Los cinco mejores restaurantes de Valencia para una escapada con mucho sabor levantino

La capital del Turia es un destino siempre idóneo para redescubrir en cualquier época del año, pero más ahora que el buen tiempo está asegurado y que Valencia atrae las miradas del mundo gastronómico. Su peso culinario está claro que va más allá de sus mundialmente famosas paellas, como han demostrado algunos de los restaurantes con estrella Michelin más punteros de España. La celebración de la próxima gala The World’s 50 Best Restaurants, en junio, es la confirmación definitiva de que esta ciudad es un foco universal sobre el buen comer.

Reina también de la cultura, pues atesora un riquísimo patrimonio certificado por la UNESCO, uno de los mejores escenarios de ópera de España y museos de relevancia nacional, sobran los motivos para acercarse a Valencia. Para no fallar en tus reservas, no dudes en seguir esta lista de sus mejores mesas.

La Salita

En un precioso palacete de Ruzafa oficia una de las chefs más representativas del panorama culinario femenino en España, por fin cada vez más nutrido. La delicadeza y el sentido estético de Begoña Rodrigo se aprecian nada más cruzar las puertas, en el idílico jardín que enmarca los aperitivos, en la terraza... Hasta en la mesa frente a la cocina, como si de su casa se tratara.

Verduras y pescados en perfecta armonía protagonizan sus cuatro menús, cuatro degustaciones con la personalidad tan marcada de la propia cocinera. Su oda a la huerta, con producto autóctono, es su declaración de intenciones en platos como la royal de cebolla, la chirivía, queso Tot de Poble y crema de repollo o el brioche de colirrábano fermentado.

Fierro

La casa de Germán Carrizo y Carito Lourenço toma como eje central lo mediterráneo, trabajando el producto local y la tradición de los sabores cotidianos desde una perspectiva propia y creativa que se ayuda de, por ejemplo, la brasa, reinterpretada como reminiscencia de sus orígenes argentinos.

Si vas, déjate guiar por ellos y por sus maridajes de uno y otro lado del Atlántico, a los que dan un especial protagonismo. Su empanadilla criolla es inamovible, aunque el resto de la propuesta, una única degustación, cambien constantemente. El crudo de ternera con chimichurri, el bogavante a la parrilla con tomatillo verde valenciano o una repostería de nivelón son algunos de sus grandes pasos.

Ricard Camarena

Dos estrellas Michelin y una estrella verde brillan aquí sobre el restaurante de uno de los chefs más queridos de la región. Maravilla del diseño, en el marco del centro de arte Bombas Gens, es seguramente el comedor más sofisticado de la ciudad. En los fogones, Ricard es un amante y mago de la huerta, de su huerta personal, núcleo fundamental del relato de su cocina, de la mano del mar, y a la que aplica técnica y un punto de vista alternativo.

El lujo aquí es una delicada vaina de minúsculas y sabrosas habitas más que el caviar, que también. Sirvan de ejemplo la gamba roja con esas habitas, con hierbabuena, yema de huevo y caldo del mismo marisco; o las alcachofas fritas con cremoso de las huevas del esturión.

Lienzo

Minimalismo a base de blancos y brochazos de color en obras de artistas valencianas. La sala de Lienzo, en un elegantísimo edificio en Plaza Tetuán, hace honor a su nombre y a su objetivo. Especializado en el producto de cercanía y con una gran conciencia medioambiental, Lienzo ya era uno de los restaurantes de autor con mayor proyección de Valencia hasta que consiguió la estrella Michelin.

La cocina moderna-mediterránea de la murciana María José Martínez exalta los productos locales de temporada (huerto, mar y montaña) desde el máximo respeto, siempre con unos platos que sorprenden por su puesta en escena y su finísima elaboración. La miel es su fetiche y punto de conexión entre multitud de recetas como las quisquillas de Santa Pola cocinadas en cera de abeja. La bodega comandada por Juanjo Soria es, asimismo, un canto al alrededor.

Karak

La cocinera más mediática de Valencia es Rakel Cernicharo. Ganadora de la cuarta edición de Top Chef, lleva más de diez años al frente de su restaurante Karak, fuerte e independiente como ella, y es una de las propuestas más vanguardistas de la ciudad.

A nivel conceptual, Rakel aplica a las recetas más arraigadas toques asiáticos. El resultado, en nuestra última visita, fue el salmón marinado en aceite de sésamo, arroz japonica, kimchi y ajetes; o el ravioli de lechazo con huevo ahumado, puré de apio y trufa negra; o el sobresaliente postre de manzana y plátano en cal con almendra y chocolate. Fuego, humo y brasa vertebran su esquema actual y nota aparte merece la didáctica carta de vinos elaborada por Javier Plaza, un resumido atlas del sector como para llevárselo a casa y estudiarlo.