz, el Agua sigue siendo una apuesta segura: buena comida, terraza que toca la arena y ambiente relajado. Su arroz al carbón con gambas, calamares y alcachofas es ya famoso en la ciudad.

Aquí los pescados son más elaborados que en otros locales y encontramos un lomo de bacalao, tomate, albahaca y patata morada que no se olvida, así como la colita de rape al horno, patatas, tomate y Santurce. La carta de postres es extensa y vale la pena guardar un rinconcito para probar especialidades catalanas como la mel i mató (miel y queso fresco) y su versión del biscuit de vainilla con chocolate derretido al Baileys.

Dónde. Paseo Marítimo de la Barceloneta, 30.