Las razones de por qué esta ciudad española es la mejor para vivir del mundo

Nuestras raíces, en ocasiones, nos atan, y pensamos que la ciudad en la que nacimos y crecimos es la mejor para vivir. España posee ciudades con muchas cualidades, como Madrid, y son muchos los rankings que han posicionado a varias metrópolis de nuestras fronteras como buenas opciones en las que pasar el resto de nuestra vida.

En diciembre del año pasado, la organización InterNations, la mayor comunidad de expatriados, eligió Valencia como la mejor ciudad para vivir del mundo. Esta conclusión nació después de una votación en la que intervinieron más de 12.000 personas. Algo debe tener este lugar que atrae a quienes no han nacido y crecido allí, que no solo se quedan enamorados, sino que lo consideran uno de los mejores para vivir. Muchos son los factores que han tenido en cuenta y todos ellos parecen ser destacables en la ciudad costera.

Este ranking, que se elabora de manera anual y donde también se encontraban lugares como Dubái o Lisboa, destaca a Valencia, entre otras cosas, por su calidad de vida. Enfatizan la accesibilidad del transporte público, la seguridad de sus calles o la gran variedad de ocio deportivo. También se tienen en cuenta su sistema sanitario o su capacidad de hacer sentir a todo el mundo ‘como en casa’, gracias a la facilidad para conocer gente y hacer amigos.

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Qué hacer en Valencia en dos días

Sabiendo que fue catalogada como una de las mejores ciudades del mundo para vivir, cuesta más resistirse a disfrutar de sus bondades y, aunque mudarnos allí no siempre es una opción, visitar Valencia resulta de lo más apetecible. Un fin de semana no es suficiente para disfrutarla al máximo, pero puede ser un buen comienzo porque hay algunas paradas que son imprescindibles.

Tanto si es invierno como si es verano, la playa de la Malvarrosa no puede faltar en tu listado de lugares por visitar. Nada mejor que disfrutar de la arena y el olor del mar, incluso cuando hace demasiado frío como para darnos el capricho de un refrescante baño. Es la más céntrica y cerca se pueden encontrar multitud de chiringuitos y donde tomar un refrigerio o comer.

Imprescindible es visitar la Ciudad de las Artes y las Ciencias, aunque solo sea para recorrer esta miniciudad y gozar de su estética futurista que ha formado parte de numerosos proyectos cinematográficos. No todos sus edificios se pueden ver, pero el paseo merece la pena.

Uno de los que sí se pueden visitar es el Oceanogràfic, que promete una experiencia inolvidable para niños y adultos por igual. Una experiencia inmersiva que te hará sentir como si pasearas por mitad del océano. No es la única experiencia que nos aporta este espacio dedicado a la ciencia y la divulgación científica, también se puede entrar en sus museos y jardines.

Los amantes de los paseos y los espacios al aire libre en los que poder deleitarse con la naturaleza y la belleza están de enhorabuena, porque al margen de la experiencia futurista, hay mucho más que ver y descubrir en Valencia. Los jardines del Turia son uno de esos imprescindibles y nos abren las puertas de un cambio de escenario, pues muy cerca encontramos el casco histórico de Valencia.

La catedral, en la plaza de la Reina, es uno de los lugares que el visitante no puede dejar sin ver, uno de los edificios más emblemáticos de esta parte de la ciudad y que supone una amalgama de estilos. Subir al Micalet, la torre del campanario, es el siguiente paso en la aventura; requiere un poco de esfuerzo, pero las vistas merecen la pena. Dispuesto a descubrir lugares únicos, no te pierdas la iglesia de San Nicolás, famosa por sus bóvedas decoradas con pinturas al fresco.

El Mercado Central de Valencia está considerado uno de los más bonitos de España, además muy cerca encontramos numerosos lugares en los que disfrutar de la buena comida, pero tampoco conviene perderse la Lonja de la Seda, que está justo enfrente. En este lugar se producía la compraventa de mercancías como la seda.

Las Torres de Serranos, construidas en el siglo XIV, fueron el acceso más importante a la ciudad y ahora son uno de los lugares más fotografiados. Quienes quieran un poco más de historia -y también más torres- pueden visitar la Torre de Quart, donde todavía se pueden apreciar los cañonazos recibidos durante la guerra de Independencia de los franceses.

No te pierdas la plaza del Ayuntamiento, la estación del Norte o la plaza de toros, y no puedes marcharte sin visitar el barrio del Carmen. Ya que te encuentras en Valencia, aprovecha para degustar algunos de los elementos más típicos de su gastronomía, como la paella valenciana o cualquiera de sus arroces, así como su esgarraet, una tapa muy típica a base de bacalao y pimientos, o los buñuelos de calabaza. También puedes disfrutar de una deliciosa merienda a base de horchata y fartón.

Son muchas las cosas que Valencia nos ofrece, por eso no es raro que una escapada de fin de semana se convierta en una aventura que repetir un poco más adelante, descubriendo nuevos lugares cada vez.