En este episodio de Referentes hablamos con Carme Portaceli, Irene Escolar, Darío Facal y Jaime de los Santos sobre TEATRO –con mayúsculas–. Como arte, como industria y como cultura. Del clásico y del contemporáneo. Del que llena las salas y del que llena las almas –o del de las dos cosas–. De los dramaturgos, de los directores y de los actores, pero también de regidores, de escenógrafos, de figurinistas… Del oficio, de la formación y del talento. De las supersticiones. De su función social. De su valor educativo. De las grandes giras y de los viajes a ninguna parte. De las pequeñas salas y de los grandes teatros.
Y lo hemos hecho desde el mejor de los escenarios: el Teatro Real, considerado la primera institución de las artes escénicas y musicales en España. El Real es uno de esos lugares sagrados, un templo de la cultura con más de dos siglos de historia, y con una programación artística que siempre cuida lo clásico y al tiempo incorpora lo contemporáneo. Una institución abierta a descubrir a los mejores artistas y creadores del momento, prestando atención a los nuevos públicos, a los más jóvenes y, hoy, abriendo sus puertas a un formato inédito en su escenario: un podcast.
Este episodio de Referentes, dedicado al teatro, lo hemos titulado “De llanto y de risa”, cinco palabras arrancadas de una conferencia de Federico García Lorca titulada “Charla sobre el Teatro”, en la que nos hablaba de la función y el poder social del teatro con estas precisas palabras: “El teatro es una escuela de llanto y de risa y una tribuna libre donde los hombres pueden poner en evidencia morales viejas o equívocas y explicar con ejemplos vivos normas eternas del corazón y del sentimiento del hombre”.
Hemos hablado de cómo el teatro ha acompañado a la propia historia de la humanidad, influyendo y participando de la educación de todas las civilizaciones y culturas. Hemos hablado de Fernando de Rojas, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Tirso de Molina, Ramón de la Cruz, Zorrilla, Benavente, García Lorca… de los grandes autores del teatro español de su contribución a la literatura universal, de cómo con su dramaturgia han marcado épocas, nos han regalado cientos de personajes interesantísimos, nos han ayudado a disfrutar y a entender mejor la vida.
Hemos cuestionado el aforismo de que el teatro proporcionaba el respeto y el cine la inmortalidad. De si la escena, sigue siendo el reducto reputacional del actor. De las supersticiones, de las obsesiones en los actores, de las liturgias concretas en ensayos, estrenos, y giras. Hemos hablado de la presencia de las mujeres en el teatro, y de que, a pesar de ser las mayores consumidoras de artes escénicas, son invisibles cuando hablamos de creadoras y profesionales del sector.
Hemos hablado de la formación en Artes Escénicas, la gestión del talento, el nivel docente, la oferta formativa pública y la privada. De la debilidad estructural del sector de las artes escénicas en España, y del sector cultural, en general. De por qué la cultura sigue entendiéndose como un sector subsidiario y no como una inversión interesante, necesaria y espiritual. Y hemos retomado a Lorca cuando escribía que “Un pueblo que no ayuda y no fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo”.