Hannah se casó hace más de tres años con Tiago, un chico portugués, en Sintra, y han rematado el proyecto común con Duarte, un querubín al que Hannah no pierde de vista, exceptuando cuando hace la siesta y, como buena madre primeriza, pide silencio a un ruidoso equipo de producción para que pueda descansar. El anillo de pedida, cómo no, fue de su marca, Gold & Roses. Como Tiago quería sorprenderla, lo diseñó Sonia, su socia. Dos anillos que se encajan para formar uno solo, lleno de simbología: “Tiago me entregó por sorpresa el primero en Cascais, que es una banda de oro con dos diamantes en forma de lágrima, y el día de la pedida me dio el otro, que es un solitario en talla cojín con una banda de diamantes”. Como no podía ser de otra manera, ella es la mejor embajadora de sus piezas y las lleva a diario. Aparece con un joyero de tela de esos que se enrollan con varias piezas y se las coloca cual experta porque también en verano se pueden llevar. Es parte del mensaje que quiere transmitir desde su marca. Cualquier día es bueno, no solo las ocasiones especiales.