Los secretos de Jane Fonda para ser feliz a cualquier edad: fitness, perdón y sexo
Con la sabiduría que da la edad, Jane Fonda parece haber encontrado la clave de la felicidad a los 83 años, una vida activa y saber perdonar son sus dos pilares
La vida de Jane Fonda no ha sido sencilla, la actriz ha tenido que enfrentarse a situaciones complicadas y dolorosas, grandes decepciones y sonados divorcios, pero nada de esto ha conseguido quebrar su ánimo. Es ahora, a los 83 años, cuando más feliz parece encontrarse. Soltera casi por primera vez tras finalizar su relación con Richard Perry, tiene las riendas de su vida y disfruta de la tranquilidad que da la experiencia.
Aunque, como hemos apuntado, no siempre ha sido así, pues hasta llegar a este punto Jane Fonda ha tenido que sanar muchas heridas del pasado, aprendiendo a conocerse a sí misma en el proceso. Una búsqueda que la llevó a darse cuenta de muchas cosas, como por ejemplo que llevaba toda la vida intentando ser quien los demás esperaban que fuera. Primero su padre, el actor Henry Fonda, y después sus maridos, que a lo largo de su vida han sido tres: Roger Vadim, Tom Hayden y Ted Turner.
Jane Fonda ha sido capaz de marcar la diferencia en varias generaciones, la primera de ellas la que la dejó entrar en casa enfundada en sus mallas para ponerse en forma junto a ella. Convertida en una estrella del fitness en los años 80, el deporte siempre ha formado parte de su vida. Además, su conciencia social también ha sido clave para su felicidad, siempre dispuesta a defender las causas que considera justas aunque supusiera ser detenida. La última vez que la vimos con esposas fue en 2019 en el Capitolio, vestida con su ya mítico abrigo rojo.
Esta lucha por algo más importante que ella misma fue, en parte, lo que la ayudó a encontrar un sentido a la existencia, a entender su propósito en la vida. Esto la llevó a dejar atrás muchos problemas que había arrastrado durante años, porque ella no siempre fue una activista convencida. Durante su juventud no fue así y ahora, echando la vista atrás, considera que en aquella época en la que no encontraba su lugar fue una persona “hedonista y miserable”, tal y como reconocía para ‘Insider’.
Su carrera es otro de los pilares de su vida, la actuación le ha permitido dejar salir todos los sentimientos que tuvo que reprimir durante su infancia y juventud, algo de lo que también habla largo y tendido en su libro y que reconoce sin tapujos en las entrevistas que concede. Porque la mala relación que mantuvo durante muchos años con su padre marcó su infancia, pero también la ira que sintió contra su madre tras su suicidio, cuando Jane tenía 12 años. El tiempo y el conocimiento la ayudaron, porque una vez que pudo entender los motivos de su madre, fue capaz de perdonarla.
Esta capacidad de superar el dolor a través del perdón parece haber sido su máxima en la vida, una forma de ver el mundo que todavía tiene y la ayuda a superar los problemas y seguir avanzando, sin dejar que las cuestiones del pasado lastren su futuro. Porque al perdonar a su madre aprendió a perdonarse a sí misma (siempre sintió que era su culpa), la verdadera clave para sanar y poder ser feliz.
Señalábamos antes que fue el fitness con el que se coló en la casa de todo el mundo y alcanzó unas cotas de fama nunca vistas. Jane Fonda aprendió de joven la importancia de una vida activa, y es algo que ha seguido manteniendo con el tiempo, dispuesta a no dejar que los achaques de la edad la frenen nunca. Ahora es evidente que no puede llevar el mismo ritmo que en aquellas sesiones de entrenamiento que la hicieron famosa, pero eso no quiere decir que haya dejado de entrenar.
De hecho, su cuenta de Instagram es prueba de ello, en ella comparte de vez en cuando sus sesiones de entrenamiento, haciendo ejercicios con bandas elásticas, adaptados a su edad y su estado de salud actual. Ahora Jane tiene una prótesis en la cadera y ya no puede correr, pero ha cambiado esta actividad por caminar y no deja que los achaques propios de la edad la frenen (tuvo que ser intervenida para eliminar un tumor en el labio). Una vida activa es esencial para sentirnos más ágiles y llenas de energía, ella lo sabe y por eso no piensa frenar.
El tiempo la ha enseñado a aceptarse y quererse, lo que la ha ayudado a encontrar la felicidad, pero también que no es necesario tener una pareja para ser feliz. Ahora que es una mujer soltera, ha podido reafirmarse en sus creencias de que el cerebro es el órgano sexual más importante porque, aunque descarta que su vida amorosa haya llegado a su final solo por cumplir años, cada vez está más convencida de que el sexo ya no es algo que necesite. Aunque, tal y como reveló durante una reciente entrevista para 'Harper's Bazaar', eso no quiere decir que haya dejado de fantasear.
La edad se ha convertido en la mejor arma para Jane Fonda, porque en este caso sí se traduce como experiencia. Gracias a ello, Jane ha aprendido a perdonarse, a respetarse y a encontrar su propósito en la vida, gracias al deporte, al que siempre ha sido asidua, se mantiene en plena forma, lo que le da fuerzas para continuar disfrutando de la vida como solo ella sabe.
La vida de Jane Fonda no ha sido sencilla, la actriz ha tenido que enfrentarse a situaciones complicadas y dolorosas, grandes decepciones y sonados divorcios, pero nada de esto ha conseguido quebrar su ánimo. Es ahora, a los 83 años, cuando más feliz parece encontrarse. Soltera casi por primera vez tras finalizar su relación con Richard Perry, tiene las riendas de su vida y disfruta de la tranquilidad que da la experiencia.