Cinco restaurantes de superdiseño en los que el menú no es lo único que te va a sorprender
El interiorismo y la gastronomía son el 'crush' perfecto para los hedonistas que habitan las grandes urbes. Esta vez nos quedamos en Madrid, una capital que adora el buen comer y precisa de las puestas en escena más sofisticadas
Degustar un buen menú ya no se concibe, solo, como la elección de productos de máxima calidad cocinados bajo la batuta maestra de un chef iluminado por muchas estrellas. Ahora todo cuenta. La puesta en escena es fundamental. La vajilla acunará esos alimentos preparados con tanto mimo, como precisión científica, mientras que el resto de los compañeros de mesa trabajan en comunión para sublimar cada uno de los elementos que por ahí desfilen.
Luego está el mobiliario, claro, las mesas, las sillas, las lámparas, cortinas y adornos, cuyo papel es el de seducirnos durante las horas que pasemos entregados a los placeres mundanos. El interiorismo de los restaurantes se ha convertido, si no en el plato principal, sí en el maridaje perfecto de una experiencia gastronómica donde los paladares, incansables buscadores el éxtasis, se fusionan con el resto de los sentidos para disfrutar un momento de esos que marcan.
Nos colamos en algunos de los restaurantes de Madrid más espectaculares, para descubrir el concepto que se esconde detrás de sus fogones. Hablamos de diseño, de narrativa culinaria y de los hotspots de Madrid.
Coque, de Jean Porsche
De la unión entre el arquitecto e interiorista Jean Porsche, y Diego, Mario y Rafael Sandoval, solo podía resultar genialidad, y para muestra Coque, la continuación de una estirpe culinaria que dejó Humanes para situarse en un enclave tan mítico como ellos mismos: el número 11 de la calle Marqués de Riscal. Si esta dirección te suena es porque a) ya has celebrado unos cuantos cumpleaños, y b) te gusta lo bueno. ¡Bingo!, allí estaba Archy, el que fuera testigo de la noche madrileña durante la década de los 90, y que ahora sirve de escenario idílico para degustar un menú a la altura de sus dos estrellas Michelin y tres soles Repsol.
El interiorismo tiene la inconfundible huella de color y eclecticismo del mexicano, la cual se hace fehaciente a lo largo de los 1.100 metros cuadrados. La disposición de todos los elementos está milimétricamente pensada para sacar a pasear a la ‘joie de vivre’, a través de un viaje sensorial que empieza con un cóctel en Coque Club, para continuar en la espectacular bodega alrededor de un árbol (simulado), y sus más de 3.000 referencias de vinos y licores de todo el mundo.
Materiales naturales, como la piedra y la madera, conviven con otros de última generación, y fabricados de manera sostenible, una de las premisas de la casa. Especial atención a la cúpula del comedor rojo, conservada del espacio original, aunque con una pintura en la que aves rojas y la naturaleza pueden hacerte acabar con tortícolis. Paredes acolchadas en un naranja muy fuerte, tartán de vivos colores, azul añil lacado y hasta un laboratorio culinario son solo algunos de los tesoros que esconde este templo dedicado a la belleza gastronómica.
Aarde, de Hurlé & Martín
¿Hay algo más madrileño que la Puerta de Alcalá? Allí encontramos uno más de los ‘place to be’ que atraen a propios y visitantes, Aarde, un restaurante que bebe de la cultura africana para rendir un homenaje a los orígenes. El interiorismo corre a cargo de Alba Hurlé y Alicia Martín, o lo que es lo mismo el Estudio Hurlé & Martín, quienes han colaborado con artesanos que trabajan los materiales naturales como la madera, la cerámica, el bambú y las fibras vegetales, de una manera cruda, sin hacer cambios en ellos y permitiendo solo la manipulación para elementos escultóricos.
Un ejemplo de ello son las formas orgánicas unidas a través de un techo realizado en tejidos de diferentes volúmenes, los cuales reflejan una vista aérea de la naturaleza, donde los colores, como el beis y los marrones, se mezclan con los tonos más cálidos, como los ocres, terracota o los verdes.
Los elementos decorativos son un golpe de efecto, con una gran cortina de abalorios que cubre una enorme pared, tambores traídos desde África expresamente y esculturas de maderas de colores. Los detalles en fibras naturales, una gran chimenea de piedra y el enorme banco construido en una sola pieza en trencadís ponen la guinda a este clásico capitalino.
ISA, de AvroKO
Si todavía no conoces la coctelería del Four Seasons Hotel Madrid, ya puedes ir reservando mesa, o un asiento alrededor de esa impresionante barra circular. Tiene una puesta en escena de lo más cinematográfica, y está dividida en cinco ambientes diseñados por la firma americana de interiorismo AvroKO —responsables del Oiji Mi, en Nueva York, o el premiado Lennon’s, de Bangkok—, donde el arte es el hilo conductor.
Podemos ver artistas emergentes que se mezclan con réplicas que homenajean a grandes pinturas del modernismo expuestas en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, o las fotografías de Manuel Outumuro, en las que actores y actrices del cine español interpretan obras maestras de la pintura de Velázquez, Leonardo da Vinci, Picasso y Julio Romero de Torres. El que fuera el Banco Español de Crédito también tiene un espacio para el kintsugi —arte japonés fundamentado en la restauración de piezas rotas con oro—, el ikebana y sus decoraciones florales, e incluso para recordar los mejores años de la movida madrileña.
En la biblioteca, las creaciones de Formabesta, el colectivo de artistas gallegos integrado por Salvador Cidrás y Juan Cidrás, otorgan al espacio carácter propio con sus obras realizadas con lana merina y madera —una propuesta escultórica fuera de lo común—.
ISA es una mezcla cálida gracias a sus paneles de madera, las molduras decorativas del techo y esos detalles de pan de oro que hablan del periodo romántico que una vez habitó en este espacio. Una estancia de la que se han conservado piezas intactas, como el dibujo en mármol situado en el corazón del restaurante, que promete no dejarte indiferente si te pasas junto a él, bien sea para cenar o para tomarte uno de sus fantásticos cócteles.
Robuchon Madrid, de Lázaro Rosa-Violán
El interiorismo gastronómico se rindió, hace tiempo, a los pies del arquitecto e interiorista Lázaro Rosa-Violán, quien también ha sido elegido por el grupo francés para dar vida a sus tres conceptos gastronómicos en la capital, donde la sostenibilidad ha sido una de las piezas clave, por lo que han buscado materiales naturales como la madera, tanto para acabados de pared y mobiliario como para las perfilerías de las ventanas, obteniendo así un toque atemporal.
En la planta baja encontramos L’Ambassade, un espacio vivo y desenfadado que evoluciona desde el desayuno al afterwork o la cena, y en el que predominan el azul y el verde agua, perfectos para largas sobremesas.
La primera planta es para L’Atelier, con una espectacular barra es la protagonista, permitiendo que los comensales puedan comer frente a la cocina abierta. Al fondo, se abre paso una zona más privada y elegante, de líneas limpias, donde el color rojo juguetea con negros y grises, dejando pasar la luz que entra a través de los impresionantes ventanales.
Si te atreves a bajar al sótano, encontrarás la parte más canalla de Robuchon, el Speakeasy, un concepto innovador creado para Madrid, con un flow romántico y teatral gracias a la decoración monocromática en rojo, altamente seductora. La iluminación juega un papel importante, explican desde el estudio, ya que a través de ella se da “énfasis a zonas determinadas, tanto a nivel ambiental como más puntual, mediante lámparas que son, en sí mismas, elementos escultóricos”.
Maison Jaguar, de Mil Studios
Este espectacular restaurante mexicano —el sexto restaurante del Grupo Khazuria— se ubica en el madrileño barrio de Salamanca, en un local de dos plantas con unos 450 metros cuadrados de superficie, en la calle Goya. El interiorismo es obra del colectivo madrileño Mil Studios, quienes han trabajado de la mano de la constructora 4Retail para generar un ambiente selvático tropical en pleno corazón de Madrid.
Su decoración es una invitación a dejar salir nuestro lado más excéntrico, llena de detalles maximalistas, exuberantes y recargados (lo sentimos, no es apto para tímidos). Destaca la mezcla de materiales en los revestimientos, caña natural o arcilla, formas irregulares en el techo, papeles pintados, mosaicos cerámicos, hojas, plantas… Todo ello con mobiliario hecho a medida con textiles, de diferentes estampados florales y animal print, diseñado por Dichoso Studio, y con una iluminación que amalgama este derroche visual.
El local ofrece tres espacios: una terraza, un salón principal y un sótano al que llaman La Cueva. El objetivo de esta maison es conseguir que sus comensales puedan desconectar en plena urbe y disfrutar de la riqueza de la gastronomía mexicana en el entorno más especial. ¿Te atreves?
Degustar un buen menú ya no se concibe, solo, como la elección de productos de máxima calidad cocinados bajo la batuta maestra de un chef iluminado por muchas estrellas. Ahora todo cuenta. La puesta en escena es fundamental. La vajilla acunará esos alimentos preparados con tanto mimo, como precisión científica, mientras que el resto de los compañeros de mesa trabajan en comunión para sublimar cada uno de los elementos que por ahí desfilen.
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