Enero se va con una intensa ola de buenos libros que dejará las librerías llenas de frío

Vivimos tiempos convulsos. Una guerra en el Este que parece no tener fin. Un virus que no acaba de desaparecer. Pero en el ámbito editorial los últimos años han sido un derroche de imaginación y frescura, sobre todo de voces femeninas. El año ha empezado cargadito de buenos títulos, de autores y libros para desconectar, reír o llorar, buscar consuelo, reflexionar o excitarse con la intriga. Definitivamente, este enero nos ha sorprendido con un montón de títulos para disfrutar de la lectura y hallar refugio —y entretenimiento, alegría y solaz— en las páginas de un libro.

‘Cualquier verano es un final’, de Ray Loriga
(Alfaguara)

Una novela sobre la amistad, el amor y la muerte. El personaje de Ray Loriga —sospechamos que protagonista y autor son el mismo, ya que comparten bastantes similitudes, como un tumor cerebral por el que pierde un ojo y queda medio sordo— es un cincuentón hedonista. También, un eterno adolescente que busca la diversión, un individuo de pocas ambiciones, consciente de que su relativo éxito profesional se debe más al azar que a su valía.

Es de alguna forma el mismo protagonista de tantas de sus novelas, aunque ahora se llame —o se haga llamar— Yorick, un tipo arrogante y pedantón, pero con una capacidad autocrítica absolutamente redentora. Acompañamos a Yorick —o a Loriga— en un viaje sentimental detrás de su mejor amigo Luiz, que ha decidido quitarse la vida de forma civilizada en un país donde el suicidio voluntario y asistido es tan legal como caro. Viajamos con él a Suiza, Nueva York y Portugal. Somos testigos del valor de la amistad, de cómo esta lleva al amor, de lo que significa el final de la juventud.

Una novela más madura, pero que conserva el tono y la frescura de aquel autor que nos deslumbró y conmovió con ‘Lo peor de todo'.

Adiós juventud, adiós

Todo el azul del cielo’, de Mélissa da Costa
Trad. Julia Calzada y Xisca Mas (Suma)

Probablemente sea el libro más perturbador del mes, pero también el que proporciona mayor sensación de bienestar. Una historia conmovedora e inspiradora, una novela 'feel good' en la que tan pronto te descubres riendo a carcajadas como llorando a lágrima viva. Un relato que te deja tocada, pero con un dulce sabor de boca. Es la historia de Émile al que diagnostican alzhéimer y decide buscar un compañero o compañera con quien iniciar un viaje en una autocaravana. El último de su vida. Aparece Joanne y juntos se embarcan en una aventura cuyo fin es el autodescubrimiento, donde brotará la alegría, el miedo, la amistad y el amor.

Una prosa clara, sin artificios, con múltiples niveles de lectura que aporta una mirada reflexiva, donde no falta un fino sentido del humor. Un libro que acabas con una sonrisa en los labios.

Buen rollito del que duele

‘Un trabajo para toda la vida’, de Rachel Cusk
Trad. Catalina Martínez Muñoz (Libros del Asteroide)

Cusk escribió estas memorias a lo largo del embarazo y durante los primeros meses de vida de su segunda hija. En ellas relata su experiencia y, al hacerlo, aborda sin rodeos los dilemas de la maternidad, la estresante realidad que sobreviene tras dar a luz, el desencanto ante las propias expectativas. A las noches en vela se le une la presión social y la sensación de inseguridad que le causa no disfrutar plenamente de lo que se supone que es la experiencia más maravillosa que puede tener una mujer. Cusk escribe sobre su propia experiencia con tal honestidad y franqueza que muchas mujeres sentirán que está expresando emociones que ni se atrevieron a formular cuando se vieron en una situación similar tras dar a luz.

Cuando el libro se publicó por primera vez en el Reino Unido, a Cusk la acusaron de no querer a sus hijas, de ser mala madre y una resentida. En realidad, 'Un trabajo para toda la vida' es un ejercicio de sinceridad absoluta, no exento de situaciones cómicas, que desafía la versión romántica de la maternidad y la describe como lo que en realidad es: un estado que te cambia la vida, para el que no hay hoja de ruta y que separa a las mujeres de los hombres.

Cusk utiliza una prosa transparente y un lenguaje directo que, aderezado con un sentido de humor bastante ácido, logra plasmar profundas emociones humanas.

Ser madre... ¿lo mejor?

'Mindfulness para asesinos', de Karsten Dusse
Trad. María José Díez Pérez (Espasa)

El título es la mejor pista de por dónde van los tiros: el humor es clave en esta obra. Es una parodia que une dos mundos muy distintos: el del mindfulness y las modas del bienestar en una sociedad acelerada y consumista como la nuestra, y el del crimen organizado, tan cruel como despiadado. Cada capítulo viene precedido por un principio de ‘mindfulness’ que el protagonista, un abogado de un caro bufete cuyo único cliente es un hampón con negocios muy turbios, sigue para intentar cambiar su vida en poco más de una semana.

No falta de nada: muertos, drogas, prostitución, extorsión, ajustes de cuentas, policías y soplones; pero también hay niños pequeños y guarderías y una divertida y lacerante crítica al sistema educativo alemán.

En resumidas cuentas, ‘Mindfulness para asesinos’ es un divertimento de muy alto nivel, y más disfrutable si cabe por estar basado en las dimensiones más tortuosas y menos cómicas de la realidad.

Deja ir tu mente... a muerte

‘El evangelio del nuevo mundo’, de Maryse Condé
Trad. Martha Asunción Alonso (Impedimenta)

La gran dama de la literatura afrocaribeña nos trae un relato filosófico y hermoso. Empieza como una fábula o un cuento: Pascal es un bebé encontrado en un cobertizo de jardín. Tras ser adoptado por una pareja de horticultores que cultivan las rosas más bellas del mundo, crece con la idea de que es hijo de un dios y de que su destino es hacer que el mundo sea más armonioso.

Durante toda su vida viaja mucho, vive en diferentes comunidades, estudia distintas sociedades, incluidas las más utópicas, e intenta adivinar su 'misión vital'. Se concentra en la condición de los pobres más abyectos, la difícil situación de la mujer maltratada, la miseria y el racismo en Sudáfrica y la India. Recorre el planeta en busca de las huellas de su padre biológico.

Este libro no es simplemente un evangelio del Nuevo Mundo, con una versión revisitada de todos los episodios de la Biblia, desde las bodas de Caná hasta la traición de Judas. Es más bien una novela de aventuras, atractiva y optimista, pero con esa poética que caracteriza a la autora, que ríe y llora por una humanidad atrapada en sus contradicciones. Una auténtica joya que captura el espíritu de Condé: inquietante, poderosa, conmovedora e irónica.

Acepta tu destino

'Primera sangre', de Amélie Nothomb
​Trad. Sergi Pàmies (Anagrama)

Es probablemente el texto más personal de la autora, y para nosotros, uno de los que más nos han impactado. Como siempre tiene un lenguaje infantil, sencillo, claro y cristalino, pero lo que cuenta es directo y duro, como cuando abres la ventana y la brisa no es sino una ráfaga de viento helado. El libro empieza con una forma muy similar a ‘Cien años de soledad’, delante de un pelotón de fusilamiento, pero está escrito en primera persona. Esta primera persona es el padre de la autora, que es quien relata lo que fue su vida hasta aquel 24 de noviembre de 1964, en el que fue liberado por el gobierno de su país tras haber estado retenido como rehén durante varios meses por los rebeldes congoleños.

El libro empieza y acaba en esa fecha, y en medio, Nothomb toma la voz de su padre y nos cuenta lo que fue su vida hasta entonces. Lo que supuso al ser un hijo sin padre, sus vacaciones en una familia paterna de alta alcurnia y pobreza máxima, que fueron quizás los mejores momentos de su vida.

Una novela como todas las de la autora, demasiado corta, que te deja con ganas de más, primorosamente escrita, emocionante y muy bella.

Que te fusilen no es el final

'Las voces de Adriana', de Elvira Navarro
(Random House)

Una novela en tres partes, que se articula a través de los distintos espacios emocionales que habita la protagonista: el padre, la casa y las voces. Adriana es el último eslabón de una familia casi extinta. El padre, tan vital tras su ictus, maltrata el cuerpo y supone una voz que ya se apaga; la casa donde Adriana vivió de niña, un espacio donde rondan los fantasmas del pasado, y las voces, que son los fantasmas de una madre muerta prematuramente, una abuela y otros ancestros, como la bisabuela o los tíos a los que la guerra pilló muy jóvenes y lejos de casa.

Una novela extraordinaria, llena de lirismo, sobre la soledad y la familia, pero también sobre la búsqueda del amor, sobre cómo sobreponerse al pasado y cómo lidiar con la muerte de los que nos rodean.

Queridos fantasmas míos

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