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La belleza del método japonés Ikebana: el arte floral contra el estrés y para ser más feliz
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Preciso y en silencio

La belleza del método japonés Ikebana: el arte floral contra el estrés y para ser más feliz

Descubre todo lo que el Ikebana, el arte japonés de las flores, puede hacer por tu paz mental y por tu felicidad gracias a aprender a crear bellas composiciones

Foto: Ikebana, el arte japonés de las flores para meditar y ser feliz. (Pexels/Ioana Motoc)
Ikebana, el arte japonés de las flores para meditar y ser feliz. (Pexels/Ioana Motoc)

Existen numerosas formas para reducir nuestros niveles de estrés, pero no con todos obtenemos resultados tan bellos como con el Ikebana. Este antiguo arte japonés no solo nos invita a conocernos mejor a nosotros mismos, también nos ayuda a vivir en el aquí y en el ahora y, sobre todo, a hacerlo con la naturaleza como protagonista, desplegando nuestra creatividad y dejando que sean flores, ramas o semillas las que hablen por nosotras.

La meditación es una de esas técnicas que cada vez está más extendida, porque cada vez más gente es consciente de la importancia de cuidar también nuestra mente de todas las formas que sean necesarias. Si bien la meditación no sustituye a los profesionales de la salud mental, puede ser un buen complemento en determinados casos, ayudándonos a desarrollar la inteligencia emocional y la empatía, mejorando la memoria y aumentando la felicidad, pero también disminuyendo el estrés, la ansiedad y algunos problemas asociados con ella.

placeholder Ikebana, el arte japonés de las flores para meditar y ser feliz. (Linh Le para Unsplash)
Ikebana, el arte japonés de las flores para meditar y ser feliz. (Linh Le para Unsplash)

La historia del Ikebana o arte floral japonés se remonta varios siglos atrás, concretamente a la llegada del budismo a Japón. Era tradición ofrecerle flores a Buda y, con el tiempo, estas fueron convirtiéndose en arreglos florales más elaborados, buscando la belleza, pero también algo más profundo, como la conexión con uno mismo a través de la meditación. Son composiciones sencillas, pero no se trata de colocar los elementos de cualquier forma.

Para que cobre sentido, es necesario que se realice en silencio y con cuidado, antes de comenzar es necesario que la persona se aleje del estrés y se relaje buscando una conexión con la naturaleza, en busca de una sintonía que le ayude a que el resultado final refleje el estado anímico del responsable de crearlo. Todo es importante y cada paso debe hacerse con precisión y siguiendo las pautas aprendidas del maestro.

placeholder Ikebana, el arte japonés de las flores para meditar y ser feliz. (Visual Stories || Micheile para Unsplash)
Ikebana, el arte japonés de las flores para meditar y ser feliz. (Visual Stories || Micheile para Unsplash)

Así, en el Ikebana se unen dos cuestiones importantes, la espiritual, una búsqueda de la paz mental a través de un trabajo preciso y que requiere una gran atención, pero también la parte estética, que no es menos importante y que recibe el nombre de ‘Kado’ o camino de las flores. Ambas se entremezclan durante el proceso, apoyándose la una en la otra para conseguir el resultado esperado, mostrando el máximo respeto por la naturaleza y buscando el equilibrio entre tres elementos clave, cielo, tierra y hombre. Los tres deben ser visibles en la composición.

Con el paso del tiempo se han ido desarrollando diferentes estilos y formas de crear un Ikebana, algunos de los más comunes son el Formal, que es un estilo simplista que emplea alambres finos en la composición, el Nagerie, que usa jarrones altos y estrechos, o el Moribana, que se realiza sobre un recipiente plano. El resultado final son composiciones que reflejan un pedazo del alma de quien las ha creado, que ha querido transmitir a través de esos tallos y flores una parte de quien es.

placeholder Ikebana, el arte japonés de las flores para meditar y ser feliz. (Delaney Van para Unsplash)
Ikebana, el arte japonés de las flores para meditar y ser feliz. (Delaney Van para Unsplash)

Tradicionalmente, estos arreglos tienen carácter espiritual, no decorativo y acaban deteriorándose, lo que es parte de su esencia. Por eso las plantas empleadas suelen cortarse de una forma concreta y se intenta que todas al mismo tiempo, también es habitual escoger alguna flor que todavía esté por abrir, como un capullo o una semilla. Se busca la armonía, pero desde la asimetría y los diferentes tamaños y modos. Los elementos vegetales representan elementos de la naturaleza, por ejemplo el agua, uno de los elementos básicos para la vida, suele estar representada por crisantemos blancos.

En el Ikebana todo tiene un significado, por ejemplo, los capullos que están por florecer o las hojas incipientes en las ramas son una clara referencia al futuro, también el pasado se puede reflejar con hojas secas o capullos abiertos. El futuro queda incorporado con las hojas verdes y frescas. También se pueden representar las diferentes estaciones del año. Así, todos los elementos que se incorporan tienen un significado, representan un momento o un estado de ánimo concreto.

placeholder Ikebana, el arte japonés de las flores para meditar y ser feliz. (W.S. Coda para Unsplash)
Ikebana, el arte japonés de las flores para meditar y ser feliz. (W.S. Coda para Unsplash)

Este arte es uno de los más valorados por los muchos beneficios que aporta al bienestar personal. No solo es una forma de acercarnos a la naturaleza y aprender a estar en contacto con ella, también nos ayuda a crear arte, a apreciar una tradición milenaria y a través del proceso creativo lograr un resultado final que nos proporcione satisfacción personal. Sin embargo, sobre todo se emplea para meditar, para proporcionarnos un tiempo de desconexión y tranquilidad en el que relajar cuerpo y mente, aprovechando el silencio que requiere.

Hay muchos tipos de meditación y es esencial encontrar el que nos ayude a conocernos a nosotros mismos, aquel con el que nos sintamos a gusto y nos ayude a mirar hacia el interior para poder vivir una vida más placentera y feliz. En todos ellos es buena idea contar con la ayuda de un maestro que pueda guiar nuestros pasos y el Ikebana no es una excepción, descubrir los secretos de este arte milenario no siempre es sencillo y un buen maestro puede marcar una gran diferencia.

Existen numerosas formas para reducir nuestros niveles de estrés, pero no con todos obtenemos resultados tan bellos como con el Ikebana. Este antiguo arte japonés no solo nos invita a conocernos mejor a nosotros mismos, también nos ayuda a vivir en el aquí y en el ahora y, sobre todo, a hacerlo con la naturaleza como protagonista, desplegando nuestra creatividad y dejando que sean flores, ramas o semillas las que hablen por nosotras.

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