¿Es buena idea saltarnos la cena después de una comida copiosa? ¿Puede ayudarte a adelgazar?
Renunciar a una comida nunca es una buena idea, mejor optar por esta solución tras haber ingerido más calorías de las esperadas
Aunque todas sabemos que la clave para una vida equilibrada es una alimentación que también lo sea, no siempre podemos (o queremos) cumplir a rajatabla con las normas que nosotras mismas nos hemos impuesto.
Hay tiempo para todo y en ocasiones no queremos renunciar a una comida un poco más copiosa, ya sea porque hemos quedado con amigos y ese día nos vamos a pasar de lo recomendado o porque nos apetece cocinar en casa algo que sea un poco más calórico.
No son pocas las personas que deciden que, la mejor forma de evitar que esta comida pese en nuestra salud y sume peso a nuestro cuerpo, es saltarse la siguiente ingesta o irse a la cama sin cenar, incluso aunque sintamos hambre.
Conviene señalar que saltarse una comida nunca es una buena idea, sobre todo si lo hacemos pensando que así adelgazaremos más, no es verdad. Esto hará que sintamos más hambre y por tanto en la siguiente ingesta comeremos más o cosas más rápidas de conseguir pero menos saludables, como un dulce o bollería industrial en el desayuno.
Saltarnos las comidas hace que nuestro cuerpo reaccione de la forma contraria a la que esperamos, creemos que seguirá quemando calorías hasta eliminar las que hemos consumido, pero en realidad lo que sucede es que entra en modo ahorro.
Nuestro cuerpo entiende que pasamos por una mala época en la que no tenemos suficiente comida por lo que a partir de ese momento comienza a ahorrar energía y tiende a aprovechar todo lo que comemos, absorbiendo al máximo los nutrientes y acumulando azúcares y grasas.
Para tenerlo claro, llamamos comida copiosa a aquella que es abundante y excesiva, que suele producir una digestión pesada y por tanto una mala absorción de nutrientes. Suelen contener alimentos más calóricos y ricos en hidratos de carbono.
Sin duda, lo mejor que puedes hacer frente a una comida copiosa es optar por una cena ligera, de esta forma contrarrestas el efecto calórico de la comida sin recurrir a opciones radicales.
Puede que te sientas demasiado llena para cenar, lo mejor entonces es que optes por una infusión o un caldo, beber y mantenernos hidratadas es importante. También puedes optar por tomar una ración de fruta fresca, siempre mejor que optar por zumos para limitar la ingesta de azúcares en la misma comida.
Si lo que buscas es compensar el exceso calórico, lo mejor es optar por unas verduras cocinadas de forma sencilla, en crema o en sopa, o una patata hervida. Acompáñalo con pescado blanco cocinado a la plancha o al papillote o con un huevo pochado o en tortilla. Mejor evita las carnes y pescados grasos.
Lo que cuenta es la suma de calorías diarias, por lo que si sabes que te espera una comida copiosa lo mejor es ajustar tu dieta para mantener el equilibrio, por ejemplo con una cena como la que te hemos señalado.
Si vas a excederte, disfrútalo evitando sentirte culpable por ello e intenta no rematarlo con una siesta o acostándote rápidamente, si puedes es mejor dar un paseo o esperar un rato antes de irnos a dormir.
Aunque todas sabemos que la clave para una vida equilibrada es una alimentación que también lo sea, no siempre podemos (o queremos) cumplir a rajatabla con las normas que nosotras mismas nos hemos impuesto.