Las rutinas clave que sí funcionan si quieres perder peso y cambiar de vida

Una de las metas que más a menudo nos marcamos es perder peso, pero también es una de las que más nos cuesta mantener. De hecho, no es raro que, tras un tiempo intentando adelgazar con dietas que nos prometen que lo lograremos de forma rápida, sencilla y sin pasar hambre, las abandonamos al darnos cuenta de que no cumplen ninguna de estas características. Esto ocurre porque apostar por las conocidas como dietas milagro cuando intentamos adelgazar no es una buena idea.

Los cambios que tenemos que poner en práctica son un poco más profundos y todos ellos deben tener en cuenta que, si bien perder grasa corporal es uno de los beneficios, lo que en realidad queremos es sentirnos mejor y estar más saludables.

Para lograrlo hay ciertos cambios que tendremos que poner en práctica y algunos de los más importantes están relacionados con la alimentación. No es suficiente con comer menos cantidad para evitar que esos kilos que se van de forma rápida cuando hacemos esas dietas radicales vuelvan con la misma rapidez. Dejar de comer no es la solución y de hecho es una mala idea.

Hacerlo de forma adecuada es lo mejor, conseguir que nuestra dieta sea equilibrada y lo que consumimos nos aporte la cantidad de nutrientes que nuestro cuerpo necesita, por ejemplo, aumentando la ingesta de frutas y verduras, que contienen muchas vitaminas y minerales, son saciantes y ricas en fibra, puede ayudarnos.

Comer varias veces al día, si nuestro cuerpo lo necesita, haciendo cinco ingestas diarias, dos pequeñas a media mañana y media tarde, un desayuno copioso, una comida abundante y una cena más discreta y temprana, dejando que pasen unas tres horas antes de irnos a dormir, para asegurarnos de que nos da tiempo a hacer la digestión.

Podemos reducir la cantidad de azúcar que tomamos, algo que no solo puede ayudarnos a perder peso, también nuestra salud a largo plazo lo agradecerá. Eliminar de nuestra dieta los ultraprocesados, cocinar en casa productos naturales y reducir la cantidad de alcohol que tomamos. Siempre será mejor beber agua, que, además de ser buena, es saciante.

Planificando nuestras comidas y diseñando menús equilibrados nos resultará más sencillo controlar la cantidad de calorías que ingerimos, porque si queremos perder peso, crear un déficit calórico es una buena solución. La clave es consumir menos calorías de las que quemamos, o aumentar la cantidad de calorías que quemamos llevando una vida más activa.

Ambas opciones son válidas, de hecho no son excluyentes, pero cuando queremos cambiar nuestros hábitos para llevar una vida más saludable y que nuestros progresos sean definitivos y no flor de un día, necesitamos introducir el ejercicio físico en nuestras rutinas habituales. Encontrar el ejercicio que nos ayude a convertirlo en un hábito es importante, por eso probar distintos tipos puede sernos útil.

Lo ideal es compaginar ejercicios de cardio con los de fuerza, para tonificar los músculos y quemar grasa mientras reforzamos nuestras articulaciones. Introducir estos cambios en nuestra vida y lograr que se queden no es fácil, por eso siempre se recomienda acudir a expertos que nos puedan echar una mano.

En el caso del ejercicio físico, nos ayudarán a no hacernos daño y no perder la motivación, y en el caso de nuestra alimentación, pueden enseñarnos pautas para que cada vez nos resulte más sencillo diseñar nuestros menús. Una vez que hemos tomado la decisión y estamos listos para dar el paso y cambiar nuestra vida a mejor, solo tendremos que ponernos manos a la obra.