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Jerez de la Frontera: del reino del sherry al del whisky con parada y fonda en una casa palacio
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Jerez de la Frontera: del reino del sherry al del whisky con parada y fonda en una casa palacio

Para ser más felices hay que viajar al sur, para envolverse en su preciosa luz, bañarse en su sol, comer hasta saciarse y bailar hasta el amanecer. Sumemos a la ecuación grandes vinos y un whisky único envejecido en barricas de jerez

Foto: El whisky The Macallan deja madurar sus destilados en barricas de roble, mitad europeo y mitad americano. (Cortesía)
El whisky The Macallan deja madurar sus destilados en barricas de roble, mitad europeo y mitad americano. (Cortesía)

Por qué será que nos es más fácil alabar las virtudes ajenas antes que las propias. Pensamos que el jardín del de enfrente siempre es más florido, que en casa de la vecina se come mejor y que aquel país lejano tiene los mejores paisajes; y es, precisamente, en cuestión de enclaves de ensueño donde a menudo nos equivocamos. Por ejemplo, ¿has estado en Jerez de la Frontera? La ciudad señorial por excelencia, donde los caballos y el flamenco bailan acompasados, mientras que los que conocen su historia le rinden homenaje brindando con uno de los famosos vinos de Jerez —fino, oloroso o amontillado—.

placeholder Fino, oloroso y amontillado, tres maravillas nacidas en Jerez. (Cortesía)
Fino, oloroso y amontillado, tres maravillas nacidas en Jerez. (Cortesía)

Son estos vinos únicos en el mundo, tan venerados en el extranjero como poco valorados por el grueso de los españoles —no por los que saben, claro está—, los que han definido gran parte de la historia de esta ciudad amurallada. Recorremos sus plazas rodeadas de naranjos, los tabancos con sabor andaluz, ese maravilloso Alcázar delimitado por cuatro puertas y que da buen ejemplo de la arquitectura almohade del siglo XII, y, cómo no, alguna de las bodegas que han puesto a Jerez en el mapa mundial.

placeholder Las calles de Jerez de la Frontera y sus típicos carruajes. (Cortesía)
Las calles de Jerez de la Frontera y sus típicos carruajes. (Cortesía)

Un brindis con el mejor whisky

Aunque fueron los fenicios los que introdujeron la viticultura en esta región gaditana, hubo que esperar siglos para que, gracias a las inversiones británicas, el vino en Jerez se convirtiera en el licor favorito de los aristócratas europeos. De ahí que, si pasas unos días en la zona, tropezarás con decenas de bodegas dispuestas a contarte su historia, como Valdespino, una de las más antiguas de Jerez (1264) y de las afortunadas que tienen viñedos exclusivos en el Pago de Macharnudo, considerado como el Grand Cru de Jerez.

placeholder Bodegas Valdespino, de Grupo Estévez. (Cortesía)
Bodegas Valdespino, de Grupo Estévez. (Cortesía)

Debido a su calidad, acaba de establecer una alianza con The Macallan, considerado uno de los mejores whiskys del mundo, para garantizar que su Single Malt Scotch Whisky siempre se añeje y envejezca en botas de roble envinadas con sus sherrys. ¿Sorprendido de esta unión? En realidad es una tradición que se remonta al siglo XIX, cuando las destilerías descubrieron el característico sabor y el inconfundible color que obtenían sus destilados al ser madurados en estas botas impregnadas de los olorosos.

placeholder Uniones que casan especialmente bien. (Cortesía)
Uniones que casan especialmente bien. (Cortesía)

The Macallan domina el arte de la madera y el espirituoso con delicadeza artesana, y lo ha sabido transmitir a través de muchas generaciones, en cada una de sus botellas. Es precisamente la combinación de barricas de roble americano y europeo, con vestigios de jerez, los responsables del ochenta por ciento de los sabores y del cien por cien de su color natural.

Comida de cinco estrellas a pie de calle

Otro de los atractivos de la ciudad es su gastronomía, con restaurantes estrella Michelin y tascas estupendas donde puedes comerte una tapita de carne mechá, unas tortillitas de camarones, papas aliñás o un montadito de pringá. Las Banderillas, el Tabanco El Pasaje, el Tabanco Rafael Rivero o La Callejuela son algunos de los que harán que te chupes los dedos (palabra).

placeholder Javier Muñoz, el sherry chef de La Carboná, en Jerez de la Frontera. (Cortesía)
Javier Muñoz, el sherry chef de La Carboná, en Jerez de la Frontera. (Cortesía)

Si quieres elevar el nivel de tu viaje, no dejes de visitar La Carboná, con Javier Muñoz en los mandos, quien después de haber trabajado con los hermanos Roca, se ha convertido en el chef del sherry. Advertencia: su pan elaborado con el velo de flor de los vinos jerezanos es un escándalo.

Dormir como reyes

¿Te imaginas dormir en un palacio señorial del siglo XIX? Casa Palacio María Luisa alberga, desde 2018, el único hotel cinco estrellas gran lujo de toda la ciudad. Por allí han pasado algunas de las familias más adineradas de la ciudad y fue sede del Casino de Jerez, antes de que Grupo Kaizen se hiciera con la propiedad.

Cuando entras huele a azar y a jazmín, los olores del sur, y si te sientas en el lobby y miras al cielo, verás la espectacular cúpula de cristal que tuvo que ser retirada y vuelta a poner con grúa para poder restaurarla. La librería del hotel, con un artesonado elaborado por los mejores ebanistas de Andalucía, es otra obra de arte; al igual que el Salón Mozárabe de Casa Palacio María Luisa.

placeholder Habitaciones palaciegas en Casa Palacio María Luisa. (Cortesía)
Habitaciones palaciegas en Casa Palacio María Luisa. (Cortesía)

El hotel cuenta además con un espectacular hammam, instalado en la que fuera antigua capilla del palacio, y un restaurante, denominado T22, decorado con papeles pintados, techos decorados y piezas de vajilla de La Cartuja de Sevilla, donde se come de lujo y cuyo interiorismo es obra de Alejandra Pombo. Dos espacios espectaculares en clave palaciega.

¿Las habitaciones? Acogedoras y elegantes, con camas vestidas con sábanas de hilo egipcio, selección de almohadas y el osito Mateo (mascota del hotel) como perfecto anfitrión. Los textiles, algodones, terciopelos y sedas, obra de Celso Garrido, resultan tan exuberantes como sensoriales.

placeholder El flamenco está presente en cada rincón de la ciudad. (Cortesía)
El flamenco está presente en cada rincón de la ciudad. (Cortesía)

Rincones para vivir el flamenco más auténtico, caballos con señorío y raza, una de las mejores gastronomías del mundo y un vino único son fruto del devenir de las distintas culturas que conforman esta tierra, un crisol que rezuma autenticidad, belleza y solera.

Por qué será que nos es más fácil alabar las virtudes ajenas antes que las propias. Pensamos que el jardín del de enfrente siempre es más florido, que en casa de la vecina se come mejor y que aquel país lejano tiene los mejores paisajes; y es, precisamente, en cuestión de enclaves de ensueño donde a menudo nos equivocamos. Por ejemplo, ¿has estado en Jerez de la Frontera? La ciudad señorial por excelencia, donde los caballos y el flamenco bailan acompasados, mientras que los que conocen su historia le rinden homenaje brindando con uno de los famosos vinos de Jerez —fino, oloroso o amontillado—.

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