Alimentos poco saludables que es mejor reducir o eliminar de nuestra dieta según los expertos

El conocimiento sobre cómo llevar una vida más saludable es clave para comenzar a cuidarnos. Llevar una vida más activa, aprovechar al máximo nuestro tiempo al aire libre y tratar de llevar una alimentación equilibrada y, sobre todo, adecuada para cada uno, es una opción por la que cada vez más gente está apostado y para eso, saber lo que nos llevamos a casa es primordial, porque una buena alimentación empieza en el supermercado.

Allí es donde adquirimos todos los alimentos, pero no siempre sabemos lo que nos estamos llevando, sobre todo en el caso de alimentos procesados y ultraprocesados, en esos casos leer la etiqueta es esencial. “La realidad es que hay mucho desconocimiento sobre el etiquetado”, nos cuenta Patricia Castán Machio, nutricionista colegiada en CODINMA (Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad de Madrid). “Lo ideal sería que supiéramos leer las etiquetas y que de un golpe de vista sepamos lo que realmente nos interesa. La gente lo que hace es bajarse aplicaciones, pero no siempre son del todo fiables”.

Este es solo uno de los muchos motivos por los que conviene consultar con expertos si queremos hacer cambios en nuestra alimentación, la falta de educación nutricional. Aunque cada vez tengamos más información, siempre es mejor que sea un profesional del sector el que nos recomiende qué alimentos nos conviene tomar y de cuáles es mejor reducir el consumo, sobre todo porque en ocasiones no está tan claro si hablamos de un producto poco saludable o no.

Demonizados sin causa

Es habitual que nos encontremos con determinados alimentos que, de forma tradicional se han desaconsejado, sin embargo, estudios posteriores han demostrado que no tendrían por qué formar parte de esa lista. “Los huevos han adquirido ciertos mitos que no están justificados científicamente, ya que muchos piensan en dejar de consumirlos por su alto contenido en colesterol, pero son uno de los alimentos más saludables que podemos comer”, nos revela Melani Martínez nutricionista de ‘Entrena con Ainhoa’, expertos en el sector.

Sucede algo parecido con los lácteos enteros, que suelen ser señalados por “su alto contenido en grasa, lo que podría elevar el colesterol, sin embargo, esta misma grasa tiene un efecto fisiológico muy distinto al de una grasa saturada, una de ellas es el efecto saciante y, por lo tanto, ayuda en el control de peso”.

Ningún alimento está a salvo de ser considerado poco saludable, por sorprendente que parezca algunas frutas también son señaladas. “Plátano, uvas, higos... se las ha demonizado injustamente porque tienen un poder endulzante mayor o se les ha estigmatizado con un alto contenido en hidratos de carbono convirtiéndolos en alimentos que 'engordan' o que no se pueden tomar a partir de cierta hora del día”.

Alimentos que parecen buenos, pero no lo son tanto

Tal y como hemos hablado de esos alimentos que durante mucho tiempo hemos considerado negativos o incluso malos para la salud y con el tiempo se ha demostrado que no era así, también existe el efecto contrario. Es lo que sucede, por ejemplo, con la margarina, tal y como nos confirma Gina Estapé, dietista-nutricionista y creadora de ‘My Healthy Bites’ en Instagram.

“La margarina, por ser un producto vegetal, está considerada como un alimento saludable por una gran parte de la población. Sin embargo, está elaborada a partir de grasas hidrogenadas, un tipo de grasa nada beneficioso para nuestro organismo”.

No solo vemos esto con alimentos ‘de siempre’, también sucede con otros que han llegado a nuestras vidas hace relativamente poco y la han revolucionado, estos conviene ponerlos en cuarentena. “Ahora está muy de moda tomar kombucha”, recuerda Patricia Castán. “No existen evidencias científicas que avalen esos supuestos beneficios que dicen que aporta, pero como muchos famosos lo toman lo han catalogado como bebida supersaludable y ya se está viendo que tiene sus efectos adversos”.

Azúcar y sal, mejor poquito

“Según la OMS la dosis diaria de azúcar libre son 25 gramos (5 cucharaditas de postre), pero en la vida real consumimos azúcar libre y azúcar oculta en ultrapocesados. Los edulcorantes presentes por ejemplo en refrescos bajos en azúcar pueden contribuir a mantener muy alto el umbral de dulzor, lo que aumenta nuestras ganas de consumir otros alimentos dulces con mayor frecuencia”, nos explica Patricia Castán.

Así, para reducir el consumo de azúcar en muchas ocasiones recurrimos a sustitutos. “Existen muchos, como panela, melazas, azúcar de coco…, pero estos no dejan de ser azúcares libres también, por lo que tenemos que limitar su consumo”, asegura Gina Estapé. “Los sustitutos que realmente serían saludables son aquellos que podemos utilizar en casa y que provienen de alimentos ‘reales’ como, por ejemplo, las frutas”.

Con el consumo de sal sucede algo similar, la OMS establece que la cantidad diaria recomendada es menor de 5 gramos por día, sin embargo, tendemos a consumir más. Melani Martínez lo tienen claro: “Podemos reducir su consumo condimentando nuestras comidas con especias, hierbas, ajo, limón, entre otras. Estas nos ayudan a resaltar su sabor, evitando grandes cantidades de sal”.

Estos es mejor evitarlos

Si hay algo en lo que todos los expertos se muestran de acuerdo es en la necesidad de evitar el consumo de ultraprocesados. “Se asocia con una gran epidemia de obesidad poblacional, así como grandes problemas de salud como son la diabetes, elevado colesterol, dislipemias, hipertensión arterial, desencadenando un síndrome metabólico”, asegura Martínez, de 'Entrena con Ainhoa', quien tiene muy claro qué alimentos no recomendarían consumir.

“Ultraprocesados como bollería industrial, snacks salados y azucarados, precocinados, galletas, helados, zumos envasados y refrescos azucarados; alcohol, carnes procesadas como las salchichas, embutidos del tipo chorizo, salchichón, sobrasada o mortadela”.

Siguiendo esta línea, Gina Estapé considera que más que existir alimentos malos, lo que hay que hacer es evitar es determinados productos. “Todos aquellos productos procesados elaborados a base de harinas refinadas, azúcares, grasas de mala calidad y aditivos varios, los deberíamos tachar de nuestra lista de la compra. Por ejemplo: galletas y cereales de desayuno, bollería, patatas chips, sopas de sobre o salsas tipo ketchup”.

Para Melani Martínez el objetivo está claro: “Una alimentación saludable va más allá de comer alimentos sanos y de calidad, es tener un equilibrio y una flexibilidad que te permita tener una buena relación con la comida y que te permita disfrutar de una buena nutrición”.