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D’Angleterre, así es el hotel de la realeza en Copenhague
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D’Angleterre, así es el hotel de la realeza en Copenhague

Historia viva de la restauración y la hotelería del país, es el establecimiento más selecto desde el que descubrir la capital danesa

Foto: Exterior del hotel D'Angleterre. (Cortesía)
Exterior del hotel D'Angleterre. (Cortesía)

En 1755, un barbero francés y la hija del chef del palacio real se enamoraron. Así comenzó la historia de Jean Marchal y Marie Coppy, su idilio mutuo y con la cocina y la trayectoria del que es hoy el hotel más emblemático de Copenhague, el hotel d’Angleterre. Corrían los tiempos de Federico V de Dinamarca y él mismo les apoyó a la hora de abrir un restaurante propio para servir a la aristocracia de la ciudad y visitantes. Hace tres siglos de aquel local que fue evolucionando, desde esa misma ubicación, en la adoquinada y turística Nueva Plaza del Rey, hasta lo que es en la actualidad, un gran lujo que sigue atendiendo a las personalidades más relevantes del norte de Europa y del mundo.

Completamente reformado en 2013, se trata de un auténtico palacio de cuento de hadas que conserva los románticos elementos decimonónicos que lo fueron definiendo con el tiempo, cuando sirvió de residencia del conde Ahlefeld, diseñada por el renombrado arquitecto Jens Vilhelm Dahlerup. Es uno de esos grandes clásicos ante los que epatarse por su elegancia y nivel de instalaciones y servicio. De su diseño destacan esos mágicos aires del pasado, de solemnes salones y suites, pero también los detalles nórdicos en mobiliario a la última. La mezcla funciona como en pocos lugares.

placeholder El interior de una de las habitaciones. (Cortesía)
El interior de una de las habitaciones. (Cortesía)

De prácticamente un centenar de habitaciones, unidas en cuatro plantas por la majestuosa escalera principal, la mitad son de categoría superior. Altos techos, grandes dimensiones repletas de materiales nobles y preciosas vistas hacen sentir, desde luego, como parte de la monarquía que lo frecuenta, en especial si se trata de su imponente suite real, que alcanza los 250 metros cuadrados con un espectacular balcón a la plaza. Lo último en tecnología domótica lo conecta con el presente. Se hace notar en el sonido, marca Bang & Olufsen, iluminación, climatización y en modernos cuartos de baño aun manteniendo esos reflejos de antaño entre sedas, mármoles y dorados.

Todo en este hotel se mide al milímetro y así lo transmite una atenta plantilla internacional. Los adornos florales, creados a diario desde la floristería propia, la repostería, también desde una coqueta panadería particular, Maison, que se abre a la calle con entrada independiente para que todo el mundo pueda disfrutarla, la gastronomía en general… Su restaurante, Marchal, claro homenaje al primer propietario, luce una estrella Michelin que trabaja a diario el ex Noma Jakob de Neergaard. El 'twist' francés que da aquí a la revolucionaria cocina noreuropea se percibe en luminosos almuerzos, íntimas cenas y en un brunch dominical, protagonizado por un suntuoso buffet, para el que hay lista de espera.

placeholder Marchal. (Cortesía)
Marchal. (Cortesía)

Los cuidados desayunos sobre sus mesitas perfectamente vestidas también son aquí, aunque el hotel goza de otros espacios para ocasiones contadas como su histórico Palm Court y esa sublime cubierta acristalada, que ojalá se utilizara a diario, o el salón de baile Luis XVI. Lámparas de más de cien años, chimeneas, mil detalles Art Nouveau desde la fachada y sus cornisas hasta el interior… Cada estancia, la verdad, es un sueño que perdura, a pesar de haber sobrevivido a las dos guerras mundiales actuando como refugio y hasta cuartel nazi, y que hoy es propiedad de la familia Remmen y su fundación, lo que lo ha dotado también de una reseñable colección de arte contemporáneo que cuelga de sus paredes.

Siguiendo esta línea, su Champagne Bar, Balthazar, es el espacio más actual y ofrece una carta pionera en cuanto al vino francés, con 160 referencias, y coctelería de alto nivel. Merece la pena ir y mezclarse con huéspedes y locales aquí en una vibrante atmósfera y tomar una copa o un combinado a base de una ginebra que se destila en exclusiva para el hotel con receta secreta. Es un buen plan tras un día explorando las calles como lo es dejarse mimar en el premiado Amazing Space Spa con glamorosa piscina de mármol, sauna, gimnasio y una carta de tratamientos para relajar cuerpo y mente.

placeholder  Balthazar Champagne Bar. (Cortesía)
Balthazar Champagne Bar. (Cortesía)

D’Anglaterre cumple todo, como 'grande dame' europea que es, para estar al nivel de los mejores hoteles del viejo continente y del mundo. Estrellas, galardones, ilustres clientes y experiencia lo avalan. Uno de esos que habría que vivir una vez en la vida.

HOTEL D’ANGLETERRE

Kongens Nytorv 34, Copenhague. Dinamarca

Habitaciones desde 500 euros aprox

En 1755, un barbero francés y la hija del chef del palacio real se enamoraron. Así comenzó la historia de Jean Marchal y Marie Coppy, su idilio mutuo y con la cocina y la trayectoria del que es hoy el hotel más emblemático de Copenhague, el hotel d’Angleterre. Corrían los tiempos de Federico V de Dinamarca y él mismo les apoyó a la hora de abrir un restaurante propio para servir a la aristocracia de la ciudad y visitantes. Hace tres siglos de aquel local que fue evolucionando, desde esa misma ubicación, en la adoquinada y turística Nueva Plaza del Rey, hasta lo que es en la actualidad, un gran lujo que sigue atendiendo a las personalidades más relevantes del norte de Europa y del mundo.

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