¿Se puede adelgazar con esta versión del ayuno intermitente? Todo sobre la dieta del guerrero
Comiendo solo una vez al día y de la forma que nos propone esta dieta podremos perder peso, pero ¿es seguro?
Puede que hayas escuchado hablar de las bondades del ayuno intermitente, pero no podemos olvidar que esto es una forma genérica de englobar las muchas versiones que existen de desarrollar esta técnica de alimentación.
La más habitual es la 16:8, que compagina a lo largo del día largos periodos de ayuno de 16 horas, que suelen coincidir en gran parte con las horas de sueño, con las otras ocho en las que sí podemos comer. Esta no es la única versión que existe, de hecho ni siquiera es la más sencilla.
Al comenzar una dieta de ayuno intermitente, lo más habitual es empezar por dividir el día en dos partes iguales, es decir, en dos periodos de 12 horas. Una forma sencilla de introducirnos en este nuevo estilo de vida y que resulta más fácil de adaptar a nuestra vida social.
Igual que hay versiones más cómodas, también las hay más extremas, con ayunos del día completo o incluso dos días seguidos. También está la versión que propone la dieta del guerrero. Se suele decir que cualquier tiempo pasado fue mejor, y esta parece ser la base para esta dieta.
Echa la vista atrás, concretamente hasta los tiempos en los que el ser humano cazaba para sobrevivir. No existía la posibilidad de comer en cualquier momento, algo que al parecer también les sucedía a los guerreros, que pasaban todo el día entrenando, combatiendo o trabajando, sin tener la posibilidad de sentarse a comer.
Por eso no era hasta el final del día cuando podían descansar y recuperar fuerzas comiendo, alimentándose bien para enfrentarse a un nuevo día de actividad. Ese es el motivo por el que la dieta del guerrero tiene una ventana de ingesta reducida, 4 horas al final del día.
Creada por Ori Hofmekler, un antiguo miembro de las Fuerzas Especiales israelíes, la dieta del guerrero defiende que durante 20 horas deberemos ayunar por completo, aunque también permite consumir líquidos sin calorías -o con muy pocas, como en el caso del café y el té o algunos caldos- y algunos sólidos como frutas o verduras crudas.
Además señala que, en esas cuatro horas en las que está permitido comer, deberíamos hacer una única ingesta, que varía según avanza nuestra dieta, que consta de varias fases y cada una de ellas dura una semana.
Mientras que el ayuno se mantiene en todas ellas igual, varían los alimentos que podemos tomar durante esas cuatro horas. Por ejemplo, la primera semana deben ser legumbres, verduras crudas y cereales integrales. En la segunda se permiten las proteínas animales y verduras pero se prohíben los cereales, y durante la tercera se alternan días de alta ingesta de carbohidratos con otros de proteínas.
Aunque apuesta por una alimentación más real, con productos naturales y alejada de los ultraprocesados, no es una dieta sencilla de seguir. No solo por la gran dificultad que supone adaptarla a nuestras rutinas, también porque varía de una semana a la siguiente y limita mucho los alimentos que se pueden tomar.
Así, lo mejor cuando queremos perder peso es, en lugar de embarcarse en una dieta sin consciencia, consultar con un especialista en la materia, que pueda ayudarnos a cambiar nuestros hábitos por otros más saludables de una forma sencilla, eficiente y adaptada a nuestro estilo de vida.
Puede que hayas escuchado hablar de las bondades del ayuno intermitente, pero no podemos olvidar que esto es una forma genérica de englobar las muchas versiones que existen de desarrollar esta técnica de alimentación.