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Días de amor y lujo al calor del hotel boutique con más encanto del Cantábrico asturiano
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NOS VAMOS EL DOMINGO

Días de amor y lujo al calor del hotel boutique con más encanto del Cantábrico asturiano

El Principado atrae y mucho. He aquí el alojamiento perfecto desde el que conquistar la encantadora localidad marinera de San Esteban, enclavada en el estuario del río Nalón, y su privilegiado entorno. Bienvenidos al Gran Hotel Brillante

Foto: Habitación del Gran Hotel Brillante con vistas a la desembocadura en la que el río Nalón se hace Cantábrico. (Cortesía)
Habitación del Gran Hotel Brillante con vistas a la desembocadura en la que el río Nalón se hace Cantábrico. (Cortesía)

A tan solo 50 kilómetros de Oviedo, capital del principado, y a 10 del aeropuerto de Asturias, localizamos el Gran Hotel Brillante, un alojamiento encantador enclavado en el muy idílico destino de San Esteban, de aires decimonónicos, desde el que conquistar la costa y los verdes valles del occidente astur.

Atraídos por la luz y la calma que transmite el paisaje, en el Gran Hotel Brillante recalaron ilustres personajes como, entre otros, el poeta modernista y premio Nobel Rubén Darío o el pintor Joaquín Sorolla, que se enfurruñaba especialmente cuando los días de verano amanecían nublados o lluviosos. Asturias, ya se sabe, no es verde por casualidad.

placeholder Playas de Xan-Xún y Las Llanas, dos joyas besando el Cantábrico en el municipio de Muros del Nalón, en el que se enclava San Esteban de Pravia. (Cortesía)
Playas de Xan-Xún y Las Llanas, dos joyas besando el Cantábrico en el municipio de Muros del Nalón, en el que se enclava San Esteban de Pravia. (Cortesía)

Un hotel desde 1905

En 1905 se inauguraba la Pensión Brillante para albergar al incipiente turismo que acudía a la zona, subyugado por la belleza del paisaje: suaves colinas verdes, bañadas por el tramo final del río Nalón que acude al encuentro con el bravío mar Cantábrico.

placeholder Grúa de San Esteban desde el Gran Hotel Brillante. (Cortesía)
Grúa de San Esteban desde el Gran Hotel Brillante. (Cortesía)

En sus años de esplendor se alojaron y reunieron poetas, pintores e intelectuales. No es difícil imaginarse las tertulias que se desarrollaban en el elegante salón de atmósfera modernista con sus columnas de hierro y magnífica barra de mármol negro y blanco, coronado por elegantes molduras.

placeholder Gran Hotel Brillante. (Cortesía)
Gran Hotel Brillante. (Cortesía)

San Esteban era por aquella época uno de los primeros puertos carboneros de España y mantuvo su importancia hasta los años 60, en los que se inició una decadencia inexorable del negocio —incapaz de competir con otras grandes ciudades— y de la localidad.

placeholder Gran Hotel Brillante. (Cortesía)
Gran Hotel Brillante. (Cortesía)

El edificio que albergaba la Pensión Brillante también sucumbió a la crisis hasta que Fernando Artime, enamorado de la zona, compró este y otros dos más anejos y decidió emprender un exhaustivo y minucioso proceso de rehabilitación.

placeholder Entrada del Gran Hotel Brillante. (Cortesía)
Entrada del Gran Hotel Brillante. (Cortesía)

De esta ambiciosa reforma surge con renovadas fuerzas en 2021 el Gran Hotel Boutique Brillante. El excelente trabajo desarrollado consigue como resultado final un hotel elegante, moderno, coqueto, con unas impagables vistas al waterfront del puerto y sus grúas restauradas —maravillosa la vista nocturna desde la habitación con las grúas iluminadas reflejándose en el agua—.

placeholder Fernando Artime, orgulloso artífice del renacimiento del Gran Hotel Brillante. (Cortesía)
Fernando Artime, orgulloso artífice del renacimiento del Gran Hotel Brillante. (Cortesía)

El hotel posee una delicada y estudiada iluminación, tanto exterior como interior, que hace que nuestras miradas se fijen en él nada más llegar a la localidad.

placeholder Gran Hotel Brillante, una joya en el Cantábrico. (Cortesía)
Gran Hotel Brillante, una joya en el Cantábrico. (Cortesía)

Primer día: la bienvenida

Román, gerente del establecimiento, ha sido nuestro primer contacto con este alojamiento de hermosas galerías grises y balcones de hierro forjado, en los que la luz entra a raudales en los días soleados —cada vez más frecuentes en Asturias—.

placeholder Gran Hotel Brillante. (Cortesía)
Gran Hotel Brillante. (Cortesía)

Inmediatamente, nos llama la atención el trato cercano y exquisito, el savoir faire de Román, que ama su trabajo y transmite auténtica hospitalidad al viajero que se dispone a tomar posesión de sus dominios por unos días.

placeholder Gran Hotel Brillante. (Cortesía)
Gran Hotel Brillante. (Cortesía)

Captó nuestra atención la elegancia que transmite la decoración del lobby donde se halla la recepción. Desde los suelos en mármol blanco y negro a modo de damero hasta los arreglos florales con ramas de magnolios, continuando con las hortensias secas —tan norteñas ellas— colgadas de las escaleras o las modernas lámparas de diseño.

placeholder Gran Hotel Brillante. (Cortesía)
Gran Hotel Brillante. (Cortesía)

Despachado con agilidad el trámite del check-in, Román nos informó de la celebración, ese mismo fin de semana, del XV Concurso de Pinchos del Bajo Nalón. El año pasado el hotel obtuvo el primer premio y este se presentan con su 'Sonatina de sabores'.

placeholder Gran Hotel Brillante. (Cortesía)
Gran Hotel Brillante. (Cortesía)

Llave en mano, atravesamos el hall y en un modernísimo ascensor nos plantamos en el segundo piso. Nos llamó poderosamente la atención la cuidada iluminación tanto del pasillo como de la habitación.

La habitación pintada en blanco roto, con sus elegantes molduras y su galería, los minimalistas interruptores, la amplia y comodísima cama, su fina lingerie de algodón egipcio —pocos hoteles en España cuidan este detalle—, el baño —con su elegante mueble con lavabo encastrado— y su balcón. Todos estos detalles consiguen crear una atmósfera especial donde se aúnan tradición y modernidad, calidad y elegancia.

placeholder Gran Hotel Brillante. (Cortesía)
Gran Hotel Brillante. (Cortesía)

Estamos ante un hotel de lujo sin estridencias, con el estilo que proporcionan los materiales nobles (maderas, mármoles), el espacio, el silencio, la luz y hasta el más mínimo de los detalles. Y a todo esto tenemos que añadir el trato exquisito del personal (Daniel, Nella, Román…), siempre regalando una sonrisa.

La tarde de nuestra llegada, tras relajarnos unos minutos, contemplando desde la cama el lento transcurrir del río, salimos a disfrutar de la deliciosa temperatura. Caminamos por lo que hoy en día es uno de los patrimonios industriales más interesantes y mejores conservados de España: el paseo del puerto con las antiguas grúas restauradas —auténticas joyas industriales construidas por firmas como Babcock & Wilcox—, tolvas y cargaderos; en nuestro deambular, dos importantes edificios nos observan: la Casa Altamira y la Casa de Juntas del Puerto.

placeholder Una de las preciosas grúas carboneras restauradas de San Esteban, en el municipio de Muros del Nalón, Asturias. (Cortesía)
Una de las preciosas grúas carboneras restauradas de San Esteban, en el municipio de Muros del Nalón, Asturias. (Cortesía)

Disfrutamos de unas vistas extraordinarias, tanto de la ría como de San Juan de la Arena, en su margen derecha. El paseo nos lleva hasta la cala de El Garruncho, donde comienza la Senda de los Miradores —tras subir de 420 escalones—, que continúa hasta la playa de Aguilar, con unas vistas increíbles sobre los acantilados y el Cantábrico.

placeholder Ría de San Esteban, encuentro de aguas dulces y saladas. (Cortesía)
Ría de San Esteban, encuentro de aguas dulces y saladas. (Cortesía)

Anocheciendo ya, nos sentamos en un banco orientado al norte y nos dejamos adormecer por el vaivén de las olas y el sonido de los cantos rodados. Regresamos sintiendo una gran sensación de bienestar —los famosos iones negativos presentes en la brisa del mar— contemplando el estuario donde las aguas dulces del Nalón se encuentran con las salobres del Cantábrico.

placeholder San Esteban y la desembocadura del Nalón. (Cortesía)
San Esteban y la desembocadura del Nalón. (Cortesía)

Y, aprovechando el concurso de pinchos, reponemos fuerzas en La Tasca Marinera y, cómo no, probamos la 'Sonatina de sabores' que representa a nuestro hotel favorito a este lado del Cantábrico. ¿Veredicto? Sencillamente: es-pec-ta-cu-lar.

Segundo día: explorar los alrededores

Tras desayunar al sol en la terraza, visitamos Cudillero y ascendemos al mirador de La Garita, desde donde contemplamos la esencia del alma pixueta (oriundos de esta parroquia).

La siguiente parada en nuestro deambular fue Muros de Nalón, donde los sábados se celebra el mercado y se puede disfrutar del más auténtico ambiente local. Alrededor de la plaza del Marqués de Muros podrás tomar unos estupendos pinchos en Phelotas o La Casona, entre otros templos del buen 'picar'.

placeholder Cudillero, visita cercana y obligada. (Cortesía)
Cudillero, visita cercana y obligada. (Cortesía)

Tras reponer fuerzas, recalamos en Pravia, villa y corte de la monarquía asturiana en el siglo VIII, durante el reinado de Silo y Adosinda. Testigo de esta época es la iglesia prerrománica de Santianes.

Decidimos volver por una sinuosa carretera y subir al Mirador de Monteagudo —el tramo final se sube a pie a través de un camino entre pinos—, que ofrece una vista privilegiada de la desembocadura del Nalón, toda una explosión de verdes versus puro azul cantábrico.

placeholder Excursiones mágicas en torno al Gran Hotel Brillante. (Cortesía)
Excursiones mágicas en torno al Gran Hotel Brillante. (Cortesía)

Siguiendo la carretera nos espera una fascinante ruta por Somao, donde las quintas indianas alternan con hórreos y paneras en un asombroso equilibrio que transmite belleza y sosiego.

placeholder Muros del Nalón, tierra de casonas. (Cortesía)
Muros del Nalón, tierra de casonas. (Cortesía)

Tercer día: la despedida

El momento de cerrar la puerta de la habitación ha sido el más duro de esta inolvidable escapada, pero ya sabemos a dónde regresar para buscar la tranquilidad y el trato excelente del mejor personal.

placeholder Gran Hotel Brillante. (Cortesía)
Gran Hotel Brillante. (Cortesía)

A fin de cuentas, son las personas que trabajan en el hotel las que le dan vida y hacen que quieras volver, más tarde o más temprano.

placeholder Gran Hotel Brillante. (Cortesía)
Gran Hotel Brillante. (Cortesía)

Asturias, Muros, San Esteban, Brillante… ¡Volveremos!

A tan solo 50 kilómetros de Oviedo, capital del principado, y a 10 del aeropuerto de Asturias, localizamos el Gran Hotel Brillante, un alojamiento encantador enclavado en el muy idílico destino de San Esteban, de aires decimonónicos, desde el que conquistar la costa y los verdes valles del occidente astur.

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