24 horas para vivir San Sebastián al 100%
Sugerencias hechas desde el corazón y los sentidos, que podrán coincidir o no con las de ustedes. ¿Nos divertimos?
Siempre hemos dicho que San Sebastián podría ser la ciudad más bonita de España, con el permiso de otras grandes y maravillosas localidades. Kike lo tiene claro y así me dice: “¿La primera Mochila? Sanse”. ¿El riesgo de Donostia? Que te quedes.
Doy por hecho que todos saben quién es Kike Sarasola. Un pedazo de ser, lleno de vida, carismático, emprendedor nato, pasional, incansable, generoso y justo. Como lo fue su padre. Algún defecto tiene, pero no es el foro ni nos conocemos tanto como para estar de confidencias. Es un perfecto imperfecto. Se cruzó en mi vida y… aquí me presento. Yo soy Carlos. Juntos formamos nuestra familia y compromiso de crecer desde el amor, respeto, complicidad, buena comunicación y libertad. Somos dos tipos diferentes con un precioso proyecto de vida, pues llevamos 28 años apostando el uno por el otro. Les cuento esto porque yo soy el de las letras que ustedes leen. Nacido y educado en Gran Canaria hace que el 'ustedes' y no el 'vosotros' sea mi vehículo trasmisor. La Mochila va de compartir nuestras experiencias y sensaciones de estos destinos que, a nosotros, nos han impactado en esta vida compartida. Pero Kike cuanto más libre y visionario, mejor.
¿Conclusiones y lecturas positivas de este 2020 y parte del 2021? Ganas de volver a vivir, de hacer kilómetros, ejercitar la familia…, que el miedo no condicione nuestras decisiones. Y con estas reflexiones, Kike me lanza el reto y pregunta: “¿Sabríamos recordar las mejores 24 horas vividas en San Sebastián?”. Y estas son:
Agosto. Semana Grande. Viaje familiar con nuestros hijos, Aitana y Enrique. Nos despertamos temprano en nuestro hotel Room Mate Gorka (Gipuzkoa Plaza, 11). Potente desayuno, ya que potente iba a ser el día. Todos empezamos curso de surf en Pukas, en la playa de la Zurriola (un beso enorme, Coro).
La experiencia gastronómica empezó en el barrio de Gros, en Pintxos Bergara (Calle del General Artetxe, 8). Insuperable el txangurro. Déjate aconsejar por Monti. No falla. De ahí nos vamos al casco viejo, a Ganbara (San Jeronimo Kalea, 19). Kike no perdona el croissant con jamón. La Cuchara de San Telmo (Santa Korda Kalea, 4) levita entre la carrillera o el foie, o la morcilla… sorprendente. En La Cepa (31 de Agosto Kalea, 7-9), con Bernardo recién llegado a los mandos, cómete el chuletón y sus pimientos de piquillo. Txepetxa (Arrandegi Kalea, 5), muy de la zona, de los de ahí, destaca por sus anchoas y gildas sensacionales. Martínez (31 de Agosto Kalea, 13), un clásico con un servicio, dicho por mi amigo Iñigo, “ni simpáticos ni excesivamente secos (antipáticos), pero entrañables”.
Paseando paramos en la plaza de la Constitución, donde se estaba bailando una Larrain dantza, con solemnidad y tradición. Vi que, ahondando en sus raíces vascas, Kike se unió al coro y se puso a bailar. Fue tan atrevido que sentí que no debía hacerlo, pero había respeto y valor en lo que hacía. Se emocionó. Seguimos al Aquarium (1 Plaza de Carlos Blasco Imaz) al final del puerto, a conocer al tiburón blanco más grande de…, ahí todo es a lo grande, Conchita. Deleite de niños y mayores. Cuatro vueltas en el Carrusel de La Concha y a esperar al que puede ser unos de los mejores espectáculos, Concurso Internacional de Fuegos Artificiales (empresas chinas o valencianas suelen ser las mejores). Acto seguido, ya cerca de las 11 y media de la noche, a correr delante de los toros de fuego con nuestros amigos David, Victoria y sus hijos. Todo es tradición y devoción. Helado en Arnoldo (Kaiko Pasealekua, 3) y a nuestro hotel agotados. Fin del día.
En sí, es una experiencia. Como lo es dejarse llevar y aconsejar por Elena Arzak, en Arzak (Alcalde J. Elosegi Hiribidea, 273). O Rekondo (Igeldo Pasealekua, 57), subiendo al monte Igueldo. Come debajo de la parra centenaria y bébanse la que puede ser la mejor bodega de España. Akelarre (Padre Orkolaga Ibilbidea, 56), un poco más arriba, también es de obligada parada.
Otro planazo es visitar o montarte un pícnic en el Parque Cristina Enea, gran joya desconocida de la ciudad. Si el Gorka está lleno, quédate en el hotel One Shot (Mandasko Dukearen Pasealekua, 52), de nuestro amigo Enrique Solís. O reserva en la isla de Santa Clara para perderte en Hondalea (Kalea Isla de Santa Clara, 2) y su magna escultura de bronce de Cristina Iglesias. Inigualable son las tardes en La Perla (Kontxa Pasealekua, s/n, en La Concha), una de las talasoterapias mejores del mundo. Tómate un zurito en su terraza. Pregunta por Tristán, que te atenderá como hacen en el norte.
A Getaria vas a comerte un maravilloso pescado en Kaia Kaipe (General Arnao Kalea, 4) y no puedes perderte el Museo de Balenciaga (Aldamar Parkea Parkea, 6). Bellísimo. Y a Hernani vas a introducirte en el mundo Chillida, otro donostiarra universal, en su Museo Chillida Leku (Jauregi Bailara, 66). A nosotros nos impresionaron sus esculturas de alabastro.
Al releerlo nos damos cuenta de que no hemos llegado ni al 5% de lo que la ciudad tiene. Os recomendamos que vayáis y os sumerjáis, siguiendo un instinto básico, en el otro 95%. Piérdete por la ciudad… AGUR.
Siempre hemos dicho que San Sebastián podría ser la ciudad más bonita de España, con el permiso de otras grandes y maravillosas localidades. Kike lo tiene claro y así me dice: “¿La primera Mochila? Sanse”. ¿El riesgo de Donostia? Que te quedes.
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