Dieta pegan: descubre en qué consiste y cómo puede ayudarte a adelgazar

Aunque pueda parecer una mezcla complicada, la dieta pegan es una suerte de fusión entre la dieta paleo y la vegana. Escoge las recomendaciones más favorables de ambas dando como resultado una nueva manera de ponernos en forma y perder peso a través de la alimentación.

En principio estas dos dietas podrían parecen completamente incompatibles, no podemos dejar de señalar que la dieta paleo basa su alimentación en la que seguían nuestros ancestros cuando eran cazadores-recolectores, con alimentos derivados de la caza o de animales criados en libertad, y la dieta vegana elimina de nuestro menú todo aquello de origen animal.

Nada es imposible y han encontrado algunos puntos en común. El resultado es la dieta pegan, que aboga por aumentar el consumo de frutas y verduras, tal y como una dieta vegana propondría, pero también permite una cantidad moderada de proteínas de origen animal, siempre que sean de consumo responsable.

Esta dieta fue desarrollada por el doctor Mark Hyman, una alimentación en la que los vegetales destacan por encima de los productos animales, que reduce el consumo de productos procesados y en la que la carne, priorizando las carnes blancas, pasa a ser un acompañamiento o guarnición, no un plato principal.

Incluye el consumo de huevos, por ser una gran fuente de proteínas, vitaminas y grasas, y pescado, siempre que tenga bajo contenido en mercurio y toxinas, recomendando los pescados pequeños frente a los grandes, como el atún o el pez espada.

Las frutas y verduras pasan a ser las grandes protagonistas de nuestra dieta, pero destacando aquellas que tienen un bajo índice glucémico. Hyman asegura que el 75% de nuestra dieta debe basarse en el consumo de hortalizas y vegetales y mejor si son ecológicas.

En esta dieta también se recomienda el consumo de grasas saludables, necesarias para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo. Las podemos obtener del aceite de oliva, los frutos secos, las semillas o los aguacates, por ejemplo.

Permite el consumo de legumbres, cuya recomendación es de una taza al día, y también el de cereales, pero de aquellos que no contienen gluten, como la quinoa, el maíz o el arroz.

También hay algunos alimentos que su autor recomienda evitar, como los productos lácteos, incluida la leche, el yogur y el queso, los azúcares y cereales refinados. Elimina por completo los ultraprocesados que nos aportan químicos, conservantes, colorantes, aditivos o edulcorantes artificiales.

A pesar de que las bases de esta dieta tienen aspectos positivos, como el elevado consumo de frutas y verduras, la eliminación de los ultraprocesados y la reducción del azúcar, el consumo de grasas saludables y la reducción del de carne roja, no existe evidencia científica que la respalde.

Por ello, si queremos seguirla y evitar ciertos riesgos, como algún déficit de nutrientes, o errores como evitar el gluten sin motivo médico, lo mejor es que sea un experto o un médico quien nos ayuda a planificarla y adaptarla a lo que nosotras necesitamos.