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Bodegueros y aristócratas: así son los nobles del vino con acento español
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Bodegueros y aristócratas: así son los nobles del vino con acento español

Son innumerables los vinos que llevan la nobleza en su nombre, pero contadas las bodegas que tienen a un verdadero aristócrata al frente. Conozcamos a algunos de los más relevantes

Foto: Pelayo de la Mata, marqués de Vargas, conde de San Cristóbal y autor de los grandes vinos que llevan su título. (Cortesía)
Pelayo de la Mata, marqués de Vargas, conde de San Cristóbal y autor de los grandes vinos que llevan su título. (Cortesía)

La estrecha relación entre vino y nobleza a lo largo de los siglos explica el nombre de algunas destacadas bodegas de nuestro país, y también de sus vinos. De hecho, junto a los monjes, también los aristócratas contribuyeron al desarrollo del vino y su cultura en nuestro país. Mientras los primeros evitaron que se perdiera su cultivo, la nobleza fue en parte colaboradora necesaria para la renovación del viñedo, la modernización de la viticultura y las técnicas de elaboración.

En la Reconquista, como agradecimiento a su participación en la expulsión de los árabes, son muchos los militares que reciben como regalo tanto tierras como títulos nobiliarios. Un ejemplo de ello fue Fernández de Córdova, el Gran Capitán, de quien era descendiente directo el ya fallecido Carlos Falcó, marqués de Griñón. Por esa misma razón, el general Espartero fue uno de los primeros bodegueros de La Rioja, a quien seguiría Luciano Murrieta García Ortiz Lemoine, también militar y quien recibió el título de marqués de Murrieta.

placeholder Pazo de Fefiñanes contiene el más emblemático monumento del municipio pontevedrés de Cambados, el palacio de Fefiñanes. (Cortesía)
Pazo de Fefiñanes contiene el más emblemático monumento del municipio pontevedrés de Cambados, el palacio de Fefiñanes. (Cortesía)

Luciano Murrieta fue ayudante personal de Espartero, a quien acompañó en su exilio en Londres, ciudad en la que decidió que su futuro se iba a desvincular de la carrera militar. A su regreso se instaló en Logroño y, gracias a su amistad con Espartero, sus comienzos vitivinícolas fueron relativamente fáciles, ya que este le cedió unos terrenos y le dejó usar sus bodegas. Murrieta mejoró sus vinos y empezó a recibir diferentes reconocimientos internacionales. A mediados del XIX se va a Burdeos para aprender y tras la muerte de Espartero monta su propia bodega. El título de marqués de Murrieta se lo otorga el rey Amadeo I de Saboya como reconocimiento a su labor en la obtención de vinos riojanos de calidad.

La aristocracia del vino iría surgiendo en distintos momentos de nuestra historia por motivos diversos, pero el contacto con los bodegueros de Burdeos tuvo mucho que ver. De hecho, de su mano se animaría parte de esa aristocracia riojana a convertirse en empresarios bodegueros para explotar sus tierras en vez de arrendarlas y vivir de las rentas. De tales épocas datan los antecesores de estos seis nobles, seis hombres muy implicados en el día a día de sus bodegas.

Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga, conde de Creixell

Es el undécimo conde de Creixell y presidente de Marqués de Murrieta desde hace más de dos décadas tras el repentino fallecimiento de su padre en 1996, Vicente Cebrián-Sagarriga. En aquel momento nuestro protagonista tan solo tenía 25 años y se puso al frente de una bodega que había adquirido su antecesor en 1983. Como adelantábamos, los inicios de Marqués de Murrieta se remontan a mediados del siglo XIX cuando Luciano de Murrieta se instala en Logroño para hacer vino tras lo que había aprendido en Burdeos. Construyó en su finca Ygay el castillo de Ygay, sede de la bodega, y en 1852 saca su primer vino, reconocido como la primera elaboración moderna pensada para envejecer. Fue tal su labor que el rey Amadeo de Saboya le concedió el título de marqués de Murrieta.

placeholder Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga, conde de Creixell.
Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga, conde de Creixell.

Años después, los condes de Creixell asumirían del legado de Luciano de Murrieta. El militar Dalmau de Creixell ganó reconocimiento por su victoriosa participación en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212. Una familia que se une a los condes de Mezquita, descendientes de otro militar (Valeriano Mezquita y Mínguez) a quien le fue concedido el título de barón de la Pobadilla por Felipe V. Así, Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga, XI conde de Creixell, es también barón de la Pobadilla, pues sus abuelos fueron el ingeniero Jaime Cebrián Pérez y María Cristina Sagarriga y Becerra, baronesa de la Pobadilla.

Pelayo de la Mata, marqués de Vargas y conde de San Cristóbal

Sus títulos nobiliarios dan nombre a dos de sus bodegas, Bodegas y Viñedos del Conde de San Cristóbal, en Ribera del Duero, y Marqués de Vargas, en Rioja. Una compañía vitivinícola que cuenta con una tercera bodega en Rías Baixas, Pazo San Mauro. Pelayo de la Mata, XIII marqués de Vargas y IX conde de San Cristóbal, cumple en 1989, junto con sus hermanos, el sueño de su padre, que era construir una bodega en la finca familiar situada en Rioja Alta. Porque su familia ha estado vinculada al vino a través de cuatro generaciones.

placeholder  Pelayo de la Mata, marqués de Vargas y conde de San Cristóbal.
Pelayo de la Mata, marqués de Vargas y conde de San Cristóbal.

El marquesado fue creado en 1700 por Carlos II para Francisco Vargas y Lezama, caballero de la Orden de Calatrava, que también llegó a alcalde de Toledo y de Madrid. Un título que, por distintas ramificaciones familiares, llegó a Pelayo de la Mata a través de su padre en 1976. El título de conde llegó a la familia mediante el décimo marqués de Vargas, Francisco de la Mata y Barrenechea, hijo de la condesa de San Cristóbal y hermano del abuelo de nuestro protagonista. La bodega Marqués de Vargas se localiza en el conocido paraje de los tres marqueses, pues aquí se encuentran también la finca del marqués del Romeral y la del marqués de Murrieta. Actualmente, Pelayo de La Mata es consejero de la distribuidora e importadora de bebidas espirituosas Grupo Varma tras ceder la presidencia a Teresa Martín de la Mata.

Mauricio González-Gordon, marqués de Bonanza

Presidente del grupo jerezano González Byass, Mauricio González-Gordon forma parte de la quinta generación de la familia del fundador de la empresa, Manuel María González Ángel, del que es tataranieto. González-Gordon, después de pasar por varias compañías internacionales, asumió, en 2006, la responsabilidad de ponerse al frente de la bodega familiar para modernizarla. Su título, VI marqués de Bonanza, fue un reconocimiento de la reina María Cristina a Manuel Críspulo González de Soto, hijo del fundador de la bodega, en agradecimiento a la donación de un edificio al Estado para atender a los soldados que llegaban heridos de las guerras de Cuba y Filipinas.

placeholder Mauricio González-Gordon, marqués de Bonanza.
Mauricio González-Gordon, marqués de Bonanza.

El nombre de González Byass se debe a que, hasta finales de los años ochenta, la bodega era una sociedad en la que participaban dos familias, la gaditana González y la inglesa Byass. No debemos olvidar la vinculación de estos vinos con Reino Unido, donde tanto éxito disfrutan desde sus comienzos. En 1988 los herederos de Byass se retiran del negocio y la bodega pasa a ser propiedad absoluta de los descendientes del fundador jerezano.

Juan Gil de Araujo y González de Careaga, marqués de Figueroa

Propietario de Bodegas Pago de Fefiñanes y actual presidente del Consejo Regulador de la DO Rías Baixas, Juan Gil de Araujo es el XIV marqués de Figueroa. Título otorgado por el rey Carlos II a Baltasar Pardo de Figueroa y Lupidana, caballero de Santiago, y señor de la Torre de Figueroa, en la carretera que une Betanzos y Santiago de Compostela, cuya propiedad ha ido pasando por las manos de los diferentes titulares del marquesado.

placeholder Juan Gil de Araujo y González de Careaga, marqués de Figueroa.
Juan Gil de Araujo y González de Careaga, marqués de Figueroa.

Juan Gil de Araujo, ingeniero agrónomo y con más de cuatro décadas en el sector vitivinícola, es su actual propietario desde 1982. Su bodega, Pazo de Fefiñanes, contiene el más emblemático monumento del municipio pontevedrés de Cambados, el palacio de Fefiñanes, que además da nombre a la plaza más importante de la localidad.

Alonso Álvarez de Toledo y Urquijo, marqués de Valdueza

Su bodega, del mismo nombre, Marqués de Valdueza, está en Mérida, y con ella Alonso Álvarez de Toledo y Urquijo, XII marqués de Villanueva de Valdueza, hace honor al marquesado, un título creado por Felipe IV en 1621 a favor de Fadrique Álvarez de Toledo Osorio y Mendoza, almirante de la Armada, como reconocimiento a sus hazañas en Brasil. Desde entonces se ha conservado entre los Álvarez de Toledo, que son el origen de la Casa de Alba y de los Valdueza.

placeholder Alonso Álvarez de Toledo y Urquijo, marqués de Valdueza. (Cortesía)
Alonso Álvarez de Toledo y Urquijo, marqués de Valdueza. (Cortesía)

Esta familia cuenta con propiedades en Extremadura desde el siglo XVIII, donde actualmente hacen vino, aceite, además de criar ganado y tener un coto de caza. Una empresa agroalimentaria que Alonso Álvarez de Toledo y Urquijo puso en marcha a finales de los noventa.

Carlos Falcó y Fernández de Córdova, marqués de Griñón

Marquesado heredado por su hija Tamara Falcó tras el fallecimiento de su padre a causa del covid en los primeros días de la pandemia, Carlos Falcó era V marqués de Griñón tras heredarlo de su abuelo. Data de 1862, año en que la reina Isabel II lo creó para María Cristina Fernández de Córdova y Álvarez de los Asturias Bohórquez. Era también XII marqués de Castel-Moncayo y, como contábamos al principio, descendiente del Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdova, además de grande de España. Sumaba a esta cantidad de títulos el de confundador del Club Siglo XXI y presidente del Círculo Español del Lujo Fortuny.

placeholder  Carlos Falcó y Fernández de Córdova, marqués de Griñón. (EFE)
Carlos Falcó y Fernández de Córdova, marqués de Griñón. (EFE)

Como presidente de Pagos de Familia Marqués de Griñón, bodega y almazara situados en su finca de la localidad toledana de Malpica de Tajo, Carlos estaba dedicado en cuerpo y alma a sus vinos y la elaboración de aceites. Dos pasiones que quedaron en manos de Xandra Falcó, con quien trabajaba estrechamente y que se mantiene como accionista, aunque ha puesto en marcha proyectos propios. Ella es también marquesa de Mirabel, un título que heredó de su abuela paterna, Hilda Fernández de Córdova. Dominio de Valdepusa es el nombre de la propiedad que Carlos Falcó heredó de su abuelo, en manos de la familia desde 1292 y donde se concentran edificios históricos, viñas, olivos, bodega y almazara. El señorío de Valdepusa se crea en 1350 y son sus señores los que adquieren el señorío de Griñón, que a principios del XIX se convierte en marquesado.

La estrecha relación entre vino y nobleza a lo largo de los siglos explica el nombre de algunas destacadas bodegas de nuestro país, y también de sus vinos. De hecho, junto a los monjes, también los aristócratas contribuyeron al desarrollo del vino y su cultura en nuestro país. Mientras los primeros evitaron que se perdiera su cultivo, la nobleza fue en parte colaboradora necesaria para la renovación del viñedo, la modernización de la viticultura y las técnicas de elaboración.

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