La artista Gabriela Serrats

nos abre su universo monocromo en una casa única

La artista Gabriela Serrats nos abre su universo monocromo en una casa única
La artista posando junto a sus obras
Texto Cris Castany
Foto Esi Seilern
Formato Marina G. Ortega | Luis Rodríguez
Producción Flair Studio
Estilismo Marieta Yanguas
Maquillaje y peluquería Rodrigo Galo para L’Oréal Professionnel
U

na mañana de mayo, Gabriela nos recibe en su hogar, y en su estudio y refugio, los dos a las afueras de Madrid, en una zona residencial en la que la inspiración llega, seguro, por la calma que respiran sus calles, por la luz que se cuela a raudales por las ventanas y la ausencia de estrés del que huyen los urbanitas que se esconden aquí.

Pese a que nos remarca en muchas ocasiones que esta es una casa de paso, y que no está del todo como a ella le gustaría, descubrimos los suficientes detalles para conocer que Gabriela es de las que prefiere poco y bueno, que mucho y malo.

En el salón, apoyados en la pared, cuadros de la artista
En el salón, apoyados en la pared, cuadros de la artista, sofá ‘Camaleona’ de Bellini y lámparas HK Living de Nordic Nest; lámpara con pantalla de fieltro, pie de cerámica y latón de Rue Vintage de Honoré Deco.

El hogar que comparte con su marido, financiero, y sus tres hijos, de 14,12 y 6 años, es un lugar que invita a caminar descalzo. A vivir en modo ‘chill’. Nada más abrir la puerta, la estancia se envuelve de blanco, una casa en dos alturas, comparten abajo y descansan arriba. El primer paso es mullido, silencioso, los segundos también, son sobre una moqueta de lana portuguesa con rizo blanca que envuelve las huellas, y que pese a los 30 grados que hace fuera, no sentimos un ápice de calor: “Mi marido no entendía por qué cambié el suelo si era una casa temporal, pero creo que hay que vivir bien allá donde estés”.

Un pequeño Jack Russell de un año, de nombre Pongo, remata la entrada de una casa que invita a ser feliz, y parece, o por lo menos lo vemos en sus habitantes, que la fórmula está dando resultado

Las paredes de su estudio y las de su casa están divididas en dos mundos, el de la colección Mother & Son y el de Monochromy.

Gabriela estudió Bellas Artes y se fue a París a trabajar, pero dio un golpe de rumbo: “Me metí por el camino de la moda, me fui a vivir a París, a una escuela americana y me quedé ahí. Primero hice prácticas en Nina Ricci, luego en Chloé y finalmente fui a dar con mis huesos a Londres, donde trabajé en el equipo de asistentes de Alexander McQueen. Fue una época preciosa, éramos ocho y de él lo aprendimos todo; no he trabajado más en mi vida. Fui a muchos desfiles. Todos los que trabajábamos con él éramos gente superjoven; la experiencia fue la bomba. Un verano volví a Madrid y me dijeron que buscaban a alguien en Hoss Intropia, en la primera etapa, estaba encantada… Cuando empecé a salir con mi marido le destinaron a la capital británica, y me fui a vivir a Londres de nuevo, estuve casi tres años trabajando en el grupo Arcadia, de los propietarios de Topshop”.

El comedor mesa de mármol comprada en Wallapop, sillas de comedor de un brocante, lámpara de techo de Claire Wright
El comedor mesa de mármol comprada en Wallapop, sillas de comedor de un brocante, lámpara de techo de Claire Wright. Al fondo, alacena antigua y dos cuadros enmarcan el espacio, uno de su colección Monochromy y otro un collage con grabado que le regaló su padre.
Al fondo, alacena antigua y dos cuadros enmarcan el espacio, uno de su colección Monochromy y otro un collage con grabado que le regaló su padre
El comedor mesa de mármol comprada en Wallapop, sillas de comedor de un brocante, lámpara de techo de Claire Wright. Al fondo, alacena antigua y dos cuadros enmarcan el espacio, uno de su colección Monochromy y otro un collage con grabado que le regaló su padre.

“Volvimos a Madrid cuando tuve mi primer niño -continúa-, yo tenía 28 años. De hecho, volví a entrar otra vez en Intropia. Estuve nueve años trabajando con Constant, el fundador, hasta que me cogí una excedencia con mi tercer niño. He estado 18 años en el mundo del diseño de moda”. Y tras casi dos décadas en el sector decidió dar un cambio de rumbo. Sus amigas, sus hermanas y su marido la empujaron mucho: “Yo nunca había dejado de dibujar. Y sin tratar de reinventarme, me puse a pintar antes del confinamiento”.

Las paredes de su estudio y las de su casa están divididas en dos mundos, el de la colección Mother & Son y el de Monochromy. La primera descubre su faceta de madre, que es curiosa porque la realiza junto o, mejor dicho, la acompaña en este proyecto su hijo mediano, con un auténtico don para el dibujo, y con sus trazos compone estas coloristas composiciones en las que lo infantil interviene con el mundo de los adultos con un resultado único y realmente diferente. “De esta colección destaco sobre todo los más grandes, que son los que empecé a hacer con mi hijo mediano, que son unos cuadros figurativos en los que todo lo cotidiano que me pasaba en su momento está plasmado en un cuadro, la propia obra de los dibujos de mi hijo Tristán, que son ideales. Con eso inicié esta aventura y luego empecé más mi parte más abstracta, geométrica, sintetizada y hasta hoy; llevo dos años y medio así y feliz. Estoy contenta con el resultado”.

Cuarto infantil que tiene como protagonista un cuadro de la colección Mother & Son, es una de las pocas habitaciones donde interviene el color.
Cuarto infantil que tiene como protagonista un cuadro de la colección Mother & Son

Define los cuadros en los que comparte la autoría con su hijo como unos Basquiat con huellas de Macarrón, pero tienen un sello único y diferenciador muy especial: “Tristán no dibuja en el lienzo, no lo toca, le impone, cojo sus dibujos y en ocasiones los utilizo o si me da pena los transfiero con papel carbón y luego él los repasa, parte del encanto es su trazo. Pero solo pinta cuando le apetece, no cuando le digo. La agenda de su cole está llena de dibujos, le robo cosas. Tiro de él y ahora también del pequeño, Teo, que le encanta”.

Todo el ambiente huele a uno de sus aromas favoritos, Feu de Bois de Dyptique.

Por otro lado, vemos Monochromy, composiciones en relieve en las que Gabriela muestra ese orden anárquico que define su personalidad y que observamos en cada esquina de casa y de su estudio.

Encuentra la inspiración en la arquitectura: “Me apasiona el mundo de las estructuras, los exteriores, las fachadas, no tanto el interiorismo”.

Ahora está a las puertas de su segunda exposición, va a ser una mezcla de obra geométrica y tiene que buscar un par de huecos para hacer varios de Mother & Son de gran formato. “Voy a exponer en junio, es mi segunda vez, pero la primera en un ‘solo’. Creo que por ahora no me voy a ligar a una galería; si todo va bien, me sumaré a una plataforma de arte o algo así. Tendré que aparcar un poco los encargos a un lado; es un dilema, pero he visto que es algo que les pasa a otros artistas, cogen menos de los que les piden y trabajan en su línea artística para poder exponer. Es lo que estoy haciendo ahora. Lo que me interesa de la próxima exposición es contar bien lo que hago; si vendo, genial, pero no es mi principal objetivo. Quiero asentar más mi estilo, quiero crear una línea de trabajo que se asocie a mi nombre”. Y ya lo tiene. O por lo menos es lo que dicen sus allegados y la gente que la conoce, que se la reconoce en cada cuadro, que su personalidad emana de cada obra. Nos cuenta todo su proceso creativo mientras disparamos las fotos y nos asegura que no le importa salir bien o mal en estas, que lo que le preocupa es dar a conocer su universo. “Los que hago en tres dimensiones con volumen los trabajo sobre cartón, de una calidad muy resistente para que no pese, porque no quería que al colgarla en la pared hubiera problemas. Empecé a trabajar con poliespán, pero me encuentro más cómoda con este material”.

Mesa con libros
Gabriela con vestido naranja de Ulla Johnson en la tienda Pez.
Gabriela con vestido naranja de Ulla Johnson en la tienda Pez

Le encanta pintar, pero también provocar y decir que es pintora, para que duden si se dedica a la brocha gorda: “Soy artista, pero como soy una iniciada reciente me parece poco humilde hablar de mí como tal”. Tiene la prudencia de una persona que respeta un sector que está descubriendo y pese a que está triunfando lo dice todo con la boca pequeña: “He vendido bastantes, tengo mucha clienta interiorista y una me pidió del tirón trece cuadros”.

Me gusta utilizar el suelo como superficie para poner cuadros y lámparas de mesa, suelo originar un entorno muy cálido, especialmente por las noches. No enciendo focos, me gustan las sombras.

Serrats es una esteta de pies a cabeza; se ve en su estudio, en su casa, todo tiene un sentido, un propósito, y todo es bello. Una descripción de lo que es ella plasmada en interiorismo. “Estas piezas representan mi esencia. El alma, aunque suene cursi, esa para mí es la gracia. Tengo en cuenta en todo que nada sea ornamental: en la luz, en los muebles, que todo sea funcional, que tenga un propósito, que haya muy poco decorativo. Yo antes era más de poner más cositas y ahora ya no. Quizá nos ha afectado que tenemos tres hijos, perro… Pero es un hecho que me siento más de verdad cuando las cosas están para lo que sirven. La butaca para sentarse. La lámpara para dar luz. Revista para leerla o para apoyar cosas. No hay nada con mucha estética. A nivel frívolo, superficial, sino que hay mucha forma, y aun así mucho que contar, hay muchísimo. Soy minimalista, pero también maximalista en las formas, minimalista a veces y en otras ocasiones barroca”. Lo vemos hasta en sus fragancias, mientras en su estudio olía a notas más intensas, aquí las velas que dan aroma a esta vida son Figue (higo), de Le Labo.

Gabriela sentada bajo un moodboard de su estudio con total look de Antik Batik
Gabriela sentada bajo un moodboard de su estudio con total look de Antik Batik.

Su entorno la define como una mujer profundamente femenina: “El rosa siempre está. Trabajo mucho con las formas, son circulares, redondas... Eso es lo que quiero contar. Sintetizando siluetas. Al final estoy en un contexto gráfico que me gusta”. Dice que le apasiona el orden, pero que a la vez es anárquica. “Soy totalmente libre, todo me parece bien, lo que me cuentes, lo que tú quieras, lo que tú pienses. Y en mi arte también, incluso en los contenidos que escucho: voy desde la música al pódcast, me inspiro en la arquitectura, pero también en lo urbano. Me gusta no tanto la belleza de un contexto, sino que se mezcle con gusto. Sigo mucho a Le Corbusier.” Y nos cuenta que está en pleno proceso de hacerse una casa, que esta es solo de paso, y que la va a hacer entera de hormigón, que si pudiera se haría hasta la cama. Muy en línea con su estética como artista: “Tengo dos líneas que son bastante diferentes una de otra, porque una es grafiti figurativo a nivel en garabato y otra es una cosa mucho más tranqui, más brutalista, más constructivista”.

Sala de estar vista desde arriba
La casa de Serrats tiene como principios lo natural, lo artesano y lo primario como base del interiorismo.
Rincón del salón

Encuentra la inspiración en la arquitectura: “Me apasiona el mundo de las estructuras, los exteriores, las fachadas, no tanto el interiorismo”. Le ha encargado su próximo hogar al estudio de su cuñado, OOAA, el mismo que hizo la casa de sus padres en Menorca: “Iker Ochantarena la ha diseñado rasa y de hormigón, transmite paz y se funde con todos los árboles que hay. No está muy lejos de esta, nos quedamos por el barrio, solo tendrá una planta en la que el constructivismo y los murales de cemento van a tener mucho protagonismo. Al final me inspiro mucho en ellos, sobre todo en la estética de los años 70; me gusta el utilitarismo de esa etapa”. Eso lo vemos también en su mobiliario, todo piezas originales de esa etapa, como el sofá Camaleonda de Bellini del salón o las lámparas gráficas.

Un detalle del estudio que tiene Gabriela en su casa
Un detalle del estudio que tiene Gabriela en su casa.

¿Dónde compras tus muebles?

Soy de visitar brocantes, fan total del Rastro y de Rue Vintage, tienen un gusto espectacular, también de La Trastienda de Doña Casilda. También tengo algunas cosas de Mestizo y de Nordic Nest, de la firma HK Living. Y me gusta mucho The Edge.

¿Qué llevas de casa en casa?

Las butacas de Maison Jansen de piel del salón y las lámparas.

¿En qué interiorista confías?

Me encanta Isabel López Quesada, nos hizo nuestra anterior casa y era muy especial.

La utilización del lino y el algodón es un recurso al que acude siempre en sus casas
La utilización del lino y el algodón es un recurso al que acude siempre en sus casas.
Una muestra de sus obras
La utilización del lino y el algodón es un recurso al que acude siempre en sus casas.

Una compra curiosa de la que estés orgullosa.

La mesa de mármol del comedor, la compré en Wallapop en Barcelona, tiene un pie espectacular, y cuando nos llegó se partió la parte de arriba, llamé a un marmolista, me lo solucionó estupendamente y pude aprovechar la parte rota para la consola del salón.

¿Cuáles crees tú que son las claves para sacarle partido a una casa?

Me gusta utilizar el suelo como superficie para poner cuadros y lámparas de mesa, suelo originar un entorno muy cálido, especialmente por las noches. No enciendo focos, me gustan las sombras. Soy feliz cuando todo sucede en el suelo, incluso pinto sobre él. No me gusta abusar de las fotografías; de hecho, en esta casa no he puesto y en la anterior las solía reservar más para las habitaciones y para el estudio que para los espacios comunes.

En la entrada, pie de estructura metálica de La Trastienda de Doña Casilda con pieza de mármol de la mesa rota.
En la entrada, pie de estructura metálica de La Trastienda de Doña Casilda con pieza de mármol de la mesa rota

Hablas mucho de utilitarismo, de interiorismo minimal… ¿Piensas que te afecta la tendencia?

Te mentiría si dijera que la tendencia no me afecta en moda, en decoración y en un montón de cosas, pero soy muy atemporal. Por ejemplo, con la ropa, tengo de siempre muchísimas cosas antiguas que no he cambiado desde hace 25 años.

¿Cuáles son tus marcas favoritas de moda?

Jacquemus me parece un pedazo de diseñador, que además tiene precios muy buenos para ser alta moda. Tengo varios vestidos negros cortos de esta marca, y cuando puedo me hago con uno. Me encanta Forte Forte, también he sido muy de Isabel Marant. Es muy yo, pero muy esencial. Pero ahora me compro más la primera, todo siempre y cuando venda cuadros, voy ahorrando, y poco a poco voy construyendo, porque es verdad que me gusta la moda, la moda buena, que es la que me dura. J.W. Anderson me parece un artistazo, me gusta todo lo que hace Celine, pero eso ya es otro nivel. Una de mis últimas adquisiciones fue un abrigo de un diseñador que admiro muchísimo, Jan Taminiau. También invierto en accesorios de calidad que perduren a través de las temporadas.

Bocetos de los trabajos de la artista
Gabriela posa con su delantal de trabajo y camisa de Forte Forte para Pez
Al fondo del estudio, Gabriela posa con su delantal de trabajo y camisa de Forte Forte para Pez, frente a la colección Monochromy.

Nos sigue hablando de moda, transmitiendo el conocimiento acumulado por los años de experiencia y nos cuenta también que su marido es otro esteta, y que sus hijos han heredado esa sensibilidad por la belleza con la que sus padres conviven cada día. Aunque en una casa con tanto artista la rutina no impera como mandato, ella necesita tener mucho orden. “Me levanto, llevo a los niños al colegio, luego voy al gimnasio y de ahí al estudio hasta las seis de la tarde, si algún día tengo una comida, luego sigo pintando en casa en un pequeño espacio que tengo en la planta de arriba”, nos dice mientras nos muestra todos los rincones de esta casa de paso entre dos vidas.