Tres planazos gastronómicos muy elevados para hacer más que felices a tus seres queridos

Nuestra cabeza contiene tanta información sobre templos clásicos del buen comer y nuevas aventuras gastronómicas dignas de las más encendidas reseñas que, en verdad, no soportamos cuando alguien nos pregunta por un buen restaurante para sorprender a su novia, novio, padres, amigos de la infancia, colegas divertidos o al mismísimo sursuncorda. Es como cuando alguien te pregunta, a traición, por tu libro, artista, película o lugar favorito en el mundo. No te fíes de quien responda al instante: o tiene un campo de acción ciertamente limitado o dice lo primero que se le pasa por la cabeza para salir del paso.

El arte de recomendar exige análisis, previo y exhaustivo, de los comensales: qué les hará realmente felices, buscan un simple ‘ver y dejarse ver’ o ansían llorar de placer tras cada nuevo plato, en qué rango económico se encuentran y, sobre todo, qué tal se desenvolverán en el termómetro del artificio social ante una puesta en escena compleja.

En otras palabras. No juguéis a pillarnos por sorpresa preguntándonos por buenos restaurantes. Leed estas crónicas que son fruto de la experiencia, la reflexión y el intento de equilibrio. Además, ya se sabe, las palabras se las lleva el viento, solo las escritas están llamadas a trascender.

Asiakō: un vasco muy asiático

Hablemos de Eduardo Marco —curtido entre La Moraga, Disfrutar, Bibo de Dani García o El Invernadero de Rodrigo de la Calle, entre otros—, chef al frente de los fogones de Asiakō, el restaurante más gastronómico del Grupo Sr. Ito, una parrilla vasca con toques asiáticos, donde las técnicas culinarias de ambas culturas se encuentran en verduras, carnes, niguiris y postres.

Desde que abrió sus puertas —en marzo de 2021—, Asiakō ha conquistado por igual paladares valientes y clásicos. Aquí la cocina de hierro y fuego del País Vasco y la explosión de sabores y técnicas asiáticas se unen en cada propuesta.

Recomendado por las guías Repsol y Michelin, en Asiakō todo gira en torno a un producto de primerísima calidad —tanto en verduras, carnes o pescados— y en unos gloriosos platos para compartir. Sabor, sabor, sabor. La parrilla vasca es el hilo conductor de toda la carta, ya que todos los platos se someten al fuego, de los entrantes al postre, pasando por los niguiris. Tanto el chef como el jefe de sala y sumiller Luis Martín-Portugués —forjado al frente de las bodegas del Hotel Villamagna, Café Saigon, Aspen, Ramsés o Sala Despiece, entre otros— le han sabido imprimir a Asiakō un sello indiscutible que alcanza la perfección con ocho profesionales que logran en cada servicio puestas en escena magistrales.

Las chispas de Corea, Japón, Filipinas o Tailandia, entre otras cocinas, están aquí presentes. Carne de Galicia, verduras de Navarra y Aranjuez o pescados del Atlántico conforman esta despensa. Destacan las alcachofas ahumadas a la brasa, con crema de anguila ahumada y papada ibérica; el bocata de brioche con panceta al estilo chino, barbacoa de su jugo y encurtidos; el talo de hamachi en marmitako, pimiento encurtido, cherry y katsuobushi; el dim sum de rabo de vaca betizu —raza autóctona del norte de España y del País Vasco francés—, los niguiris de anguila a la brasa con foie y jugo de su cocción o la de vieira flambeada con salsa XO y emulsión de soja.

Para los indecisos, Asiakō ofrece dos menús degustación para captar perfectamente la esencia del local. El menú de siete pases es el clásico de la casa, compuesto por los platos más icónicos —gilda, alcachofa confitada, talo hamachi, bocata de panceta, dim sum y dos piezas de niguiri—, mientras que el menú de diez pases lo conforman mayormente platos de temporada y algún que otro clásico. Ambos incluyen postre. Diez sobre diez.

Pinzelada Lounge: un oasis en Velázquez

Todo empezó este verano cuando una feliz coincidencia nos elevó hasta la terraza del Bless Hotel Madrid, en el corazón de la calle Velázquez. Allí nos reencontramos con Picos Pardos Sky Lounge by Martini, una fabulosa terraza con unas inesperadas vistas de la ciudad y una generosa alberca de color verde esmeralda por obra y gracia de nuestro interiorista de cabecera: Lázaro Rosa-Violán (Lázaro, algún día podremos pagar tus honorarios para que nos reinventes la casa y lo sabes). Terraza que estará abierta hasta finales de octubre.

Allí, huyendo de la tercera (¿o era la quinta?) ola de calor, nos topamos con la deliciosa y sofisticada cocina del chef Víctor Cuevas, una carta de inspiración nikkei y recetas raw como ceviches, carpaccios y tartares, entre otros. Un lujo que nos atrapó hasta convertirnos en lo hoy somos: devotos incondicionales de este chef mágico.

Ahora que el verano se despide con el graciosillo veranillo de San Miguel, toca volver al lobby del Bless para seguir adorando al amigo Cuevas en Pinzelada Lounge, el espacio habitual por el que desfila esta excelente cocina de producto de temporada, acertada y perfectamente afinada en matices.

Nuestras perdiciones: croqueta de jamón 5J con velo ibérico; alcachofa confitada con yema de huevo campero y polvo de jamón; puerro confitado con carpaccio de gamba roja y cremoso de cebolleta tierna; ceviche de lubina Aquanaria, kumquat marinado y maíz crujiente, o taco de cochinillo ibérico glaseado en hoja de shisho y manzana. Nada nos impide regalarnos alguna que otra ostra o una tentadora latita de caviar.

No nos iremos sin entregarnos a la afamada coctelería, clásica o vanguardista, del Bless con combinados tan sugerentes como el Blood for Aphrodite (amontillado de Jerez con zumo de tomate, cilantro, jengibre, apio, pimienta negra, limón, soja, vinagre de Jerez y miel de flores) o el Khavia (vodka Belvedere macerado con mantequilla y pimienta negra, ginebra Roku, elixir Chartreuse y champagne Comte de Montaigne). Pincelada con zeta y punto.

Y una noticia importante para Bless Collection Hotels, ya que acaban de recibir a nivel global la distinción Queer Destinations Committed. Así, Bless Madrid se convierte en uno de los diez hoteles certificados con este sello en España. ¿¡Solo diez!? Este distintivo, reconocido internacionalmente por la Asociación Internacional de Turismo para LGBTQ+ (IGLTA), conlleva un compromiso de preparación y formación por parte de las empresas y destinos del sector turístico, y es un sello de calidad para quienes buscan una experiencia única y libre de discriminaciones.

A Taste of Thompson: experiencia 360 de altura

Thompson Madrid, el hotel 5 estrellas de Hyatt entre Gran Vía y Sol, alcanza su primer año de vida —y éxitos— y lo celebra presentando A Taste of Thompson, una experiencia sensorial y gastronómica diferente diseñada por el hotel y Familia La Ancha, la mítica casa madrileña que hoy capitanea su digno heredero, Nino Redruello.

A Taste of Thompson es un viaje que consta de tres actos, que equivalen a otros tantos tempos musicales. Tomando como punto de partida el flamenco, la experiencia propone un recorrido por la herencia, el sabor y el arte español, apoyándose en lo tradicional, pero sin perder de vista el carácter vanguardista de este hotel.

La experiencia comienza en las cocinas de Thompson Madrid. En ellas, los asistentes podrán aprender a elaborar la reconocida tortilla de patata de Familia La Ancha de la mano de Abel Prudencio, chef ejecutivo del hotel. Con la música como protagonista de excepción, la cocina del chef Nino Redruello se fusiona con la magia y el misterio de los diferentes palos del flamenco, en una experiencia de altura servida en el penthouse del hotel con las mejores vistas de Madrid centro-centro. Entramos en fase dos.

El menú arranca con un tapeo que viaja del caviar ahumado a la mantequilla casera, pasando por erizos caleteros, guiso de mollejas de tórtola o yema de erizo con salsa nantua. Llegan los entrantes: tartar de atún de cola blanca, gazpachuelo malagueño, quisquilla curada en salmuera y tortilla de camarones. A la hora de las palabras mayores: salmonete frito, tartar de tomate, tajín de cabrito y cuscús vegetal. Cerramos con dos postres: azahar con naranja amarga y un suflé de pistacho y té de Córdoba.

A Taste Of Thompson está armonizado con una selección de vinos andaluces realizada por la sumiller de Familia La Ancha, Alba Mozo. Para rizar el rizo, Thompson Madrid ha colaborado con La Cartuja de Sevilla 1841 en la creación de una vajilla exclusiva que aporta, sin duda, otro toque diferenciador.

Durante la comida, los asistentes asisten a una introducción al cante y el baile de la mano de María Cruz, subdirectora del centro de flamenco y danza El Lucero y finalista de la sexta edición del programa 'Got Talent España'.

Tercera y última da fase. Tras la cena, en Hijos de Tomás, el piano-bar de Familia La Ancha, ubicado en el sótano del Thompson Madrid, termina la celebración. El ambiente noir del espacio, junto a cócteles como Don Tomás o Tomás na más, de esencia muy madrileña, son el broche de oro perfecto para este original homenaje a nuestras raíces. El precio por grupo parte de los 5.000 euros —grupo mínimo de ocho comensales y máximo de dieciséis—. Un hotel con sabor propio este Thompson.