Un piso ‘shabby chic’

en el centro de Madrid lleno de tesoros

Posado propietarias
Mesa decorada puesta y decorada con flores
Texto Cris Castany
Foto Esi Seilern
Formato Marina G. Ortega | María Mateo
Producción Flair Studio
Estilismo Marieta Yanguas
Maquillaje y peluquería Nao para L'Oreal Professionnel
Agradecimientos Floreale
A

l llegar a casa de Bea Meléndez, cerca de uno de los estadios de fútbol más concurridos de la ciudad, uno se encuentra con un hogar con las cinco letras. La madera de este piso con solera crepita a tus pies, la cocina está en activo desde primera hora de la mañana y cada rincón tiene una historia.

Decimos que cada rincón tiene una historia porque es así. Cada mueble que puebla los 400 metros cuadrados de la vivienda familiar de este matrimonio y sus dos hijos fue un hallazgo, un encuentro mágico que la dueña de este lugar construyó con su socia, Águeda González-Vallés. Las dos forman un dúo profesional. Son propietarias de Sine Nomine, una de las empresas ‘busca muebles únicos’ más recomendadas del sector, pese a la ‘juventud’ de su proyecto; llevan ‘solo’ ocho años dedicadas de forma profesional.

Salón
En el salón protagoniza el espacio un mueble estantería de Pere Capdevila,  las butacas son de Miguel Arcas, y las mesas de salón son de herencia.

Bea y Águeda crecieron en familias que les desarrollaron un interés por la estética, les mostraron que todo puede tener una segunda vida. La madre de Bea, por ejemplo, le regaló una cómoda cuando se casó; sus tíos, un esquinero inglés, antiguo, que hoy descansa en el salón. Recuerdos para que nunca olvidara ese paso tan especial. En casa de Águeda, más de lo mismo, aunque ella dice que es menos sofisticada que su amiga. “Soy más ‘chamarilera”, afirma. Y sigue: “Creo en la intuición, más que en el buen gusto. Nos han educado el ojo desde pequeñas. En el fondo, esto es un hobby que estamos aprendiendo a marchas forzadas y leyendo a marchas forzadas”.

Su objetivo es encontrar antigüedades por los mercadillos del mundo, estar rodeadas de cosas bonitas, aunque reconocen que “no tenemos formación, pero sí la ilusión por aprender y por formar parte de este sector. Por eso, nos llamamos Sine Nomine, porque cuando empezamos a buscar nombres, como no tenemos formación como interioristas, ni como anticuarias, no podíamos definirnos. Lo nuestro es puro instinto. Era un mundo que nos encantaba, nos atraía muchísimo, porque este negocio tiene una parte que es la pera, que es viajar y conocer gente y encontrar una pieza diferente”, añade Águeda.

Dormitorio
En su dormitorio el cabecero del anticuario Julio Iglesias. El banco del pie de la cama es de bambú. 

En un rincón, un detalle de un jarrón de Ex Votos de la sala de estar sobre la mesa Tolix de Pere Capdevila junto a otros elementos decorativos.
Dormitorio

Nos encontramos esta mañana en casa de Bea para que nos expliquen las claves de su estilo, del éxito de su negocio, de cómo el boca a boca ha hecho que sean uno de los referentes de este sector, y nos lo demuestra con este piso de Madrid que es un reflejo de la historia de amor por un mundo que las ha acogido como unas más. 

Cuando empiezan a hablar lo hacen con muchísima humildad: “Nosotras éramos unas viajeras empedernidas que nos pasábamos el día de un anticuario a otro buscando piezas. Éramos compradoras compulsivas”, explica Águeda. “En principio para nosotras, pero un día encontramos una mesa y se lo comentamos a un amigo anticuario, Pere Capdevila, al que le habíamos comprado mucho y le habíamos llevado muchísimos clientes, y se la llevamos para que la vendiera”, añade Bea. Luego lo intentaron.

Cocina
La cocina es la pieza más actual en la casa en la que el acero y la madera se conjugan.

Las dos vienen de dos mundos diferentes. Bea empezó trabajando en temas de publicidad, luego se fue a Inglaterra, donde se sacó el Cordon Bleu, y montó un catering al que se dedicó 15 años. Pero quiso romper con todo, y le propuso a Águeda que lo que era una afición común se convirtiera en algo más.

Empezaron con un proyecto que no sabían cómo acabaría. Un viaje a Francia y en medio día, en tan solo una feria, habían llenado una furgoneta y aún les quedaban dos días y tres ferias más. “Al volver, Pere nos preguntó: ‘¿Qué tal os ha ido?’. ‘Oye, pues nos ha ido fenomenal, pero estamos buscando un local’. Y él nos propuso probar juntos, compartir su local de Madrid y ver cómo funcionaba, y desde entonces así estamos. Buscando objetos hasta debajo de las piedras”. Su compañero de garaje se dedica más al mueble industrial, librerías y mesas a medida. Es un ebanista único y reconocidísimo en el sector.  “Ahí hemos encontrado la ayuda de muchísima gente del sector, hasta viajamos juntos. Nos ha ayudado especialmente Sonia de Olofane; ha sido generosísima con nosotras. La llamábamos cuando teníamos dudas de si un mueble valía la pena o no. Y ella, con toda la paciencia del mundo, nos contestaba”.

“Nos encanta cuando viajamos hacer visitas culturales, nos encanta descubrir los cementerios de Francia, del sur, de Italia. Allí no hay las flores de plástico que ponemos aquí, allí ponen unas maravillosas flores de loza y piedra maravillosas”.

Empiezan a posar en el salón frente a una estantería elaborada por su socio, quejándose de la dificultad de trabajar ‘como modelos’. Nos dicen que ellas donde se encuentran cómodas es en mercadillos de Bélgica, Francia, Italia… “Y España, eh, tenemos que recordar que hay mueble español estupendo. Durante el franquismo hubo una gran restricción, pero en Cataluña, que está muy cerca de Francia, siempre ha habido grandes piezas, también en Zaragoza, Valencia, Mallorca... Tenemos que reivindicar más el mueble de nuestro país”. Les gustan especialmente las piezas del siglo XIX. Bea se encuentra más cómoda en el estilo inglés; en cambio, Águeda se va más al norte, adora lo escandinavo.

Salón
Librería
Otra imagen de la librería del salón de Pere Capdevila, sobre las mesas ceniceros de Murano.

¿Cómo definirías vuestro estilo y el que vemos en esta casa?

Bea: Es difícil, pero creemos que se puede definir como ‘shabby chic’. Esa mezcla de mueble francés o un recuperado inglés, telas antiguas, pátinas clásicas y pintura moderna, elementos decorativos diferentes. No nos gustan las reproducciones. Nos espantan. 

Águeda: Y nos gusta mucho todo lo artesano. De hecho, cada vez tenemos más proveedores artesanos, aparte de tapiceros, metalistas o ebanistas. Cada vez más estamos comprando mucha loza”.

¿Quiénes son vuestros clientes?

Bea: Principalmente, son interioristas y tenemos muchos particulares, parejas jóvenes. 

Águeda: El primer año nos obligamos a no quedarnos nada, para ver si realmente esto que queríamos hacer tenía sentido. No queríamos convertirnos en nuestras propias clientas, que es algo muy fácil en nuestro caso.

Sala de estar
La sala de estar es el espacio favorito de la dueña de la casa en la que se reúnen a ver la televisión bajo un cuadro de arte abstracto. Las piezas decorativas le dan un punto de actualidad a los muebles de anticuario.
Sala de estar

¿Qué es lo que más se busca?

Águeda: Los elementos decorativos. Desde la pandemia se ha reactivado el cuidado de la casa, pero de una manera distinta. Ahora se busca lo práctico. Se nota que quieren estar mucho en casa y no es el mueble solo para enseñar. La gente joven que viene prefiere tener poco y bueno. 

Bea: Ya no es como antes. Les importa poco la pieza, de dónde viene el mueble, aunque a nosotras nos encanta explicarlo. Ahora hay muy poca gente que te pregunte por el origen.

Fundadoras
Las fundadoras de Sine Nomine. A la izquierda Bea vestida con chaleco y pantalón de ante de Mon & Pau, y Águeda con pantalón de Mon & Pau y jersey de Again Cashmere.

¿Qué claves hay que tener en cuenta para decorar un hogar?

Águeda: Los elementos decorativos. Desde la pandemia se ha reactivado el cuidado de la casa, pero de una manera distinta. Ahora se busca lo práctico. Se nota que quieren estar mucho en casa y no es el mueble solo para enseñar. La gente joven que viene prefiere tener poco y bueno. 

Habéis hablado de que habéis sentido mucho apoyo de los de siempre…

Bea: Nosotras hemos llegado nuevas a un mundo en el que admirábamos muchísimo a la gente. Desde que soy enana muero por Pascua Ortega, o Lorenzo Castillo, con el que hemos estado mucho; Christine Reiff que nos ha ayudado mucho, es una enciclopedia andante. Cuando íbamos a Francia, a las ferias, si veíamos que en un stand había alguien como Alfonso o Armelle, de Berenice, nosotras no entrábamos porque, digamos, hemos venido detrás. Y yo siempre le digo que esa actitud es lo que nos ha ayudado en nuestra relación con ellos, pues eso se ha traducido en respeto mutuo. Es un gremio de señores.

¿Cuál ha sido el mejor consejo que os han dado?

Fue Pere Capdevila: “Tened cuidado porque en este negocio se empieza con cien pesetas y una silla y se acaba con cien sillas y una peseta”.

Habitación
Habitación
El escritorio de la habitación, comprado a Christine Reiff, protagoniza uno de los rincones del dormitorio es francés. Los detalles de coral son una constante en toda la decoración.

A veces, cuentan ellas, compran lotes de cosas como en los programas de televisión, aunque sí ven lo que se van a llevar, y entonces hay cosas que salen muy bien de precio. No trabajan ni con pintura, ni con escultura; sí adoran las vajillas de cualquier tipo. Y cuando recuerdan cuál es la pieza que más les ha tocado el corazón, Águeda no duda: dos farmacias portuguesas, mientras Bea se decanta por un altar que, según ella define, “era la pera”. 

“Bea y yo nos hemos quedado muchísimas cosas. Sí, sí, pero esas que sabes que nunca vas a volver a encontrar”. En estas búsquedas ahora se unen con otros amigos del sector, pero cuando llegan a destino se separan: “Al acabar nos enseñamos lo que hemos comprado, no podemos evitarlo, igual que si vemos algo que le encaja a alguno se lo decimos”. Reconocen que con compañeros incluso se redirigen clientes, y es que creen que es la forma natural de que las cosas salgan bien.

Analizando la casa vemos sobre una mesa muchos objetos de carey, y es que Bea es una apasionada de cualquier elemento realizado en este material, reconoce que es coleccionista y que le divierte mucho. También tiene muchas pitilleras. Águeda también colecciona, pero, en su caso, botellas de cristal y bolas, aunque dice que a ella lo que le gusta es coleccionar vajillas. Busca los platos iguales por todas las ferias, tarda hasta años, “y luego vende la vajilla”, nos cuenta Bea demostrando asombro. Pero es que a su socia lo que le divierte es la búsqueda, no la acumulación de objetos.

office
office
El office junto a la cocina es el lugar perfecto para el desayuno enmarcado por una vidriera de cuarterones. La cerámica es una de las especialidades de Águeda y Bea.

Viajan con varios amigos del sector, entre los que se encuentran dos míticos: Christine Reiff y Olofane, otros buscadores de tesoros como ellas que saben el valor de lo único, de lo que alguien descartó y ellos le dan otra vida.

Nos hablan de amigas que han ido haciendo por el camino, como las artistas de Other Lamps, que empezaron con ellas y ahora ya vuelan solas: “Les va de cine, se lo merecen todo, nos alegramos mucho por ellas”. Y nos dicen que muchas veces derivan al cliente directamente al artesano: “Nos gusta ser legales. Si confías en nosotras, volverás. Si, por el contrario, te intentamos cargar con algo innecesario, no nos sentiríamos bien con nosotras mismas, no es nuestra política. La vida son dos días, ni vamos a ser más listas, ni nos va a ir mejor. Y todo eso te vuelve. Cuando das, te devuelven todo, todo, todo. Es lo que hacemos todo el rato y sobre todo con cuatro, con Sonia de Olofane, con Christine o Miguel Arcas, o con Kelly Deco, que lo está haciendo cada vez mejor; es una niña estupenda. Nos facilita mucho a todos”.

salón
Un cuadro de Madrid y otros con corazones de Natalia Bustillo sobre los sofás de terciopelo son de Sine Nomine a medida.
salón

Se detienen en cómo varían las modas, cómo ha vuelto el bambú o los objetos de Murano, mientras señalan un cenicero que años atrás nos hubiera parecido una barbaridad estética y ahora es un elemento que aporta personalidad.

Bea llegó a esta casa y la ha ido construyendo. “Al principio hicimos una obra, pero lo que he ido renovando a lo largo de estos veinte años ha sido sobre todo decoración, mobiliario y telas. De todas maneras, como veis, es una casa muy neutra, todo está pintado igual, techos, paredes… En su día fue muy rompedor. Hoy en día es más clásico que unos tirantes. A mí lo que más me importa de una casa son las puertas, el suelo, las ventanas y luego ya se hará la casa. Pero comenzaba así, de primeras, con las puertas, grandes, y con los espacios muy conectados. Y en cuanto a los muebles, el primero fue ese esquinero inglés que me regalaron entre varios tíos míos y con esa cómoda de Mercedes Urquijo, que fue mi primera compra”.

En el recibidor bajo un cuadro de Badri un sofá de terciopelo antiguo de Sine Nomine.

La pintura está presente en toda la casa. Hay algún Badri y de Natalia Bustillo, una fotografía de Angelica Kaak y un cuadro de Javier Chapa. También las sillas tienen nombre propio: Celia Alberca, y otro nombre de mujer en la escultura de la entrada, de Victoria Liñán.

Menciona en ocasiones la fecha de caducidad de la casa, como si previera un cambio futuro y confiesa que lo tiene en mente y que se llevaría todo lo que hay en las paredes y sus primeros muebles: “Mi cómoda inglesa que me la regalaron mis padres y los dos esquineros ‘japanese’ son de Isabel Martínez. Es mi anticuaria favorita de Madrid. Bueno, de España”. Nos confiesa también cuál es su rincón favorito: “El salón de la televisión, donde pasamos más tiempo los cuatro juntos”. Águeda la contradice: “Es tu baño. El espejo que le da la luz por detrás, así no se ve con todo detalle”. Y Bea entre risas le contesta: “¿Y para qué te quieres ver con todo detalle? ¿Qué necesidad hay? Total, que te deslumbre. Mejor verte a contraluz”. Y siguen hablando las dos amigas entre risas y muebles con historia mientras siguen construyendo la suya propia.