‘Licorice Pizza’, el juego de andar por casa de Paul Thomas Anderson

El gran favorito de 'Licorice Pizza' (2021) es su realizador, Paul Thomas Anderson, aunque finalmente. La película no contaba con nominaciones en las categorías técnicas ni de interpretación, pero entró para disputar tres de los Oscar más importantes: mejor película, mejor dirección y guion original. Y Anderson, que ha escrito, producido y dirigido la película recogería el premio en cualquiera de estos tres escenarios. No ha podido ser al no haber recibido ningún galardón en estas categorías.

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B.M.

'Licorice Pizza' nos lleva al sur de California durante los años 70, y hasta la vida de dos jóvenes, Alana y Gary. Él se enamora de ella desde que la conoce. Pero a ella, diez años mayor que él, le cuesta verle como un amante. Mientras la relación entre los dos va creciendo, van cambiando también el resto de anhelos en su vida. Gary empieza a descartar su viejo sueño, tan habitual en la ciudad de Los Ángeles, de convertirse en actor. Nada que ver, por cierto, con las historias reales escondidas tras la producción de esta película, protagonizada por Alana Haim y Cooper Hoffman, hijo del difunto Philip Seymour Hoffman.

Porque esta película busca ser natural y cercana, y hasta renuncia a maquillar o tapar los granos de sus protagonistas. Es más: tanto Haim como Hoffman debutan como intérpretes en este largometraje. Anderson conocía de hacía tiempo a la familia de Haim, ya que había dirigido algunos vídeos musicales para el grupo de música que componen las tres hermanas Haim, entre las que se encuentra Alana. De hecho, parte de la historia de amor en 'Licorice Pizza' está basada en los sentimientos que Anderson tuvo de joven hacia Donna Haim, la madre de esta familia, que fue su profesora de arte.

Por su parte, Hoffmann ni siquiera se planteaba seguir los pasos de su padre y convertirse en actor, pero cambió de opinión tras la petición de Anderson, que acudió en su búsqueda con el guion en la mano. El realizador también conocía a Hoffmann desde niño, dada la amistad que de nuevo existía entre una familia y la otra. Hasta le había dirigido varias veces al grabar vídeos domésticos. La aparición de estrellas como Sean Penn o Tom Waits no rompe en ningún momento el toque cercano y hogareño de la película, que a tramos parece rodada por un grupo de amigos.

De hecho, y en un empeño personal del director, la pieza se rodó sobre celuloide de 70 milímetros, se reveló siempre con procedimientos ópticos y hasta en su distribución para uso doméstico ha esquivado tantas técnicas digitales como ha podido. Al tiempo, las palabras 'Licorice Pizza', o pizza de regaliz, aluden a los álbumes de vinilo, negros y redondos, que encarnaban el sueño de la música hace medio siglo. Estas palabras también daban nombre a una cadena de tiendas de discos que existía por aquel entonces. Las siglas LP, de hecho, coinciden con las de long play.

Entre las críticas a 'Licorice Pizza' se suele colar un comentario: que una historia sencilla, y con ese cierto encanto de andar por casa, quizá podría haber durado menos de 130 minutos. Pero el cine breve no es del estilo de Anderson. 'Boogie Nights' (1997), la primera película por la que estuvo nominado jamás el autor, y en la categoría de mejor guion original, ya duraba más de dos horas y media. Magnolia (1999), nominada algunos años más tarde a la misma estatuilla, superaba las tres horas de metraje. En más de 25 años de carrera, y contando con las nominaciones conseguidas en 'Licorice Pizza', Anderson habrá optado a un Oscar hasta en 11 ocasiones diferentes. Jamás lo ha conseguido. Hoy las cosas podrían cambiar.