Los 7 pueblos mágicos para una escapada rural en Navidad (o antes)

Ser un pueblo mágico no es sencillo, hay que cumplir con determinadas características. Los candidatos son seleccionados en función de su encanto, riqueza cultural, gastronomía o el poder de acogida de sus vecinos, entre otros aspectos. Gracias a eso podemos afirmar sin temor a equivocarnos que el ganador será merecedor de ello, pero todos los candidatos merecen una visita estas Navidades.

El ganador no solo pasará a formar parte de esta selecta lista, también será el afortunado que será iluminado por Ferrero Rocher estas fiestas, haciendo de este rincón un lugar mágico. Un año más, el presentador Jesús Vázquez ha sido el encargado de anunciar los candidatos, dando comienzo a una votación que nombrará a un ganador el 11 de diciembre, lo que da tiempo a los más intrépidos a visitarlos todos (o por lo menos alguno de ellos) y decidir cuál es su ganador.

Aínsa (Huesca)

Solo pasear por Aínsa ya merece la pena, sus calles están llenas de historia y sus murallas encierran lo mejor del románico. No puedes marcharte sin ver su iglesia de Santa María, su castillo o su plaza Mayor, pero si quieres pasar un poco más de tiempo en este lugar, sus alrededores son también dignos de ser disfrutados, ya sea caminando o en bicicleta, destacando su cercanía al Parque Nacional de Ordesa y Monteperdido.

* Si no ves correctamente este formulario, haz clic aquí

Este lugar recibe al turista con los brazos abiertos -uno de los requisitos para los candidatos-, por lo que no es complicado encontrar un lugar en el que disfrutar de su cocina de alta montaña aragonesa, en la que los guisos de puchero tienen un lugar destacado. Carne de cerdo y cordero, pero también platos de legumbre, de caza y con las setas como protagonistas. Prueba sus migas y sus caracoles con ajoaceite.

Cazalla de la Sierra (Sevilla)

En Sevilla encontramos Cazalla de la Sierra, que esconde secretos que solo quien pasee por sus calles podrá disfrutar. Por ella pasaba la antigua Ruta de la Plata y está declarada Conjunto Histórico Patrimonial, cuenta con varias vías verdes, que se integran en el Parque Natural de la Sierra de Sevilla y una gastronomía que merece una visita por sí misma. Las carnes de caza son las protagonistas y es famosa por sus anises o aguardiente.

Si pasas por Cazalla no puedes marcharte sin ver el convento Madre de Dios, la iglesia de San Benito o sin visitar la plaza Mayor o la plaza de abastos. No conviene perderse la destilería Miura, pero tampoco la pastelería Ortiz y pocos se resisten a dejar la zona sin asistir a una cata en alguna de sus bodegas.

Chinchón (Madrid)

Una vez que hemos aterrizado en Chinchón, lo mejor es caminar por sus calles y disfrutar de sus rincones. Imprescindible parar en su mítica plaza Mayor, con su balconada de madera, pero también podemos visitar el lavadero, la torre del reloj o el monasterio de los agustinos. Aunque si por algo destaca Chinchón, además de por su anís, es por su gastronomía.

Hornos de leña en los que se asa de manera tradicional el cochinillo, el cabrito y el cordero, sopas y potajes ideales para los días previos a Navidad (y también para los posteriores), carne de caza guisada o en pepitoria, verduras de la zona… Sin duda, sus platos más famosos son las sopas de ajo y las judías chinchoneras o el potaje de vigilia.

Mojácar (Almería)

Casas blancas, calles laberínticas y estrechas conforman y aportan a Mojácar su esencia. Desde la Puerta de la Ciudad al barrio del Arrabal, pasando por la plaza del Parterre o la iglesia de Santa María, todos los rincones de este lugar merecen la pena, como también lo hacen sus miradores, desde donde descubrir la belleza que la rodea, así como su naturaleza, que combina el interior de profundas ramblas de Sierra Cabrera, las playas vírgenes y los humedales del río Aguas.

Sus fiestas (que son en verano, por lo que igual merece la pena regresar), así como sus actividades culturales, son famosas en la región, como también lo son las playas de la zona. Su gastronomía es una oda a su legado cultural, con sus gurullos, los guisos de pelotas, el caldo de pimentón, las migas, los arroces caldosos o incluso el cuscús, fruto de su legado andalusí, tal y como nos recuerdan desde su oficina de turismo.

Portomarín (Lugo)

Por este pueblo pasa el Camino de Santiago, por lo que no hay duda de que se trata de un lugar acogedor con el visitante. Para que este parte de este pueblo no desapareciera bajo las aguas del embalse, algunos de sus principales monumentos fueron trasladados piedra a piedra, gracias a ello se puede disfrutar en todo su esplendor. Todavía puede verse parte del pueblo cuando el nivel de las aguas es bajo.

Asciende su escalinata que lleva hasta la capilla de As Neves, visita el pazo de Berbetoros (uno de los rescatados) o visita el Museo de Historia de la Automoción en Miniatura. Aprovecha al máximo tu tiempo en este lugar y descubre también sus sabores, prueba su tarta, bebe su aguardiente y, si es de tu agrado, disfruta de sus anguilas, en empanada, frita o en salsa.

Santillana del Mar (Cantabria)

A este lugar se le conoce popularmente como 'la villa de las tres mentiras', porque ni es santa, ni es llana, ni tiene mar, aunque probablemente allí ya lo hayan escuchado demasiadas veces. Lo que sí es Santillana del Mar es un lugar estupendo para disfrutar de la belleza de sus calles y sus rincones. Aprovecha para conocer un poco más sobre Altamira y sus cuevas, descubre el claustro de la colegiata de Santa Juliana y no te pierdas su casco histórico.

Si te quedas con ganas de aventuras, no te pierdas su Museo de la Tortura, que es exactamente lo que parece. No puedes marcharte sin probar sus almejas a la marinera, su pastel de cabracho o su marmita de bonito. Entre sus fiestas más destacadas, la del 5 de enero, cuando representan las ocho escenas del Auto Sacramental de los Reyes Magos, fiesta declarada de Interés Turístico Regional.

Sigüenza (Guadalajara)

Por Sigüenza pasan varias rutas, la de la lana, la del Quijote o la del Cid, lo que suma interés a su historia. Quien visite este lugar no puede perderse monumentos clave como la catedral o la Casa del Doncel. Tampoco conviene que se pierda sus asadores, sus restaurantes de comida tradicional típica castellana, como las migas, las setas o las carnes a la brasa. Unas delicias que se pueden regar con vino con Denominación de Origen de La Mancha.

Rincones que compiten por formar parte de la selecta lista de pueblos mágicos, pero que aunque no consigan el título, dejan claro que sus calles, sus rincones y espacios son ideales para descubrir un poco más de la historia de la zona, sus costumbres y su gastronomía. Lugares que no es mala idea tener apuntados para hacerles una visita cuanto antes.