Estos son los mejores tips para moverse (bien) por Menorca
La isla más alejada de las Baleares es una pequeña joya para los amantes de la paz y la naturaleza
De pequeñas dimensiones y con poca edificación, la isla más tímida y tranquila de las Baleares es un oasis con pequeñas calas y playas amplias a lo largo de toda su costa y que harán las delicias de los aficionados a las aguas turquesas. Además, es la más relajada de las hermanas, quizá por estar más alejada de la península, lo que la convierte en un destino ideal para vivir unos días en modo off.
Menorca ofrece sobre todo naturaleza y planes tranquilos perfectos para recorrer en familia o en pareja... o solo.
Mahón, el epicentro de la isla
Por ser la capital de la isla, es el lugar más animado y concentra el comercio más chic y varios restaurantes que debes visitar. Empieza por el clásico El Rais para degustar arroces, pescados y carnes de primera calidad. También te gustará Mestre d'Aixa Wine Bar, con una carta que mezcla recetas clásicas, como las gambas sisho de Triciclo o el taco de balacao con romescu de sobrasada, con platos originales, como un delicioso ají amarillo de paletilla de conejo o el ramen de pulpo y morro tostado. Y si prefieres una cocina sencilla basada en recetas locales, pero con un toque especial, visita Passió Mediterrània.
Otra dirección interesante, sobre todo para los amantes de las hamburguesas, es Paput, un pequeño y animado kiosco en el puerto; los locales aseguran que son las mejores de la isla. Y otra parada obligada es Casa Venecia, perfecta para disfrutar del atardecer cóctel en mano. Debes saber que no es fácil llegar con coche, pero ármate de paciencia porque el resultado merece la pena ¿Un cotilleo? Durante tiempo fue la vivienda del magnate Richard Branson.
Si eres de los que les gusta el shopping gourmet, no te pierdas Gin Xoriguer (Plaza del Carmen, 17) para comprar la clásica ginebra menorquina, o alguna de las tiendas de la cadena El Paladar, donde adquirir la tradicional sobrasada y el queso de Mahón. Y, por último, una buena recomendación para el alojamiento en la ciudad es el hotel boutique Jardí de Ses Bruixes, ubicado en el centro de una casa muy pintoresca que data de 1812, con un bonito patio interior y un pequeño spa.
Casas de campo
Pero, sin duda, el estilo rústico de la isla invita a disfrutar de su entorno en alguno de sus numerosos agroturismos y casas de campo como oferta de alojamiento. Una de las mejores fincas se llama Torralbenc, a menos de diez minutos de Mahón, que cuenta con casas del siglo XIX reconvertidas en habitaciones; un ejemplo claro del lujo rural. Ofrece clases de yoga al aire libre, tratamientos en su spa, una producción de vino propio, gastronomía a base de producto local y paseos por la costa en llaut, la típica embarcación de pescadores de Baleares.
Otra buena opción es el hotel Menorca Experimental, de la cadena internacional Experimental Group, una finca típica local con solo 43 habitaciones y decorada con aire muy rústico. Uno de sus atractivos es su reputada cocina, a cargo del chef Sylvain Roucayrol, procedente del País Vasco francés. Su menú está inspirado en la historia de la cocina de las Islas Baleares y elaborado con ingredientes autóctonos. ¿Una pista? No dejes de saborear sus cócteles artesanales, disponibles día y noche.
Un día en el viñedo
Como lo lees: en Menorca también hay buen vino, sobre todo el que elaboran en las bodegas Binifadet. Con un espacio del que te enamorarás a primera vista, en esta bodega puedes pasear por las viñas, disfrutar de una cata exprés e incluso saborear una deliciosa comida. No te marches sin probar su vino Merluzo, blanco o tinto, y unas originales y adictivas gominolas de vino.
Otro destino obligado es la Cova d'en Xoroi, que toma el nombre de un pirata turco que vivió refugiado en la cueva durante años sobreviviendo a base de robos. Cuando le encontraron, saltó al mar y nunca más se supo de él. Aunque el espacio abre todo el día, nuestra hora favorita es el atardecer, sin duda porque goza de la mejor luz. Si no tienes prisa, alarga la noche para disfrutar de alguno de sus conciertos de música en vivo.
El plato imprescindible
Uno de los platos estrella de Menorca es la caldereta de langosta, que solo lo puedes comer desde abril hasta el 1 de septiembre. El templo por excelencia de esta delicia es Es Cranc (Escoles, 31), en el pueblo de Fornells, que cuenta con vivero propio de langostas, lo que te asegura su máxima frescura. Y como no destaca por ser un plato ligero, el mejor plan para hacer la digestión será una siesta en la playa.
Para ello, nuestras favoritas son Cala Tortuga y Cala Escorxada si buscas intimidad, ya que son un poco recónditas y no tienen fácil acceso. Si quieres inmortalizar el viaje en Instagram, busca las preciosas Cala Macarella o Cala Macarelleta, o visita Binibeca, un pueblo con estética de los años 60. Sus blancas casitas de pescadores son realmente fotografiables.
De pequeñas dimensiones y con poca edificación, la isla más tímida y tranquila de las Baleares es un oasis con pequeñas calas y playas amplias a lo largo de toda su costa y que harán las delicias de los aficionados a las aguas turquesas. Además, es la más relajada de las hermanas, quizá por estar más alejada de la península, lo que la convierte en un destino ideal para vivir unos días en modo off.