Perrier-Jouet Perrier-jouet

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La Maison
Belle Epoque

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EL SUEÑO ART-NOVEAU
DE LOS FUNDADORES
DE PERRIER-JOUËT

El sueño Art-Noveau
de los fundadores
de Perrier-Jouët


‘Vanitatis’ se traslada hasta Épernay, localidad francesa en la que se sitúa esta impresionante casa con mucha historia detrás. Además, entrevistamos a Séverine Frerson, la primera Chef de Cave femenina de la firma de champagne, cuyo origen se remonta al siglo XIX

Texto: Jose Madrid
Fotos: Erea y Manuel Azurmendi
Diseño: Bolívar Alcocer


Trè belle’. La Maison Belle Epoque, el hogar histórico de la firma de champagne Perrier-Jouët, es una invitación a viajar en el tiempo, el recuerdo vivo de la Francia rural más elegante y distinguida. El estilo art nouveau y el mimo hacia la naturaleza en todo su esplendor son los grandes protagonistas de un lugar que parece sacado de un libro de Perrault. La Maison está situada en la Avenue de Champagne de Épernay, la histórica calle donde están instaladas las sedes de las firmas de champagne más prestigiosas del mundo. Vanitatis visita este enclave privilegiado de Francia en un nebuloso día de octubre que invita a oler los aromas del champagne y a contemplar la belleza de los alrededores. La cosecha anual ya se ha celebrado, las hojas de los viñedos cercanos ya han adquirido el color del oro líquido y el recuerdo de Pierre-Nicolas Perrier y Rose-Adélaïde Jouët está más presente que nunca.

Ellos dieron nombre a la firma y son el factor humano de este lugar que aúna arte y tradición. Tras consolidar su relación, Pierre-Nicolas y Rose-Adélaïde se casaron en 1810. Por aquel entonces no podían sospechar que sus apellidos trascenderían dos siglos. Ella era la hija de una familia de mercaderes normandos que había recibido una cuidada educación. Él, un botánico que compartía con su mujer el amor por la naturaleza. Un año después de la boda, en 1811, crearon la casa, donde unieron sus dos grandes pasiones: el vino y la naturaleza. Cómplices en sus objetivos, siempre tuvieron claro que la uva chardonnay, con sus aromas florales, sería la protagonista del producto que iban a crear..


Perrier-jouet

Los ventanales, repletos de hojas en un tono rojizo intenso.

En una época en la que las mujeres eran meros complementos a la sombra de un hombre, Rose-Adélaïde destacó por involucrarse en una creación que le cambiaría la vida; en esa pasión que hemos leído en protagonistas de novela empoderadas como la de ‘La templanza’, que también manejaba los viñedos jerezanos de su familia de manera pertinaz. Jouët demuestra que ese tipo de mujeres ya existían en la vida real. Siendo una mujer del siglo XIX se adelantó, en muchos sentidos, al tiempo que le tocó vivir. Nos lo relata Séverine Frerson, la primera ‘chef de cave’ mujer, que habla con nosotros en un espectacular salón diseñado por Louis Majorelle, uno de los habitáculos de este lugar mágico. Pese al espacio temporal, Frerson siempre ha tenido una conexión especial con Rose-Adélaïde: “Me reflejo en la energía que tenía. Era una mujer con un talento multidisciplinar. Tenía tres hijos pero su papel iba mucho más allá del de madre. Tenía mucha responsabilidad. Ella era la encargada de recibir a los clientes cuando su marido se iba de viaje y lo gestionaba todo, desde la producción a los propios viñedos, cuando él no estaba. Me reconozco en su determinación”.

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Fachada superior de la Maison.

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El jardín está lleno de motivos florales de la firma.

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Fachada superior de la Maison.

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El jardín está lleno de motivos florales de la firma.


Así, Rose-Adélaïde recibía a los clientes en los salones y también se encargaba de la producción cuando él no estaba. Pierre-Nicolas se especializó más en la técnica viticultora y la venta del producto. Los dos formaron un tándem perfecto en el que uno no estaba por encima del otro.

La firma y la Maison fueron mucho más allá del matrimonio fundador. Charles, uno de los hijos de la pareja, quiso ampliar la empresa de sus progenitores desde que la heredó en 1848. También compró algunas parcelas para cultivar el mejor chardonnay. Cuando la traspasó a su sobrino, Henri Gallice, en 1878, el arte marcó el devenir de la firma. Su hermano Octave, por ejemplo, fue amigo de Émile Gallé, uno de los pioneros del art nouveau, al que se le debe el diseño floral de anémonas que todavía sigue en cada una de las botellas. Al observar algunas de las habitaciones, nos asombramos al ver que su estilo sigue muy presente. Reliquias como una cama de Hector Guimard hecha con paneles de madera, un espectacular baño con diseño floral o una pintura del mismísimo Toulouse-Lautrec son un festín para la vista de cualquier mortal. “El arte siempre ha estado muy presente aquí, pero esta es una casa para ser habitada por invitados especiales, no es un museo”, insisten desde la firma.


Con la naturaleza y el arte en su ADN, no es de extrañar la empresa se extendiese a lugares como Reino Unido o Estados Unidos; que la creación del matrimonio Perrier-Jouët llegase a personalidades como la reina Victoria, el emperador Napoleón III o el rey Leopoldo II, cautivados no solo por el sabor del champagne, sino por la filosofía que había detrás. Belle Epoque, el nombre de la Maison y de una de las ediciones limitadas de la firma, nos retrotrae a aquellos años previos a la Primera Guerra Mundial en los que París fue la capital de la cultura y el entretenimiento, cuando la ópera, el cabaret y el teatro eran una forma de vida para miles de personas. La lámpara de Raoul Larche, inspirada en la bailarina Loïe Fuller, o el mencionado retrato de la cantante Yvette Guilbert realizado por Toulouse-Lautrec, dos de los tesoros que más nos asombran de la Maison, son la memoria viva de esos años. Lejos de estancarse, la firma sigue relacionándose con artistas contemporáneos y explora nuevos estilos en eventos de talla internacional como 'Design Miami'.

A lo largo de los años, mucho ha evolucionado la forma en la que se cultivan los viñedos, situados a unos minutos de la casa y colocados en pendiente. La región en la que se sitúa Belle Epoque y los terrenos están en el punto perfecto del norte de Francia para este tipo de cultivo. Para que el champagne llegue a las mesas hacen falta tiempo y un mimo especial en el que se cuida cada pequeño detalle. “Al estar cultivadas en cuesta, el agua no se estanca en el suelo si llueve. La exposición al sol también es perfecta”, nos cuentan desde la firma. Insisten en que solo utilizan productos naturales, incluso para evitar el peligro que suponen algunas mariposas. Hasta en la supervivencia de estas se nota la predominancia del respeto y el amor a la naturaleza.

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El viñedo es un estallido de color en otoño.

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Vista de la bodega donde reposan las botellas de champagne.

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El viñedo es un estallido de color en otoño.

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Vista de la bodega donde reposan las botellas de champagne.


Las bodegas, que se extienden a lo largo de diez kilómetros de los sótanos de la Maison, son otro lugar con una interesante historia detrás. Además de las miles de botellas que se guardan con la curvatura perfecta durante años y de otras históricas de cosechas que se remontan al siglo XIX, el lugar impresiona por su memoria de la Segunda Guerra Mundial. En algunas de sus paredes se conservan frases y escritos de los prisioneros italianos que pasaron frío y penurias en su interior a mano de los alemanes.

Esa es otra de las muchas historias que rodean a este lugar, el sueño hecho realidad de una pareja que ha sobrevivido a guerras y a diferentes épocas para permanecer como un tesoro. Walt Disney dijo que su imperio empezó con un ratón. Perrier-Jouët lo hizo con una sencilla historia de amor.




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Séverine Frerson, la heredera de una gran tradicion

Séverine Frerson es, desde el pasado mes de noviembre, la sucesora de Hervé Deschamps en el cargo de ‘cellar master’. Ella es la primera mujer con ese cargo y la depositaria de la llave de EDEN, el sótano que contiene los ‘cuvées vintage’ más exclusivos de la casa Perrier-Jouët. Vanitatis pudo hablar con ella y conocer, de primera mano, los secretos de su rol. “Mi gran responsabilidad es dar continuidad al estilo de la casa. La memoria de todo lo que has probado y has vivido para hacer las mezclas es muy importante. También la pasión y la intuición”, nos cuenta. Desde pequeña, el mundo de los olores la cautivó y eso es algo que la ha acompañado de por vida: “He tenido la suerte de haber crecido en una familia que cocinaba mucho. Mi abuela tenía su propio huerto y mi madre era muy buena cocinera. Eso despertó el sentido del olfato en mí desde muy pequeña”.