Hidratos de carbono: aprende a distinguir los que te convienen para adelgazar y por qué

Los hidratos de carbono se han convertido en los grandes enemigos para muchas dietas pensadas para adelgazar que aseguran que eliminándolos por completo podremos conseguir que el cuerpo obtenga la energía que necesita para funcionar obteniéndola de otras fuentes, como la grasa que tenemos acumulada.

Precisamente esa es la función de los carbohidratos, aportarnos la energía que nuestro cuerpo emplea para realizar sus funciones, las que vemos y las que no. La mayor parte de las calorías que gastamos a lo largo del día provienen de estos macronutrientes por lo que eliminarlos no siempre resulta ser una buena idea.

Eso sí, conviene señalar que un consumo excesivo puede ser perjudicial, le estaremos dando al cuerpo más energía de la que necesita y este almacenará el exceso en forma de grasa, que es lo que puede llevarnos a aumentar de peso. Este es el motivo por el que suelen eliminarse de la dieta, haciendo que el cuerpo tenga que recurrir a su almacén para conseguir energía.

¿Dónde los encontramos?

Lo cierto es que los hidratos de carbono están presentes en numerosos alimentos, por eso nos resulta tan sencillo excedernos en las cantidades diarias que es recomendable consumir. Están en cereales, como el trigo, la avena, el maíz o la cebada, por lo que también los encontraremos en el pan, la pasta o el arroz. También en el azúcar y la miel.

Están en tubérculos, como la patata o la batata, y legumbres como los garbanzos, lentejas o la soja. El menor cantidad también las frutas y verduras los contienen.

No todos los hidratos son iguales

Los hidratos pueden clasificar en función de su índice glucémico (IG), es decir la rapidez con la que los alimentos que los contienen puede elevar los niveles de azúcar, o glucosa, en sangre.

Si este índice es alto, mayor de 70, puede llegar a ser perjudicial, sobre todo para las personas diabéticas. Los carbohidratos más recomendados son los que tienen un IG bajo, hasta 55, porque su absorción es más lenta, obtendremos energía de forma más constante, sin fluctuaciones, y nos ayudará a sentir saciados por más tiempo. Entre 56 y 69 se considera un valor intermedio.

Así, si queremos llevar una alimentación más saludable y perder un poco de peso, debemos evitar los azúcares simples y las harinas refinadas, a las que durante ese proceso les eliminan gran parte de la fibra que contienen de forma natural.

Tampoco nos convienen los procesados con azúcares añadidos o con un índice glucémico alto. Mejor consumir frutas y verduras, así como los cereales en su versión integral (pan, pasta…), es decir, alimentos con un IG medio-bajo, como sucede con las legumbres.