Vetusta Morla, fieles a una manera de entender la música tras un cuarto de siglo en la Tierra
La banda madrileña celebra estos días sus 25 años de carrera como mejor sabe hacer: arrasando en los festivales de nuestro país, con fin de gira en el WiZink Center (30/11 y 1/12), y calentando motores para un gran periplo americano
Conseguimos —milagrosamente— robarle unos minutos a Guille Galván, uno de los miembros fundadores de Vetusta Morla, que se encuentra en medio de la gira que ha llevado a una de las bandas más influyentes de nuestro país a recorrer España durante los meses de verano. Y no tardamos en darnos cuenta de que la dificultad que entraña cerrar un encuentro con ellos está más que justificada. Ahora entenderás por qué.
A pesar de su apretada agenda, el grupo ha conseguido sacar un rato para ponerle música a la nueva película ('El amor de Andrea') del no menos prolífico director Manuel Martín Cuenca. Una nueva colaboración que llega después de que 'La hija' fuese nominada a mejor música original en los Premios Feroz. Y la cosa no se queda ahí, también acaban de estrenar 'Yo sabré qué hacer' con la banda uruguaya No Te Va Gustar, con quienes giraron hace más de diez años.
El caso es que desde entonces han mantenido muy buena relación con ellos y con su entorno, de ahí que fuera cuestión de tiempo que entrasen juntos en el estudio para dar forma a esta canción de corte noventero en la que no faltan esas guitarras poderosas tan características de NTVG. “En realidad ha sido solo Pucho quien ha grabado las voces con ellos, lo que no quita que nos encantaría poder subir a un escenario con NTVG para tocarla juntos en algún momento”, matiza Guille antes de descubrirnos lo ajetreada que puede ser la vida de un músico.
“Después de tanto tiempo con dinámicas así, uno aprende a disfrutar de pequeños descansos entre los conciertos y a aprovechar los días libres. Hace tiempo que asumimos que no tendríamos vacaciones como las que tiene el resto de la gente”. A pesar de ello, el guitarrista nos confiesa que en giras como la que están a punto de emprender por Latinoamérica suelen hacer algo más que patearse las ciudades: “Somos todos bastante tragones, así que siempre aprovechamos para conocer cocinas de todas partes del mundo". (Risas).
En cualquier caso, después del fin de gira en el WiZink Center (próximos 30 de noviembre y 1 de diciembre) habrá descanso del guerrero. Lo que no quita que jamás llegue a darse una desconexión total: “Antes sí diferenciábamos entre momentos de gira, de parón y de composición, pero ahora está todo un poco mezclado. Es habitual que nos pongamos a componer o nos metamos a grabar algo entre concierto y concierto”.
Algo totalmente comprensible si tenemos en cuenta que los de Tres Cantos están atravesando una etapa muy especial a nivel creativo. No hay más que darle una oportunidad al colorido ‘Cable a Tierra’ (Pequeño Salto Moral, 2021) para percatarse de que esta joya es también “el disco de Vetusta Morla que está más pegado a los ritmos tradicionales y las músicas populares”.
En busca del arpa perdida
En este último trabajo encontramos matices que nos llevan a la copla, el flamenco, las rancheras… E incluso un piano clásico que recuerda al gran Manuel de Falla. “Al final, los sonidos, al igual que los instrumentos, van viajando de un lado a otro. Nosotros, con este álbum, hemos descubierto que cosas que pensábamos que eran de aquí ya existían en Argentina, y viceversa, músicas que teníamos por latinoamericanas, de repente nos hemos enterado de que provenían de Galicia o Salamanca".
Y así llegamos al meollo de la cuestión: “Sobre todo, nos interesaba esa música con una tradición oral de la que difícilmente se encuentran grabaciones y que la enseñaban los abuelos, pero no hemos hecho un disco de folklore identitario porque no sabemos. En realidad, nos apetecía maridar los diferentes colores que se encuentran en la música tradicional con el rock que solemos hacer nosotros”.
Si tenemos que buscar a un culpable de esta vuelta a los orígenes más remotos, todo apunta a que fue David García, el Indio, batería del combo madrileño, quien quiso poner su vasto conocimiento sobre folklore —más allá del flamenco— al servicio del grupo. A lo que habría que sumar que Juanma Latorre, el otro guitarrista, ya había coqueteado hacía un par de años —trabajando con El Naán— con instrumentaciones como la que ofrecen los panderos cuadrados de Peñaparda.
Aunque el contexto en el que surge lo que daría lugar a 'Cable a Tierra' nos lo da el propio Galván: “Todo eso se juntó con la pandemia, que nos tuvo encerrados en casa, pero, al mismo tiempo, nos permitió poder componer de una manera muy intuitiva, utilizando instrumentos más pequeñitos que difícilmente pueden tener cabida en un local de ensayo porque no son amplificables. Fue todo un reto”.
Lo que no sabía el músico por aquel entonces es que el auténtico reto sería tener que defender estas canciones en una plaza como el Estadio Metropolitano de Madrid (antes Wanda), que es donde decidieron hacer la presentación oficial de este disco. “Fue algo muy difícil desde el punto de vista artístico, pero sin duda fue un acierto contar con las chicas de Aliboria y la gente de El Naán para el directo, creo que salimos más que airosos”.
Sin pelos en la lengua
Aprovechando que hace unos días, cuando la polémica Rubiales aún copaba todos los titulares, los chicos de Vetusta Morla no tuvieron reparo en posicionarse durante su actuación en el Río Verbena Fest (Pontevedra), le sacamos el tema a nuestro invitado. Y confirma lo que ya intuíamos: “El feminismo está haciendo mucho por cambiar esa mirada que todos teníamos normalizada y naturalizada, pero que, en realidad, nos mostraba que venimos de una cultura machista en la que la desigualdad y el abuso de poder están muy presentes”.
El músico, que además fue testigo de lo que hizo Amaral durante su concierto en el Sonorama (donde tocaron el día anterior), habla de un “cambio de paradigma” y cree que “es muy positivo que todos nos posicionemos ante ciertas conductas que no son deseables”. Aunque es consciente de que, en el mundo de la música, sigue habiendo mucho trabajo por hacer. “Si comparas un cartel de ahora con uno de hace 15 años, verás que hay mucha más presencia femenina, pero aún estamos muy lejos de la paridad", sentencia.
Tampoco queremos dejar pasar la oportunidad de charlar con Guille sobre uno de los temas candentes de la actualidad musical en España. Sobre todo después de todo el revuelo que ha causado el lanzamiento del libro 'Macrofestivales' (Península, 2023), de Nando Cruz, una obra que nuestro invitado tiene en casa y conoce bien. “En 2008 ya se hablaba de la burbuja de festivales, pero creo que es un mundo muy diverso". A lo que añade: “Los hay que son sostenibles, que aportan al lugar donde se celebran, que dejan un poso cultural… Y luego hay otros, que practican la pesca de arrastre, que solo están interesados en hacer dinero. Es importante que seamos conscientes de que esto es como la agricultura. Tú no puedes esquilmar una tierra durante los meses de verano y luego olvidarte de lo que allí sucede durante el resto del año”.
No puede ser más acertado el ejemplo que nos trae Galván, que tiene muy clara cuál es la posición de la banda a este respecto: “Nosotros tocamos en festivales, nos gustan, pero pensamos que no deben condicionar la actividad cultural de las ciudades durante los meses de invierno. Si las bandas dejan de ir a las salas, porque les resulta más rentable y cómodo ir a festivales, estamos generando una forma de consumir música que nos invita a acudir al supermercado y a olvidarnos del comercio pequeño”.
Galván sostiene que “es en las salas donde se genera parte del tejido cultural de las ciudades, nosotros nos hemos criado allí y somos lo que somos gracias a ellas”. Y de paso nos deja una exclusiva que le hizo reflexionar acerca de todo esto: “Hace unos días nos comunicaron que estábamos nominados a los Premios Rolling Stone en Español 2023 —en la categoría de mejor disco del año por 'Bailando hasta el apagón'— y me sorprendió mucho que de los diez nominados fuéramos la única banda, el resto eran artistas como Jorge Drexler, Rosalía o Bad Bunny”.
Te puedes imaginar lo que se les pasa por la cabeza cuando viven este tipo de situaciones: “Me siento muy orgulloso de seguir entendiendo la música de la misma manera que cuando tenía 17 años y que consiste en juntarte con los amigos en el local para hacer música juntos, compartir, sudar, saltar… Antes era lo normal, pero ahora mismo somos una rara avis. Lo de los Premios RSEE fue raro porque primero sentí orgullo y luego pena porque eso se esté perdiendo”.
Esos años de los que habla eran los años en los que el grunge comenzaba a tambalearse, coincidiendo con el auge del brit pop, que ya empezaba a hacerse fuerte, y la consolidación de una escena indie que hacía tiempo que había conseguido ganar fieles más allá de Granada. “Recuerdo que en los locales donde solíamos ensayar se mezclaba la música de todos los grupos: los que intentaban emular a Sonic Youth, los que querían sonar como Extremoduro, los que se atrevían con el hiphop que empezaba a ser potente en aquella época… Era algo muy bonito". (Risas).
Conseguimos —milagrosamente— robarle unos minutos a Guille Galván, uno de los miembros fundadores de Vetusta Morla, que se encuentra en medio de la gira que ha llevado a una de las bandas más influyentes de nuestro país a recorrer España durante los meses de verano. Y no tardamos en darnos cuenta de que la dificultad que entraña cerrar un encuentro con ellos está más que justificada. Ahora entenderás por qué.
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