Adelgaza y no lo vuelvas a recuperar gracias a la dieta Fricker, ¿en qué consiste?

Una vez que tomamos la decisión de adelgazar, nos encontramos con la necesidad de encontrar la mejor forma para conseguir resultados satisfactorios. En ocasiones nos centramos tanto en perder peso que olvidamos que hay otra parte que debemos tener en cuenta una vez alcanzado el peso ideal: no volver a recuperarlo.

Pensando en esto se planteó la dieta Fricker, un método que nos ayuda a adelgazar de forma rápida, y con el que podremos ver resultados casi desde el primer momento, pero que no se olvida de la importancia de mantener nuestros logros en el tiempo.

Pensando en estas dos partes tan diferentes del proceso, nos presenta un plan en dos fases y con dos velocidades. La primera de ellas diseñada para perder peso a gran velocidad; la segunda es una fase de mantenimiento que podremos alargar en el tiempo.

Fase de alta velocidad

La primera fase de esta dieta tiene una duración limitada, no debe extenderse más de ocho semanas porque es una etapa en la que los alimentos que podemos consumir son más limitados. Apuesta por una alimentación rica en proteínas y baja en calorías.

Como la mayoría de las dietas, prohíbe el consumo de dulces y bollería, así como de alimentos ultraprocesados, pero también elimina el pan y los alimentos ricos en féculas, como las patatas o el arroz. Mantiene al mínimo la cantidad de carbohidratos que se pueden tomar, y se basa en aumentar el consumo de carne, pescado, verduras, frutas y lácteos.

Durante esas semanas, las proteínas podemos tomarlas a voluntad, pero limita la cantidad de verduras a 400 gramos por día. Permite tomar hasta dos cucharadas de aceite de oliva y recomienda beber abundante agua a lo largo del día.

Fase de velocidad media

Pasadas esas ocho semanas, en las que se espera que pierdas entre 4 y 7 kilos al mes, es necesario recuperar algunos de los alimentos que habían sido eliminados. Esta fase puede prolongarse durante varios meses y lo que busca es estabilizar el peso para que no recuperemos todo lo que hemos perdido.

Durante este periodo recuperamos los alimentos ricos en féculas, lo que nos ayudará a conseguir una mayor sensación de saciedad comiendo una menor cantidad. También se incorporan los carbohidratos de absorción lenta, como los cereales integrales o las legumbres. Durante esta etapa, la pérdida de peso es más lenta.

Aunque promete ayudarnos a perder peso de forma rápida y efectiva, esta dieta puede llegar a producirnos cansancio, mareos y malestar, como todas las que limitan mucho el consumo de hidratos de carbono. Prolongarla, sobre todo en su primera fase, podría llegar a producirnos carencias nutricionales.

Por eso, lo más recomendable antes de comenzar una dieta pensada para adelgazar es ponernos en manos de médicos y especialistas, que nos ayuden a desarrollar hábitos saludables y a perder peso de forma segura y eficiente.