En Nueva España hay unas pequeñas calles en las que Madrid deja de ser ciudad para convertirse en pueblo. Una zona que contiene casas de dos y tres plantas con pequeños jardines que nos recuerdan que la vida puede ir más lenta. Eso es lo que atrajo a Ana Cerrato, propietaria de la firma Cayumas, y a su marido, Borja de Madariaga, un nombre mítico de la sociedad madrileña, de esta especial casa que hoy comparten con cinco hijos: Fernanda (20), Alejandro (18), Cayetano (17), Tristán (8) y Uma (7). Y un teckel llamado Lápiz.
Una puerta metálica pintada en un color empolvado da la bienvenida a su universo. La empresaria recibe a Vanitatis en esta casa familiar en una mañana invernal.