Dieta flexible para adelgazar: cuenta macros en lugar de calorías
Más que una dieta, lo que se propone es un cambio de hábitos en tu alimentación que puedas mantener a largo plazo
Al comenzar una dieta esperamos convertirla en nuestra forma de vida. Esta es la única manera de perder peso de forma efectiva y no recuperarlo, cambiar unos hábitos poco saludables por otros más sanos que podamos mantener a largo plazo, es decir, olvidarnos del concepto 'dieta' tradicional de restricciones (muchas sin sentido).
Esto es lo que propone la dieta flexible, que no te dice qué tienes que comer de forma estricta, sino que cada cual adapta su alimentación a sus gustos y sus objetivos, dependiendo de las necesidades calóricas y de los macronutrientes (o macros) de cada uno.
Calorías y macronutrientes
Dependiendo de tus objetivos deberás variar tu ingesta calórica. Para ello, el primer paso es conocer tus necesidades calóricas, es decir, sumar el número de calorías que tu cuerpo consume por el mero hecho de existir, estando en reposo, y las que consume con la actividad física.
Una vez que conozcas ese dato y teniendo en cuenta tus objetivos, podrás calcular la cantidad de calorías diarias que debes consumir. Por ejemplo, si quieres adelgazar, tendrás que conseguir un déficit calórico, consumir un menor número de calorías de las que quemas.
Sin embargo, en la dieta flexible esto no es lo único que importa. Una vez que has calculado ese número de calorías diarias que puedes consumir, es igual de importante tener en cuenta la cantidad de macronutrientes que consumes, es decir, de proteínas, carbohidratos y grasas.
La dieta flexible propone cuidar nuestro peso controlando las cantidades de los macronutrientes que ingerimos. Estas dependerán de factores como nuestra edad, estatura, peso y actividad física, pero también de nuestros objetivos.
¿Alimentos prohibidos?
No con esta dieta, ese es uno de los puntos a su favor. La dieta flexible defiende que no hay comidas malas. Los nutrientes que nuestro cuerpo necesita los puede obtener tanto de un filete de pollo a la plancha como de una hamburguesa, lo importante son las cantidades.
Siempre y cuando cumplas con las cantidades de macros que debes consumir al día para conseguir tus objetivos, de dónde los saques es, aun siendo sustancial, de menor importancia. Apela, eso sí, al sentido común. De hecho, su única norma es que no dediques más del 20% de tu alimentación a esos alimentos menos saludables.
Aunque puedes ser más flexible con los carbohidratos y las grasas no saludables, no debes descuidar el consumo de proteínas, frutas y verduras.
No siempre es sencillo
Adaptarse a este tipo de alimentación puede resultar un poco costoso. Tendrás que estar pendiente de la cantidad de macros que consumes y ayudarte de una báscula de cocina al principio. Eso sí, la idea es que llegues a hacer hábito y cada vez sea más sencillo e intuitivo.
La flexibilidad es la base de esta dieta y eso puede tener sus riesgos al considerar que no hay alimentos ‘malos’. En teoría es posible adelgazar comiendo productos poco saludables. Por eso, lo mejor es consultar con un nutricionista o experto que pueda ayudarte a dar el paso y cambiar tus hábitos.
Al comenzar una dieta esperamos convertirla en nuestra forma de vida. Esta es la única manera de perder peso de forma efectiva y no recuperarlo, cambiar unos hábitos poco saludables por otros más sanos que podamos mantener a largo plazo, es decir, olvidarnos del concepto 'dieta' tradicional de restricciones (muchas sin sentido).