Te contamos por qué el verano es una de las mejores épocas para perder peso

Si buscas el momento perfecto para cambiar tus hábitos de vida y sustituirlos por otros más saludables, es ahora. No solo porque cualquier instante es perfecto para tomar esta sana decisión, también porque estamos en verano.

Este paso poco tiene que ver con las imposiciones que la tradición ha puesto sobre nuestros cuerpos, es más una cuestión práctica para nosotras. Resulta más sencillo perder peso en verano que en invierno por lo que no es mala idea comenzar en la época estival a buscar la mejor forma de cuidarnos.

Aunque pueda parecerte que la época en la que más calor hace no es la más adecuada para realizar ejercicio físico, lo cierto es que tampoco es necesario que te lances a la calle a ejercitarte hasta la deshidratación. Nuestro ritmo de vida cambia durante estos meses, estamos más relajadas pero también más activas.

Pasear por las nuevas ciudades que visitamos, una ruta por un sendero nuevo en el campo, nadar en la piscina… todas las opciones son buenas para comenzar a llevar un estilo de vida más activo que luego podamos continuar cuando estos meses queden atrás y sean un buen recuerdo.

Este cambio de ritmo también nos ayuda a la hora de cuidar nuestra alimentación. Seguro que más de una vez te han dicho aquello de “las prisas no son buenas”, a la hora de comer tampoco lo son. Comer con calma, masticando tranquilamente y disfrutando de la comida que tenemos en el plato es más sencillo cuando estamos relajadas.

Esto no es lo único que juega a nuestro favor si escogemos el verano para comenzar nuestra nueva vida. En esta época, por norma general, el calor hace que tengamos menos hambre, por lo que comeremos menos y nos sentiremos saciadas antes.

Lejos de los guisos y potajes del invierno, en verano nos apetece comer cosas más ligeras y refrescantes, ensaladas, gazpachos, cremas frías… Platos sencillos de preparar, fáciles de comer y de digerir, cargados de nutrientes y en los que las frutas y verduras son los grandes protagonistas. Este tipo de alimento, además tiene pocas calorías y pocas grasas.

Las temperaturas altas hacen que tengamos sed más a menudo, un recordatorio perfecto de lo importante que es mantenernos hidratadas todo el año. Beber agua aunque todavía no sintamos sed es casi una obligación en las épocas de más calor, en la que perdemos líquidos a causa de la sudoración.

Además, a no ser que el calor sea excesivo y nos impida descansar por la noche, habitualmente estamos de mejor humor, lo que hace que nos resulte más sencillo marcarnos unas metas y cumplirlas.

Por eso, si buscas un momento para dar el paso y cambiar tu vida, el verano puede resultar la época perfecta. Si llega el final del mismo y no lo has hecho, no te preocupes, el invierno también puede servirte porque nuestro cuerpo consume energía simplemente generando calor para mantenernos con vida.