Fernando Pozuelo, el paisajista que acertó a transformar lo onírico en jardines de autor
Cuando naces con la llamada de la naturaleza corriendo por tus venas solo tienes dos opciones: montar una bonita selva en tu terraza o convertirte en uno de los mejores paisajistas de tu país
Decir que la naturaleza es bella resulta tan obvio como afirmar que no podemos prescindir de ella. Sin embargo, los entornos urbanos han ido engullendo los espacios verdes hasta tal punto que se han convertido en enjambres grises, rígidos y secos. Pero, ¡ay!, el ser humano, contradictorio por vocación, capaz de crear y destruir a la misma velocidad, ahora clama por recuperar esos brotes de vida que alegran las ciudades, las purifican y les devuelven la dignidad perdida, algo que Fernando Pozuelo genera a las mil maravillas.
Aunque ojo, que el paisajista no solo se limita a originar jardines idílicos y terrazas que invitan al hedonismo, sino que cuenta historias que huelen a fresco, diseña legados llenos de emociones y dignos de pasar de generación en generación, elevando el paisajismo a la categoría de arte. Lo hace equilibrando el caos implícito que tiene la naturaleza, con esa precisión matemática con la que todo florece, muere y renace.
Fundó Fernando Pozuelo Landscaping Collection en 2010, firma desde la que se encarga de materializar proyectos de paisajismo exclusivos con un éxito arrollador, tanto que tiene un año de lista de espera y está posicionado como el 14º mejor paisajista del mundo. Entre otras distinciones, cuenta ya con la Medalla de Oro de los A' Design Award y el Platinum Winner en el Global Design News, uno de los premios más prestigiosos del sector.
Hablamos de su amor por la vida, de sus proyectos y de cómo hacer realidad sus sueños, esos que se guarda para sí hasta que no pueda proyectarlos en un trocito de tierra.
¿De dónde viene tu pasión por el paisajismo?
Mi pasión por el paisajismo viene desde muy pequeño. Soñaba con moverme por las montañas en Land Rover. A los 16 años empecé a trabajar en un vivero, para comenzar a ser independiente económicamente y ayudar en casa. Atendía a los clientes, regaba las plantas y veía cómo los técnicos se encargaban de los diferentes proyectos. Me dejaban entrar en los estudios, ver los planos y conocer el nombre de cada una de las plantas que usaban. Esto despertó en mí un sentimiento de admiración y deseo por la profesión.
Pasaron los años, me formé como ingeniero, aunque seguí trabajando en el vivero realizando ya proyectos paisajísticos. Aquí empezó todo. Con la crisis del 2008, dejé el vivero. Esto fue un antes y un después en mi vida. Tenía un sueño en mente y me lancé a hacerlo realidad: crear jardines de autor.
¿Cuál es el propósito de tus jardines?
Generar belleza. El jardín es una transformación física del concepto de belleza que se le regala a un cliente, para que tanto él como su familia puedan gozar en un entorno natural, idílico, funcional y de un mantenimiento controlado.
¿Qué papel ocupa la sostenibilidad en tu trabajo?
La sostenibilidad forma parte de mis valores. Me baso en el respeto a la naturaleza, los ritmos de la misma, y por el lugar de donde venimos.
¿Cuál dirías que es tu sello de identidad?
Diría que es el amor. Amor por lo que hago, amor a mi equipo de trabajo, amor hacia el cliente, a la oportunidad de transformar los elementos que me rodean en belleza, amor a la hora de canalizar en belleza todos los patrones matemáticos que la naturaleza nos brinda. Amor y escucha activa a la ahora de percibir el deseo profundo de aquellos que nos contratan, y amor por la confianza que los clientes depositan en nosotros.
"Mi sello de identidad es crear de un sueño, un jardín"
¿Qué aportan los espacios verdes al entorno urbano?
En los últimos años, rescatar el patrimonio verde de las ciudades se ha convertido en prioridad. Un objetivo que se basa en dar vida a espacios degradados, o directamente abandonados, y transformarlos para disfrute de los ciudadanos. Es todo un reto ambiental que ya está en marcha en grandes capitales, cuya finalidad es apostar por el reequilibrio verde, permitiéndonos establecer esa conexión innata con el medio natural.
Yo siempre digo que los espacios verdes son gotas de clorofila, que van inundando poco a poco el vaso del entretejido urbano. De tal forma que, como pinceladas sobre un cuadro de fondo gris, van calando en el lienzo.
Esos espacios verdes, a medida que vaya pasando el tiempo y aumente la conciencia de los seres que lo habitan, irán creciendo. Porque cada uno de ellos nace de un proyecto en el que se refleja la necesidad humana de estar en contacto con la naturaleza.
¿Y a las personas?
La naturaleza tiene la capacidad de ofrecer múltiples beneficios al ser humano, y muchas veces nos olvidamos de ello. Ese contacto con el entorno natural nos da identidad, conexión, paz, tranquilidad, relajación. Es capaz de reducir la ansiedad o los trastornos por déficit de naturaleza. Aporta creatividad, mayor unidad entre las relaciones sociales, felicidad, descanso, sombra y frescor, alimento, medicina. En realidad nos da todo, ya que de ahí provenimos.
Dicen que tienes una larga lista de espera, ¿por qué tus clientes confían en ti?
Deberíamos preguntárselo al universo. Creo que porque soy una persona confiable y agradecida. Hubo un cliente maravilloso que confió plenamente en mí, y esa creación paisajística acaba de ganar la Platinum Winner en el Global Design News, votado en New York y Malasia. Me dijo: “Eres el mejor y, por lo tanto, confío en ti. Tienes libertad absoluta, a todos los niveles, para hacer lo que quieras en mi jardín”. Así creamos el Jardín de las Alianzas, que ha conseguido el máximo galardón porque el cliente vio reflejado en mí la posibilidad de crear un sueño, un legado, de congelar el tiempo, de hacer un regalo a los suyos y al pueblo de Uclés —donde está ubicado este jardín—; vio la posibilidad de ilusionarse, de la magia…
¿Qué proyecto te gustaría llevar a cabo?, ¿algún sueño por cumplir?
(Risas). Claro que me gustaría llevar a cabo un proyecto. Y claro que tengo varios sueños por cumplir. Esos sueños están en mi mente y en mi alma, los acuno por la mañana y por la noche, los adoro. Son los remos de mi vida. Una vez que se conviertan y se realicen, ya podré contaros. De momento están en el mundo de los sueños. Tengo muchos sueños, que os iré mostrando poco a poco, a medida que los acontecimientos y los clientes se vayan acercando a mí.
Decir que la naturaleza es bella resulta tan obvio como afirmar que no podemos prescindir de ella. Sin embargo, los entornos urbanos han ido engullendo los espacios verdes hasta tal punto que se han convertido en enjambres grises, rígidos y secos. Pero, ¡ay!, el ser humano, contradictorio por vocación, capaz de crear y destruir a la misma velocidad, ahora clama por recuperar esos brotes de vida que alegran las ciudades, las purifican y les devuelven la dignidad perdida, algo que Fernando Pozuelo genera a las mil maravillas.
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