Saborea el amor con la intensidad que merece en los restaurantes más románticos de España

Comer y amar, todo es empezar, podríamos decir en este caso. Es así, seguro, en esta selección de restaurantes en los que la conquista, si es que se nos resiste, está más que asegurada. Son esas mesitas especiales, repartidas por toda España, que nos gustan para una velada como esta o, en realidad, para cualquier otra en la que el amor sea protagonista. Un aniversario, una pedida de mano, un cumpleaños… Tranquilidad, ninguna roza lo cursi, ni se acerca.

Hablamos de magníficos restaurantes con demostrado nivel de cocina que se acompaña de un entorno a la altura y un ambiente diez; todo suma en cuestión de alimentar la chispa. Son restaurantes que son un regalo de San Valentín en sí mismos, si es que andas con falta de ideas. Si aquí no se enciende la mecha es que no es para ti.

Casa Ozama, Sevilla

La centenaria Villa Ozama volvió a la vida en todo su esplendor modernista y regionalista con este proyecto de restauración sin precedentes en Sevilla. Sigue siendo el restaurante más de moda en la ciudad porque es una preciosidad en sí mismo y por su alrededor. Sus 800 metros cuadrados de jardín cuajado de palmeras, olivos, jazmines y buganvillas se abren al Parque de María Luisa como lo hacen los ventanales que rompen su espectacular fachada.

En el luminoso interior de cuatro plantas y en sus elegantes salones se respetaron todos los elementos originales del edificio y así, entre piezas de anticuario y guiños contemporáneos que dan un toque rebelde y desenfadado, se saborea su carta. Arranca con una ensaladilla rusa de campeonato, un salmorejo de libro o un brioche con chicharrón de Cádiz. Arroces y parrilla son centrales. El arroz negro de sepia de Isla Cristina con puntillitas, la ventresca de atún rojo a la brasa o la pluma ibérica de bellota conforman una estupenda comanda. La sobremesa se anima con una de las atmósferas más animadas de la capital.

La Biblioteca Gresca, Madrid

Los hoteles de lujo clásicos siempre tienen ese aura de innegable romanticismo y siempre puede complementarse la cena con una noche de alojamiento para un regalo sobresaliente. Nosotros tendríamos citas todo el rato en el Santo Mauro, el 14 de febrero y cualquier día de la semana. La que fuera biblioteca del que fuera palacio del duque de Santo Mauro es el escenario ahora para el desfile de maravillas de Rafa Peña, uno de los chefs más venerados de Barcelona en su restaurante Gresca. Su llegada a Madrid fue un ‘boom’ que no defraudó a pesar de la sorpresa de traer su cocina, ciertamente canalla, a tan imponente marco.

El Santo Mauro, a Luxury Collection Hotel, se renovaba así, también por obra y gracia de Lorenzo Castillo, en forma y fondo y ¡qué maravilla! Sentarse a sus mesitas, perfectamente vestidas, y paladear los clásicos más ‘gamberros’ de Rafa choca y encanta a partes iguales. La mantelería de hilo y la cubertería de plata maridan a la perfección con su famoso bikini, aunque también lo hacen con una liebre a la royal, un suquet de pescado o una lubina en salsa verde de almejas. Por supuesto, con los vinos; la bodega es una joya.

Iván Cerdeño, Toledo

El cigarral en el que se alza este restaurante dos estrellas Michelin es, de por sí, un monumento al amor desde que se atraviesa su camino de cipreses, cual villa romana de película. Las vistas a la ciudad de Toledo desde el otro lado del río, que discurre a un paso de la propiedad, son lo siguiente que encandila. La cocina hace el resto. Cabeza culinaria de la provincia, Iván Cerdeño promulga ante tal panorámica su culinaria del Tajo, de territorio, de huerta, ribera y raíces.

Podréis decantaros por hasta cuatro menús degustación de diferente longitud. Platos como el bollito preñado de sopa de ajo, el bombón de perdiz, el taco de ciervo en adobo o la trucha con jugo de maíz de Mocejón han sido algunos de sus grandes éxitos, imbatible croqueta aparte, entre las mejores de España. Atención a los postres y a los vinos de la zona, fantásticamente elegidos.

Amar, Barcelona

¡Cómo no seguir amando aquí! Amando Barcelona, amando su icónico hotel Palace, epicentro de tantas historias, amando el Mediterráneo, amándoos vosotros. Nosotros amamos a Rafa Zafra, uno de nuestros cocineros más queridos, y amamos su más reciente apertura en la Ciudad Condal en un comedor apabullante en el emblemático hotel. Los tonos azules van al pelo para modernizar una sala que, no obstante, se sigue percibiendo deliciosamente clásica. Es el marco perfecto para una carta de gran nivel con grandes clásicos y versiones de Estimar y un apartado destinado a recuperar la cocina afrancesada de grandes establecimientos como este.

Carpaccio de cigalitas, caviar, excelso marisco cocido o a la brasa, técnica fundamental aquí… Hay también platos de raíz catalana como los guisantes con tripa de bacalao, ‘bull’ negro y trufa, un maravilloso lenguado a la ‘meunière’ o una langosta a la cardinal rescatada del olvido que debéis ordenar sí o sí.

Atrio, Cáceres

Uno de los grandes nuevos tres estrellas Michelin del año junto a Cocina Hermanos Torres en Barcelona (por cierto, igualmente recomendable para comer y comerse a besos). Atrio es Toño Pérez y José Polo. Es su casa. Es saborear y beberse Cáceres en un marco de primoroso diseño urbano e histórico perteneciente al sello Relais & Châteaux. Clásico y refinado, consigue no obstante no ceñir corsés y sentirse cercano a pesar de contar con una de las degustaciones más deseadas del país.

El cerdo ibérico reina en ella. También, curiosamente, el mar es protagonista aunque no llegue a la región. La antológica bodega, que ha sido incluso objeto de mediáticos y tristes robos, es casi tan buen acompañante como tu pareja en una mesa rodeada de obras de arte de Candida Höfer, Baselitz o Tàpies y piezas de diseño escandinavo del siglo XX.

Poemas, Las Palmas de Gran Canaria

Si vivís en las afortunadas o estáis de escapada de sol y playa, huyendo de la península, este es uno de los mejores restaurantes del archipiélago, como demuestra su estrella Michelin, y también de los más románticos que conocemos. La propuesta es la de una finísima cocina isleña con influencias del mundo y personales toques de autor que comanda el tándem familiar de los hermanos Padrón, ya reconocidos y bendecidos por la guía roja en Tenerife, asimismo.

En Poemas, además de la degustación sólida, merecen mención las armonías con vinos de la tierra que promulgan. Y el hotel en el que está, el Santa Catalina a Royal Hideaway Hotel, uno de los históricos de Europa, es también una amorosa gozada para alargar el fin de semana. Por el turrón de morcilla canaria, su anguila a la ‘benedictine’ o su cherne aún suspiramos.

Contraban, Barcelona

Un restaurante (más casual) inspirado en el proceso artístico. Así es Contraban, el comedor y patio interior ideal de otro de nuestros hoteles favoritos en la Ciudad Condal, el Wittmore, escondido en el Barrio Gótico. Tras un cambio de interiorismo que lo ha dejado más íntimo y acogedor si cabe, entre maderas, medias luces y ese aire de biblioteca centenaria, la carta continúa en las manos maestras de Alain Guiard.

El chef bucea por las diferentes etapas del desarrollo creativo y va desde la impaciencia y la libertad, con unas crujientes croquetas de bacalao y alioli, a la nostalgia, con sus ya famosos macarrones del cardenal con secreto ibérico y bechamel. Entre medias, ese folio en blanco que son sus tomates confitados, burratina y aceite de albahaca. No hay que a irse sin probar su versión del polo Drácula de postre para dar un punto afrodisíaco a la noche ni sin disfrutar un ratito más de la sobremesa en tan ideal entorno. Merece la pena, asimismo, dejarse llevar por su carta efímera de vinos locales.