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Mikel Izal se disecciona a sí mismo: "Ni te conoce el que dice que eres Dios, ni el que cree que eres el demonio. Es todo mentira"
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A PECHO DESCUBIERTO

Mikel Izal se disecciona a sí mismo: "Ni te conoce el que dice que eres Dios, ni el que cree que eres el demonio. Es todo mentira"

Las diez canciones que componen su álbum debut en solitario, 'El miedo y el paraíso', nos muestran una nueva faceta del compositor navarro. Hablamos con el que fuera líder de Izal de este "disco intenso y lleno de claroscuros"

Foto: El que fuera líder de Izal acaba de lanzar su debut en solitario, con el que busca alcanzar el equilibrio personal. (Cortesía)
El que fuera líder de Izal acaba de lanzar su debut en solitario, con el que busca alcanzar el equilibrio personal. (Cortesía)

Tras una fructífera etapa de doce años al frente de Izal, que se cerró por todo lo alto con dos sold out consecutivos en todo un WiZink Center, se hizo el silencio. Hasta hace unos días, que veía la luz el primer disco en solitario de su vocalista y principal compositor. “He estado durante dos años en una zona apartada de Valencia, cerca de la playa, porque estaba pasando por un momento personal duro y necesitaba cambiar de aires. Quería estar lejos de la ciudad y del ruido. Y, poco después de llegar, empecé a componer de manera compulsiva, quería sacar todo eso que tenía dentro”.

Y vaya si lo sacó. En apenas dos meses y medio ya tenía listas estas diez canciones que nos proponen un recorrido por los diferentes estados de ánimo que han acompañado a Mikel Izal durante ese retiro terapéutico que ha culminado en un álbum que, desde su portada, ya nos avisa de que vamos a encontrar más intensidad de la habitual: “Es mi disco más visceral, está lleno de verdad. Me ha sanado mucho esta experiencia porque me hizo tener una nueva ilusión, y eso es algo muy importante. Ten en cuenta que todo esto empezó a gestarse solo cuatro meses después de terminar de grabar ‘Hogar’ con Izal”.

Si hacemos la cuenta, es fácil percatarse de que, aproximadamente, un año antes de aquellos dos míticos conciertos en Madrid ya estaba todo hablado con el resto de los miembros del grupo. “Todos sabíamos que Izal no iba a seguir adelante, pero —aun así— recuerdo que fue una gira muy emocionante y muy bonita”, comenta un Mikel que reconoce que esta nueva aventura “me apetece mucho a pesar de que tengo nuevos miedos y de que estoy viviéndolo todo de una manera muy diferente a cuando estaba con el grupo”.

placeholder Cubierta de 'El miedo y el paraíso', primer disco de Mikel sin los 'izales'. (Cortesía)
Cubierta de 'El miedo y el paraíso', primer disco de Mikel sin los 'izales'. (Cortesía)

Se nota que lo dice desde el corazón, al igual que cuando habla de ese público fiel que está compartiendo con él sus primeras sensaciones: “Estoy muy emocionado al ver cómo reacciona la gente con un disco tan íntimo. Sorprendentemente, te dicen que estas canciones explican cosas que les pasan a ellos y te agradecen que les hayas dado una forma tan bonita porque ahora les duelen menos. Te das cuenta de que todos somos bastante parecidos, nos pasan las mismas mierdas”.

No hay más que echar un vistazo al listado de canciones ('El miedo', 'La rabia', 'El grito'…) para percatarse de que las emociones están tan a flor de piel, desde el arranque hasta el desenlace, con 'El paraíso'. Y de nuevo Mikel termina llegando a la misma conclusión: “Todos buscamos ser felices, aunque no sabemos muy bien cómo conseguirlo. Queremos más de lo que tenemos casi siempre y hay una insatisfacción crónica en la sociedad porque nos han generado una cantidad ingente de necesidades. Me he dado cuenta de que mi universo no existe, es el mismo que el del resto del mundo”.

Así se gestó 'El miedo y el paraíso'

Aunque pueda parecer que las musas estaban esperando con los brazos abiertos a nuestro invitado, lo cierto es que en el periplo valenciano no faltó la disciplina: “Lo primero que hacía al levantarme era ponerme a escribir sobre lo que tocase ese día, más o menos hacía una canción a la semana. El resto del tiempo lo dedicaba a quedar con mi colega Belén Segarra, que es ilustradora, para enseñarle mis avances, tanto personales como musicales”.

"Soy consciente de que he hecho un disco intenso y lleno de claroscuros, tan orgánico como artificial. En realidad, hay muchos mensajes positivos"

Una vez las canciones estaban enfiladas, llegó el momento de pensar en un título que representase bien a esas canciones y, sobre todo, a su contenido: “El disco se iba a llamar ‘Biopsia’ porque en cierto modo me estaba diseccionando a mí mismo al indagar entre esos sentimientos que tenía o que quería tener”. Se refiere a la rabia y el resto de emociones que han inspirado la creación de las diez canciones de este nuevo trabajo.

Afortunadamente, optó por titularlo ‘El miedo y el paraíso’, en parte gracias a Santos Berrocal (la mitad de la dupla Santos & Fluren), que le dijo que “lo de ‘Biopsia’ sonaba demasiado frío para un disco tan visceral, tan cálido y tan de verdad”. Aprovechamos que ha sacado a pasear a sus productores de cabecera para hablar del también novedoso sonido de esta primera entrega de Mikel “sin los 'izales' detrás”.

placeholder El artista reconoce haber cambiado mucho desde 2009, que es cuando empezó con Izal. (Cortesía)
El artista reconoce haber cambiado mucho desde 2009, que es cuando empezó con Izal. (Cortesía)

Una de las cosas que más nos sorprende es su forma de hablar de las influencias que hay en el disco. No tiene inconveniente en darnos nombres y apellidos. “Lo que más me interesa en los últimos años tiene más que ver con Bon Iver, Jack Garratt o James Blake. Sobre todo, Bon Iver ha sido el faro que me guiaba en todo momento. Cuando me surgía una duda sobre algún arreglo, me preguntaba a mí mismo: '¿Esto lo haría Justin Vernon?'. Y si la respuesta era negativa o no me terminaba de convencer, lo desechaba”.

Pero que nadie se llame a engaño, ni siquiera él sabe lo que le deparará al futuro (a nivel compositivo). “Este es el disco de 2023, en tres años igual hago cumbia”. (Risas). “No creo, pero sí te puedo decir que —en este momento— son esas las referencias musicales que más me interesan porque es lo que me emociona”. Es entonces cuando hablamos de los sintetizadores (“para alguien que toca los instrumentos tan mal como yo, es muy agradecido”), el vocoder o el auto-tune (bien usado) que encontramos en algunas de las nuevas composiciones.

"Yo no pienso en si gustará o no. Los discos no se diseñan. Se sienten, se componen y se graban. Y luego cruzas los dedos"

Antes de dar carpetazo al tema de la apuesta por lo tecnológico en detrimento del formato clásico (guitarra-bajo-batería), el otrora cantautor nos recuerda que “con Izal también hicimos cosas muy raras, no eran todos temas populares”. Y argumenta: “Desde los epílogos con los que acaba el segundo disco ('Agujeros de gusano'), que eran nueve minutos seguidos llenos de estrofas y puentes, hasta canciones como 'La piedra invisible', 'Oro y humo' o 'Despedida', que está basada en un ritmo de reguetón”.

El éxito para Mikel Izal

En vista de cómo se están vendiendo las entradas de la gira que arranca en México el próximo febrero, estaría muy feo que no hablásemos del éxito. Un tema que tampoco rehúye nuestro entrevistado: “Sería un bajón que esto no le gustase a nadie y estaría siendo hipócrita si digo que me da igual. Que la gente se emocione con lo que has hecho es brutal, y cuanta más, mejor. También te digo que el éxito no me obsesiona, jamás voy a cambiar una palabra o mover una nota de una canción porque alguien de fuera me diga que va a funcionar mejor en Spotify o en las redes sociales”.

Y esto nos lleva a hablar de una de las consecuencias directas de la fama. “No me gusta nada ser una persona pública, te obliga a aprender, a protegerte bien de las opiniones gratuitas, prejuiciosas y anónimas que pululan por ahí. Si no, te puedes volver loco”. Salta a la vista que Mikel Izal se siente infinitamente más cómodo cuando está en el estudio o sobre el escenario que leyendo comentarios en Instagram, sean del tipo que sean.

Con respecto al éxito:

“Tienes que saber gestionarlos, tanto si son positivos como si son negativos. Tener 500 comentarios de gente diciéndote que eres lo mejor que le ha pasado es incluso más nocivo que si te dijesen todo lo contrario. Ni te conoce el que dice que eres Dios, ni el que cree que eres el demonio. Esto tienes que tenerlo muy claro porque a veces se pierde la perspectiva”, señala antes de rematar la faena: “Es todo mentira, lo bueno y lo malo. Las opiniones que tienen que importarte son las de tu familia y tus colegas”.

"Lo que me ha llevado a emprender este nuevo proyecto es la gula, la insatisfacción crónica. Siempre estoy queriendo moverme, me cuesta mucho acomodarme y no aburrirme. Es algo agotador"

Antes de despedirnos, le preguntamos lo mismo que le llevan diciendo sus colegas toda la vida, así que la respuesta también es la misma que siempre escuchan ellos. “Me gustaría sentar la cabeza, pero todo lo que hago va en el sentido opuesto. A ellos también les digo que tengo ganas de estar tranquilo, pero luego mis acciones hablan de otra cosa”. Dicho lo cual, todo apunta a que aún queda mucho recorrido por hacer para poder tachar de la lista lo de alcanzar el paraíso. ¿Verdad, Mikel?

“Al paraíso no llegas nunca, simplemente haces breves visitas. Lo interesante es ser consciente en el momento de que estás haciendo una de esas visitas. Muchas veces nos cuesta darnos cuenta de que estamos bien, que levantarte en paz, tener un día tranquilo y estar rodeado de amigos y familia es más que suficiente. No hay que pedirle mucho más a la vida”.

Tras una fructífera etapa de doce años al frente de Izal, que se cerró por todo lo alto con dos sold out consecutivos en todo un WiZink Center, se hizo el silencio. Hasta hace unos días, que veía la luz el primer disco en solitario de su vocalista y principal compositor. “He estado durante dos años en una zona apartada de Valencia, cerca de la playa, porque estaba pasando por un momento personal duro y necesitaba cambiar de aires. Quería estar lejos de la ciudad y del ruido. Y, poco después de llegar, empecé a componer de manera compulsiva, quería sacar todo eso que tenía dentro”.

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