Descubre el plan que Eduardo Navarrete te propone para disfrutar de la noche madrileña
El diseñador alicantino ha querido regresar a sus orígenes profesionales con 'Navarreté Cabareté', un show de variedades con cena, celebrado en el corazón del barrio de Chamberí
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Modelo, emprendedor, diseñador, showman… Eduardo Navarrete es uno de esos personajes del panorama mediático nacional cuyo encanto jamás podremos encasillar o definir. Aunque su apellido refiera indirectamente a una población de la provincia de La Rioja, tal y como ha demostrado numerosas veces en televisión, ‘espectáculo’ podría ser su verdadero segundo nombre. Siguiendo la línea de la crónica inventada por el ‘New York Times’ sobre la mítica Lola Flores -“ni canta, ni baila, pero no se la pierdan”-, el magnetismo del alicantino es absolutamente innegable.
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Después de consolidar su firma en el sector de la moda nacional y transformar a Terelu Campos y Verónica Forqué en sus musas y supermodelos personales, Eduardo Navarrete ha querido afrontar un nuevo reto profesional y regresar a sus orígenes creando ‘Navarreté Cabareté Dinner Show’; el plan con el que exconcursante de 'MasterChef Celebrity’ te invita a disfrutar de cada noche de miércoles en la capital (siempre bajo su atenta mirada y humor).
Entre las 20:30 y una hora de fin indeterminado, aunque la página web de venta marque las 2:00, el local Costa Social Club, ubicado en el corazón del barrio madrileño de Chamberí, es testigo mudo del espectáculo de variedades creado por el warholiano diseñador español, que ilustra algunos de sus diseños con el rostro de La Nenuco, su personalidad drag, y que ha querido retomar su sueño de ser vedete.
Tan solo unas escaleras más abajo del suelo raso y por un breve periodo espaciotemporal, te introducirás en un exclusivo universo de luz y color, que parece oculto a la vista de los demás. Varios artistas invitados por el organizador, los cuales cambiarán cada semana, aunque todos ellos pertenezcan al sector más 'underground' y menos 'mainstream' de la sociedad, amenizan la cena de los asistentes divididos en un total de tres pases y con las actuaciones de Eduardo Navarrete como presentador e hilo conductor.
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De esta manera, la degustación de una extensa carta de comida tradicional con toques modernos e influencias de medio mundo, que podrás realizar en compañía de tu pareja o amigos, ya que existe la opción de reservar mesas de dos, tres, seis o diez personas, se entremezcla con el poder de la carcajada y la sorpresa continua, haciendo el bocado aún más placentero y gustoso.
Además, el paladar, también ambientado con un poquito de alcohol, si se desea, no será el único sentido que salga beneficiado en este plan de entre semana. A través del oído viajarás a la España más cañí, la de la revista, gracias a una banda sonora compuesta por temas clásicos, pero un poquito rebeldes, entre los que se encuentran ‘La violetera’, ‘Gracias por venir’, de Lina Morgan, e incluso ‘La banana’, cantada en su momento por Paco Clavel y Susana Estrada.
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Tras este viaje irreverente, innovador y provocativo, regresarás a la realidad, pero lo harás, sin lugar a dudas, con un recuerdo en absoluto indiferente. Por otro lado, tu versión más curiosa podrá verse alimentada con la presencia de múltiples rostros conocidos, amigos del diseñador, disfrutando a escasos metros del mismo plan que tú, porque rescatando las declaraciones del propio Eduardo a Vanitatis: “Un artista hace una obra para que la gente la disfrute. Quiero acercarme al público y que me conozca lo máximo posible”.
Modelo, emprendedor, diseñador, showman… Eduardo Navarrete es uno de esos personajes del panorama mediático nacional cuyo encanto jamás podremos encasillar o definir. Aunque su apellido refiera indirectamente a una población de la provincia de La Rioja, tal y como ha demostrado numerosas veces en televisión, ‘espectáculo’ podría ser su verdadero segundo nombre. Siguiendo la línea de la crónica inventada por el ‘New York Times’ sobre la mítica Lola Flores -“ni canta, ni baila, pero no se la pierdan”-, el magnetismo del alicantino es absolutamente innegable.